28 de noviembre de 2014
Instituto Gestar

Demografía en la Argentina. Perspectivas

Resulta interesante realizar, sobre la base de los datos obtenidos mediante los distintos censos e información brindada por el Indec, un análisis y proyección de la población.

 

por Fernando Righini*

Integrante del Área de Formación Política de Gestar

 

Crecimiento de los aglomerados urbanos

De los datos que se poseen podemos señalar algunas cuestiones relevantes. Por ejemplo: hay una concentración de la población en los grandes centros urbanos. De las grandes ciudades y periferias, solo Mar del Plata disminuyó su población entre 2001 y 2010. En otros municipios como Mendoza en este período llegó a aumentar un 27,9%. Solo el Gran Buenos Aires cobijó a 2,1 millones más de personas.

Este fenómeno encuentra sus causas en gran medida en los procesos económicos vividos en los últimos años. Las urbes comenzaron a brindar más ofertas, no solo laborales sino también educativas, a una población que encontraba en las comunidades agrícolas una menor expectativa en su desarrollo económico.

Pero esta oferta o perspectiva de desarrollo se dio en centros urbanos de todas las provincias y no exclusivamente, como había sucedido antes, en el Gran Buenos Aires, Córdoba y Rosario. La instalación de parques industriales en numerosas ciudades y pueblos da fe de ello.

La creciente tendencia a la urbanización es un fenómeno a nivel mundial que se viene gestando con fuerza desde la década del 60 como resultado de la natalidad en áreas urbanas y del movimiento continuo de los habitantes que abandonan su ambiente rural. En 1960, Nueva York y Tokio eran las únicas ciudades con más de 10 millones de habitantes. En 1999, ya había diecisiete ciudades en todo el mundo con más de 10 millones de habitantes y trece de ellas estaban en las regiones menos desarrolladas.

Esta tendencia puede verse con precisión cuando analizamos los datos poblacionales de los principales centros urbanos de la Argentina. Por ejemplo, el Gran Buenos Aires tuvo un crecimiento del orden del 11,7% entre 2001 y 2010 (1004,1% en la Capital Federal y un 14,2% en el conjunto de partidos que componen el conurbano bonaerense). Esta magnitud representa en 2010 el 34,9% del total de la población argentina.

Vale resaltar que el Gran Buenos Aires es diez veces más grande en tamaño que el segundo aglomerado que lo sigue, el Gran Córdoba.

En total, solo siete aglomerados urbanos del país superan los 500.000 habitantes. En tanto, si comparamos la evolución de los otros siete principales aglomerados urbanos del país, podemos ver que hubo un crecimiento promedio del 52% entre los censos de 1980 y 2010, mientras que el aumento entre 2001 y 2010 fue del 10%.

Los conjuntos poblacionales que más evolucionaron en su población fueron el Gran Mendoza, que aumentó un 60% su población en los últimos treinta años, y el aglomerado de distritos que componen Salta y alrededores que duplicaron su población entre 1980 y 2010.

En contraposición a ello hay una realidad rural mucho más dispersa que necesita, por un lado, menos pobladores o residentes en los campos debido a los avances de la tecnología que han simplificado y reducido la exigencia de mano de obra, pero, por otra, las áreas rurales cuentan con infraestructura y servicios que antes eran exclusivos de las ciudades.

Natalidad y proyecciones de vida

Hay una tendencia a la disminución en el número de hijos ya que la tasa de fecundidad ha ido descendiendo censo tras censo y hoy se ubica cerca de dos hijos por mujer cuando en 1947 ascendía a los tres hijos.

Actualmente se concentra el proceso de consolidación de un sistema familiar nuclear, en contraposición a lo que ocurría con las familias de nuestros abuelos y bisabuelos en las cuales primaba un sistema de familia extendida que incluía a muchos hijos y familiares directos (100como tíos y primos) viviendo en el mismo hogar.

Básicamente, en la familia nuclear el grupo está formado por una pareja y sus hijos, o bien por un adulto y su descendencia. Si los hijos forman parte de otro núcleo (100si se casan o tienen hijos) dejarían de formar parte del núcleo inicial, con independencia de que convivan o no.

Además, la expectativa de vida, que al igual que en el resto del mundo se ha ido prolongando, es de 77,41 años, comparable a la de otros países de la región como Uruguay (10076,81), Paraguay (10076,80) o Chile (10078,44).

Vale subrayar que pese a estancarse la población, en 2012 hubo una tasa bruta de natalidad del 17,9‰ y a su vez la tasa bruta de mortalidad fue del 7,7‰ con lo cual hubo un crecimiento natural del 10,2‰.

No obstante, de mantenerse estos valores en natalidad se podría consolidar una tendencia en la cual las parejas tienen menos hijos y a la vez hay una esperanza de vida mayor, lo que haría suponer para los años venideros una población más avejentada y con menos niños.

Algunas proyecciones de organismos internacionales estiman que para finales de 2030 la tasa de crecimiento poblacional para el grupo de entre 15 y 64 años se volverá negativa, lo cual, de no revertirse esta tendencia, exigirá un fuerte replanteo no solo del sistema previsional sino también de la totalidad del sistema de producción.

Migración interna y emigración

La Argentina es un país receptor que ha cambiado con el paso de los años su perfil migratorio. La baja densidad poblacional en la época de la colonia y luego de la independencia alentó la inmigración incluso plasmándola en la Constitución.

De los grupos de italianos, españoles, polacos y alemanes, por solo mencionar a los mayoritarios, se pasó a recibir a migrantes provenientes de países limítrofes como chilenos, bolivianos, paraguayos o del resto de América, principalmente de Perú y Colombia.

El nuevo migrante se encuentra en edades activas mientras los europeos muestran un envejecimiento, y si comparamos censo tras censo estos van descendiendo considerablemente. Los nacidos en España, por ejemplo, pasaron de ser 244.000 en 1991 a apenas 9.500 en 2010.

Se considera que en 2010 habían emigrado 971.698 argentinos, principalmente a España y a Estados Unidos, mientras que la población nacida en el exterior que reside en la Argentina asciende a 1.805.957 personas según el censo del mismo año, con lo cual es casi el doble la población que decide venir a vivir a la Argentina frente a la que decide emigrar.

La radicación de extranjeros en la Argentina es constante gracias a una política migratoria abierta, sin los signos represivos aplicados en otros países que tienen una política de “puertas cerradas”. A esto se suma un sistema migratorio simple ya que a las personas que deciden radicarse en el país se les otorga primeramente un documento provisorio a modo de identificación y a los tres años de tramitar el Documento Nacional de Identidad de Extranjero se obtiene la residencia permanente.

El actual paradigma pretende igualar los derechos de los migrantes sin importar su procedencia, fomentando la inclusión y respetando los derechos y garantías de las personas.

Implementación del Programa Patria Grande

Este programa, que responde a los objetivos de la ley 25.871, consiste en la regularización de inmigrantes que poseían carencias en su documentación y fue lanzado por el entonces presidente Néstor Kirchner, entrando en vigencia a principios de 2006.

Está destinado a los ciudadanos nativos de países miembros del Mercosur y de los estados asociados, lo cual incluye a Bolivia, Brasil, Colombia, Chile, Ecuador, Paraguay, Perú, Uruguay y Venezuela.

Consideraciones finales

En los últimos años también existieron varias herramientas legales que facilitaron las tareas relacionadas con la inserción del migrante en nuestra sociedad, como la Ley de Migraciones 25.871 y su correspondiente decreto de reglamentación 616/2010.

Esta ley y su reglamentación consolidaron el perfil receptor de nuestro país y la voluntad política de acoger al migrante en pos de una sociedad más justa e integrada.

La norma establece que el Estado deberá garantizar ciertos derechos del migrante como el trato igualitario y el acceso a servicios públicos o a la salud y la educación.

Con esto se deja de lado un marco legal que provenía de la época del proceso y que era sumamente negativo y restrictivo para aquellos que pretendían radicarse en nuestro suelo.

 

*Licenciado en Ciencia Política y magíster en Administración Pública.

 

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