23 de agosto de 2017
Instituto Gestar

¿Por qué soy peronista? Tercera Parte

 

Por esto somos peronistas. Fragmento de Sinfonía del sentimiento de Leonardo Favio.

 

Testimonio de Carlos “Pancho” Gaitán

Carlos “Pancho” Gaitán nació en Córdoba en 1935. Estudió y trabajó en las Industrias Aeronáuticas y Mecánicas del Estado (100IAME). Comenzó su militancia en la Resistencia Peronista en 1955. Fue preso CONINTES. Se incorporó al Movimiento Sindical en el Sindicato Argentino de Obreros Navales (100SAON). Fue miembro de la conducción del Movimiento Revolucionario Peronista (100MRP) y participó en la Confederación General del Trabajo de los Argentinos (100CGT-A). Miembro del Comité Central Confederal de la CGT, en representación del SAON. Estuvo exiliado en Ecuador y fue rector del Instituto Andino de Estudios Sociales, institución de la Central latinoamericana de Trabajadores (100CLAT).

Fue vicepresidente de la Federación Mundial de Trabajadores de la Industria. Como miembro del Consejo Metropolitano del  Partido Justicialista entre los años 1985-1989 y 1995-1997, fue el primer Secretario de Derechos Humanos del PJ y como tal, miembro de Asamblea Permanente de los Derechos Humanos (100APDH).  

Además es autor de diversos trabajos sobre integración latinoamericana y el mundo del trabajo.

 

Entrevista a Carlos “Pancho” Gaitán donde cuenta cómo era el peronismo que él vivió. Un testimonio imperdible por su valor histórico.

 

En mi casa funcionaba un Fortín Laborista, el antecedente inmediato de lo que luego serían las unidades básicas. Yo provengo de un hogar de trabajadores peronistas.

En el 55 era un joven peronista de veinte años que trabajaba en el Instituto Agrotécnico y Mecánico del Estado, que fue uno de los epicentros del golpe, más precisamente nuestros vecinos colindantes, que eran los de la Escuela de Aviación. A los dieciocho años me había afiliado al peronismo y también a ATE. Participaba en discusiones en la fábrica pero no tenía una militancia muy activa. Recuerdo cómo me impactaron los primeros atentados que se hicieron en contra del peronismo, con aquellas bombas que pusieron en las estaciones de subte los comandos civiles -la estación de la línea D, Roque Carranza, lleva su nombre y él fue uno de los que participó en el atentado-. Después de junio del 55 yo no creía que iba a ser derrocado Perón; en la fábrica, otros compañeros sí lo creían posible. Uno de mis argumentos era que a Perón no le iba a pasar los mismo que a Yrigoyen, quizá por mi ingenuidad o porque estaba desinformado.

Entre septiembre y octubre s se produjo en la fábrica la primera huelga con movilización y un enfrentamiento verbal con los militares. Se hizo una gran asamblea, los militares nos rodearon con soldados armados y descubrimos que estaban con nosotros. “Si nos ordenan disparar les entregamos las armas a ustedes”, nos decían los soldados. Se vieron obligados a mover las fuerzas del Colegio de Suboficiales de Aeronáutica, nos tiraron una ráfaga que nos dividió la columna. El peronismo en Córdoba acompañaba en masa, aunque no todo el mundo militara.

En el 56 hice la colimba. A mí me tocó Ejército en Córdoba y me pasó algo simpático. En la primera clase teórica, el instructor militar dice que ese día iba a hablar de la lealtad, que era una palabra que había usado el “tirano” hasta hacía poco. El tipo se mandó un discurso bien gorila. Al final preguntó: “¿Qué opinan? ¿Piensan que yo hago política”? Yo le dije: “Usted hace política, mi teniente primero, no a favor de ningún partido, sino en contra de la opinión de la mayoría del pueblo argentino”. Los que estaban medio dormidos, se despertaron. Yo ya era un militante, le hablé de la justicia social, de los derechos de los trabajadores, de las cuarenta mil obras…

Cuando salí los soldados me abrazaban. Un suboficial me llamó y me preguntó: “¿Qué le pasó con su superior?”. Mientras le estaba contando me pegó un grito… ¡yo no entendía nada! El asunto era que pasaba por ahí un sobrino de Lonardi. Cuando se alejó, el suboficial me dijo: “Dentro de poco a estos hijos de puta les va a resultar chico este campo para salir corriendo”. Ya estaban conspirando. No me sumariaron pero me mandaron a Uspallata, que era un regimiento castigo. Ahí viví el 9 de junio.

“La Resistencia. El peronismo que yo he vivido”, por Carlos “Pancho” Gaitán.

Este libro recorre capítulos de la historia peronista que son desconocidos por muchos argentinos y resume la lucha de aquellos militantes que dieron todo por la causa justicialista. Se trata de una crónica de vida que relata la experiencia de Gaitán en la lucha por la liberación del pueblo oprimido, abrazada sin dobleces desde y para el peronismo. Esta obra sirve para mantener viva la memoria y también para inspirar a los jóvenes al alimentar el imaginario de las nuevas generaciones sobre la persistencia de una línea histórica nacional y popular”.

Nos muestra en su total magnitud la etapa histórica conocida como la “Resistencia Peronista. Hoy, más que nunca, el joven que se inicia en la militancia política o el que se interesa por las luchas populares y asume un compromiso con su pueblo, el que está convencido de que hay un futuro mejor y que se debe luchar para lograrlo, entenderá cabalmente aquella frase que dice: “La única lucha que se pierde es la que no se da”.

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