El Nobel de Economía Paul Krugman publicó recientemente un análisis sobre el empleo en Estados Unidos donde pone en duda la noción universalmente aceptada de que la educación es la clave del éxito económico. Luego de catalogar de equívoca la idea de que la tecnología moderna sólo elimina trabajos no calificados, Krugman afirma que el mercado laboral estadounidense se ha visto caracterizado por un “ahuecamiento”, donde los puestos bien pagados y los de bajo salario han crecido rápidamente, pero los intermedios, los que apuntalan la clase media, se han quedado atrás.
En un mundo globalizado y competitivo como el nuestro, la creencia de que los trabajadores manufactureros son los únicos afectados por la competencia del exterior ha sido superada por la combinación de computadoras y telecomunicaciones, que han posibilitado la oferta de muchos servicios a larga distancia. De hecho, Krugman cita investigaciones de Alan Blinder y Alan Krueger que sugieren que los empleos bien remunerados ejecutados por trabajadores educados son más fáciles de contratar en el exterior que los puestos de bajos salarios y poco calificados.
Ahora bien, lo más interesante de todo este argumento es que Krugman concluye categóricamente afirmando que “si queremos una sociedad de prosperidad ampliamente compartida … necesitamos restaurar el poder negociador que el trabajo ha perdido en los últimos 30 años, para que los trabajadores (100…) tengan poder para negociar buenos salarios”.
Entonces, en pocas palabras Krugman reivindica claramente el papel del sindicalismo y la participación del Estado en la generación de empleo, salarios dignos y protección social. Dada la preminencia de este lineamiento en el modelo económico implementado por Nestor y Cristina, pareciera que el galardonado premio Nobel recomienda al mundo lo que la Argentina ha venido haciendo desde 2003.
Como prueba de ello, el Ministerio de Trabajo, Empleo y Seguridad Social elaboró recientemente una excelente línea temporal de la organización obrera en la Argentina en el marco del Bicentenario, donde se da cuenta de los enormes avances en materia de defensa del empleo y poder adquisitivo de los trabajadores, además del considerable atención del gobierno nacional orientado a la familia, especialmente los niños, desde el año 2003 a la fecha.
Por ejemplo, entre 2003 y 2010 se homologaron más de 7,100 convenios y acuerdos colectivos de trabajo, produciéndose uno de los periodos más extensos y continuos de negociación colectiva, en un contexto donde la tasa de empleo no registrado cayó de 49.7% en 2003 a 33.6% al cuarto trimestre de 2010.
Asimismo, se sancionó la Ley de Reordenamiento Laboral y la Ley de Prohibición de Trabajo Infantil y Protección del Trabajo Adolescente, entre otras. Además, bajo el gobierno de la Presidenta Cristina Fernández la cobertura social a mayores de 65 alcanzó el 98% y la de los niños y jóvenes pasó de 32% en 2003 a 75% actual con la Asignación Universal por Hijo.
Ya en su famoso discurso del 17 de octubre de 1945, Perón dijo: “Y recuerden trabajadores, únanse y sean más hermanos que nunca. Sobre la hermandad de los que trabajan ha de levantarse nuestra hermosa Patria”. Pero lo que el General nunca se imaginó es que seis décadas más tarde en Estados Unidos se promueva que ese país se suba al mismo tren.
Roberto Arias
Economista
Gestar
Twitter: @RobertoJArias