Las palabras de Cristina se sustentan en nuestra historia, en los acontecimientos apremiantes que debió sufrir la Argentina luego de cumplir a rajatabla con las recetas de los principales centros de poder. Además, las expresiones de la mandataria fueron coherentes con las políticas llevadas a cabo desde el año 2003 y también con otras experiencias latinoamericanas.
Recientemente se dieron a conocer supuestos cables diplomáticos norteamericanos (100desde Wikileaks), donde se afirma que “evaluaron echar a la Argentina del G-20” tras la cumbre de Washington del año 2008. Que tal “evaluación” nació como producto del enfado de las potencias por la posición crítica de la Presidenta contra los organismos financieros internacionales, su tardanza para presentarse en la foto oficial y por el tiempo de su exposición en el encuentro.
Es interesante observar que estos tres aspectos se presentaron en los medios de la manera menos indulgente –para utilizar un adjetivo suave– para con el gobierno nacional, denotando una elección maliciosa sobre la forma de comunicar la información, a la que estamos acostumbrados.
La posición Argentina fue comprometida, crítica, renovadora y protagonista, pero se la tildó de “confrontacionista” y hasta “mafiosa”, tanto por determinados embajadores de las principales potencias y como por sus voceros locales, los medios de comunicación hegemónicos.
¿Acaso no representa una actitud comprometida y renovadora la de atacar en la cumbre –en el lugar y el momento adecuado de hacer estos reclamos- las principales causas de las crisis, tanto las de ayer en la Argentina como las del presente en los países centrales? ¿Qué mejor remedio para salir de la crisis que tomar en consideración las experiencias exitosas de recomposición? La Argentina puede hablar de ello con autoridad suficiente.
Como bien dijo el General Perón en 1967: “Ha pasado el tiempo, y en casi todos los países adheridos al famoso Fondo Monetario Internacional se sufren las consecuencias y se comienzan a escuchar las lamentaciones. Este fondo, creado según decían para estabilizar y consolidar las monedas del ‘Mundo Libre’, no ha hecho sino envilecerlas en la mayor medida”.
Roberto Arias
Economista
GESTAR
Twitter: @RobertoJArias