11 de agosto de 2011
Instituto Gestar

Valores que No Cotizan en Bolsa

De Narváez propuso, por ejemplo, volver a un régimen jubilatorio de capitalización individual (100estatal). Si miramos los valores por detrás de esta propuesta, lo que está en juego es que va a primar, si es la solidaridad o el individualismo. Porque el sistema de jubilación estatal que tiene hoy Argentina, luego de eliminadas las AFJP, es un sistema basado en la solidaridad.

La campaña publicitaria de Cristina Fernández de Kirchner mostró claramente la esencia de este proyecto: la solidaridad, la igualdad, la inclusión social, la dignidad, la familia, el amor. Acudiendo a estos valores como guía de acción es además como se ha ganado la simpatía popular. Porque son los valores del pueblo.

Del otro lado, diversas campañas nos querían mostrar que somos individualistas, que no ayudamos, que no acudimos ante el pedido de auxilio de un par nuestro. Será que miran mucho algunos programas televisivos que muestran durante horas a pibes del conurbano que se pelean, que están alcoholizados, que se drogan, que roban. Esas imágenes no son inventadas, son realidades. Pero es tan tendencioso y parcial en extremo lo que se muestra que algunos políticos de la oposición (100dueños del mismo canal que muestra este tipo de imágenes) se terminan creyendo su propia mentira.

El conurbano está lleno de pibes que trabajan, que estudian, que crecen en familia, que se sacrifican por sus queridos, que ponen el hombro todos los días para progresar, que disfrutan la vida. A la mayoría del pueblo nadie le robó la posibilidad de ser buenas personas. Siempre lo fueron, y lo siguen siendo. Pasamos momentos duros. Después de años de políticas neoliberales que apelaban al individualismo, a la “iniciativa privada”, al “achicar el Estado es agrandar la Nación”, la sociedad sufrió en su entramado social. Años de fragmentación en el mercado de trabajo, de aumento en la pobreza y en la desigualdad agudizaron la pérdida de cohesión social. Además, algunos elementos de la política una vez recuperada la democracia fueron nefastos: el “felices pascuas” del año 1987, las leyes de obediencia debida y punto final, los indultos. Esto llevó a que claramente en el peor momento de la crisis, en 2001 y 2002, nos mirábamos con desconfianza.

Pero hoy, luego de ocho años de un proyecto que renovó la capacidad de la política para resolver problemas, que puso los principios como guía rectora de la acción de la primer magistratura (100“No dejaré los principios en la puerta de la Casa Rosada”, dijo Néstor el día que asumió), que recuperó valores olvidados y los comenzó a poner en el primer plano, como la solidaridad, la igualdad, la justicia, la dignidad de nuestros abuelos, el trabajo, afortunadamente el clima social es distinto.

La mejora sostenida en los indicadores sociales y, especialmente, la caída en la desigualdad económica en forma ininterrumpida desde el año 2003 en adelante, así como algunas conquistas, como la Ley de Matrimonio Igualitario, nos colocaron nuevamente como un país de avanzada a nivel mundial en el reconocimiento de derechos, en la lucha contra todo tipo de discriminación. Estas medidas nos colocaron también como un país de avanzada en la región en términos de igualdad económica: Argentina es hoy, nuevamente, el país de América Latina con mejor distribución del ingreso (100junto con Uruguay).

Hoy en Chile cientos de miles de estudiantes, los docentes, los padres, toda la sociedad pide un sistema de educación pública gratuita. Nosotros tenemos uno, que fue muy castigado, pero que a partir del año 2003 comenzó a reconstruirse, y del cual estamos orgullosos.

Hoy podemos estar orgullosos del país que tenemos, como siempre estuvimos orgullosos de las familias que tenemos, de nuestras comunidades, de nuestro terruño. La política no puede robarles a las personas la capacidad de ser buenas personas, si les puede robar, y lo hizo, la capacidad de creer en un futuro mejor para sus hijos. Por suerte hoy la gran mayoría del pueblo volvió a creer, y este es el poderoso combustible de un proceso de transformación que continuará sin pausa hasta el 2015.

Podemos estar seguros. La construcción de este nuevo país tiene bases muy firmes: son los valores arraigados en el pueblo Argentino. Aquellos valores que muchos de la oposición reniegan, en la ceguera de desconocer que no estamos en el año 2002, donde nos dejó el neoliberalismo conducido por la UCR. Estamos en el 2011 y tenemos una Gran Argentina.

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