En ese sentido, los medios locales han atacado últimamente a la Argentina por su esquema comercial, pero la realidad es que el gobierno nacional no hace más que actuar correspondientemente con una tendencia mundial que desde la crisis financiera de 2008 ha apuntalado planes industriales nacionales orientados a cambiar estructuralmente el patrón de producción, tal como lo identifica la Dirección General Comercial de la Comisión Europea en su Octavo Informe de Medidas Comerciales Potencialmente Restrictivas y en su Informe de Barreras al Comercio y a la Inversión 2012.
De acuerdo con estos estudios, de una forma u otra todos los países del mundo aplican aranceles y medidas no arancelarias para proteger y desarrollar sus industrias nacionales y sectores clave. Así, pese a que desde principios de la crisis los países del G20 prometieron no recurrir a restricciones comerciales y rectificar cualquiera que se hubiera aplicado, de enero de 2008 a septiembre de 2010 se lanzaron en todo el mundo 333 directivas proteccionistas y hasta el último trimestre del año pasado seguía habiendo 424 medidas potencialmente proteccionistas.
El ritmo de introducción de nuevas medidas no ha desacelerado, y Argentina no es la excepción, habiendo aplicado casi 25 % del total en el periodo de estudio. Sacada de contexto, esta información pareciera dar fuerza a los argumentos de que el país va contracorriente y profundiza su aislamiento internacional. Sin embargo, las conclusiones de la Unión Europea son otras. La Argentina no está sola, por el contrario, la norma actual de industrialización parece ser una mezcla de medidas basadas en políticas de sustitución de importaciones vía requisitos de contenido local, transferencia tecnológica obligatoria y apoyo financiero a sectores específicos.
Veamos algunos ejemplos. De acuerdo con la Dirección General, en la búsqueda de mayor protección para su mercado, con su “Plano Brasil Maior”, Brasil incrementó 30% el Impuesto a Productos Industriales para ciertos autos con menos de 65% de contenido local; aplicó un nuevo impuesto a las exportaciones de mineral de hierro y obligó a las compañías a invertir al menos 0,5% de sus ventas brutas en Investigación & Desarrollo en el país. Además, aplicó la ley “Compre Brasileño”, que fija un margen de 25 % de preferencia para proveedores nacionales en los contratos gubernamentales, y reforzó los procedimientos para importar ropa y textiles, vía mayor control aduanero.
China adoptó un Mecanismo de Revisión de Seguridad Nacional que permite el veto de fusiones y adquisiciones de inversionistas extranjeros. Con su política de “innovación indígena”, provee acceso a contratos públicos únicamente a productos innovadores cuya propiedad intelectual sea de origen chino. Además, impuso barreras en la estandarización y regulación técnica del sector de seguridad de tecnología de la información y comunicaciones y redujo 30% la cuota de exportación de tierras raras.
India recrudeció los requisitos para los permisos de importación de equipos de telecomunicaciones: citando preocupaciones de seguridad, los proveedores externos debían transferir su tecnología en los primeros tres años de contrato y reemplazar a sus ingenieros con nacionales indios en dos años.
Con su “iniciativa de localización”, Rusia condicionó la inversión externa en el sector automotriz a contenido local y requisitos de transferencia tecnológica y, con la Ley de Sectores Estratégicos, sigue aplicando una amplia definición de sector de importancia a la seguridad nacional.
Indonesia también recurrió a revisar los aranceles de importación en un número amplio de sectores y productos (100farmacéutico, alimentos agrícolas y productos industriales), mientras que Vietnam introdujo un decreto que exige que las compañías transnacionales ofrezcan un contrato de aprendizaje a un empleado vietnamita como condición para obtener la extensión del permiso laboral de un empleado extranjero, a la vez que Sudáfrica está considerando forzar a los proveedores extranjeros con contratos gubernamentales a invertir en la economía local y Corea del Sur apunta al desarrollo de las industrias farmacéutica, acerera, marina y naval.
El propio Estados Unidos no se queda atrás con la ley “100 % scanning”, que determina que cada contenedor debe ser escaneado en su puerto para verificar material peligroso, obstaculizando aún más la entrada de las importaciones a su territorio. Además, en septiembre de 2011 el presidente Barack Obama propuso la así llamada “Ley de Empleos Estadounidenses”, que lanzaría un programa de gasto público en infraestructura, sujeto a requisitos de “Buy American”.
En definitiva, ha quedado demostrado que los países que han decidido aplicar medidas proteccionistas han logrado recuperarse sólidamente de la crisis, atestiguando al mismo tiempo altas tasas de crecimiento. En el caso de la Argentina, son pieza clave de un cambio de paradigma comercial impulsado por el gobierno nacional donde el mercado interno y la promoción de sectores clave son motores esenciales de crecimiento económico y creación de empleo. Como viene haciéndose costumbre desde hace algún tiempo, la Argentina ha dejado de seguir tendencias y más bien las marca.
Martín Raposo
@MartinRaposo