Alrededor del mediodía en cadena nacional, la presidenta Cristina Fernández de Kirchner difundió el proyecto de ley que entró hoy mismo al Congreso que busca la expropiar el 51% de las acciones de YPF.
El proyecto, que debería ser aprobado sin inconvenientes en la legislatura, no es una estatización, ya que la empresa seguirá siendo una Sociedad Anónima sólo que el principal accionista será el Estado.
Las acciones estatales de la empresa se repartirán entre el Estado nacional (100más de la mitad) y el resto entre las provincias de acuerdo a las reservas comprobadas. Este paquete accionario vota en conjunto lo que, descartando los tecnicismos financieros, le da el control de la empresa a la Nación pero las regalías se repartirán con las provincias.
En los 90s el neoliberalismo se encargó de destruir el sector productivo, de bastardear la política y de achicar el Estado llegando a renunciar al manejo de sectores estratégicos de la economía, entre ellos el de hidrocarburos, un caso casi único en el mundo.
Desde el 2003 se revierte el desmantelamiento del país, se está montando una economía de producción, se recupera la política de una manera que reconvoca a grandes cantidades de jóvenes y se construye un Estado que ya no es rehén de las corporaciones.
Hoy, se nos presenta un paso central, se recupera una empresa motor energético y tecnológico del país en otras épocas, la soberanía energética es condición indispensable para pensar una argentina con soberanía política e independencia económica.
Nos enfrentamos al desafío de llevarla delante de manera eficiente para sepultar definitivamente los fantasmas que nos crearon los publicistas de las privatizaciones.
Algo es seguro, conviene fijar cada detalle de este momento, porque con seguridad nuestros nietos preguntarán por él.
Federico Giordano
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