Mujeres que se reúnen con sus compañeras de trabajo, estudiantes, mujeres que se organizan con las vecinas del barrio; mujeres hetero, lesbianas, trans, travestis que se unen para ser vistas y escuchadas; mujeres que desde su lugar de militancia promueven actividades de concientización y reflexión y llaman a parar y a movilizarse en la misma fecha: el 8 de marzo, Día Internacional de la Mujer Trabajadora y segundo año consecutivo de Paro Internacional de Mujeres.
Unidas en el mismo grito colectivo, al unísono y en cada rincón de la tierra. Desde las plazas de los pueblos más alejados hasta las avenidas de las ciudades más grandes, desde las calles hasta las casas, “Nos paramos porque podemos y sabemos cómo hacerlo, paramos por nuestras vidas. ¡Todas libres, todas juntas!”, dice el lema de este año en el comunicado del 8M del colectivo Ni Una Menos.
En todo el mundo, el 8 de marzo es la fecha elegida para visibilizar un reclamo que trae años de historia, para salir a la calle, o para manifestarse desde el lugar que sea, para pararse frente a un sistema, un modo de concebir la vida, el trabajo, las relaciones interpersonales, en donde siempre -o casi siempre-, la mujer tiene un lugar diferente al del hombre. Un lugar que desde su enunciación y desde su concepción es violento. Un no-lugar. El lugar que le es funcional desde hace siglos al cada vez más cuestionado patriarcado y que se reproduce de diferentes maneras en las distintas esferas sociales y trae aparejadas, en la mayoría de los casos, consecuencias irremediables.
Las mujeres del mundo deciden en este día homenajear a las mujeres que, como el peor resultado en la cadena de violencias machistas, hoy ya no están. Las víctimas de femicidios y las desaparecidas. El comunicado manifiesta que solo en Argentina hay 3.228 niñas, adolescentes y mujeres adultas que están siendo buscadas, según los últimos datos oficiales. Si separamos esa cantidad por edades, el grupo con más desapariciones es el que está formado por chicas de entre 12 y 18 años.
La lucha feminista es, ante todo, una lucha de mujeres organizadas que tienen sororidad, que promueven y fomentan una relación de hermandad y solidaridad entre mujeres para crear redes de apoyo en el marco de un contexto generalizado y sistemático de violencias. Con esta mirada como base, las mujeres del mundo paran para hacer frente a la violencia machista en todas sus formas y para exigir el derecho a vivir libres de violencias en cualquier ámbito de sus vidas. “En Argentina hay una menos cada 30 horas y se han cuadruplicado los femicidios de pibas jóvenes entre 16 y 20 años, y triplicado los asesinatos de víctimas de entre 11 a 15”.
Las mujeres del mundo deciden parar en un verdadero acto de resistencia frente a un sistema laboral patriarcal que las excluye, las perjudica, las discrimina y que perpetúa constantemente la brecha existente entre hombres y mujeres. En Argentina, el 76% de los trabajos domésticos no remunerados son realizados por mujeres (100INDEC). Incluso las mujeres que trabajan full time le dedican más tiempo de su vida a estas actividades que los hombres que están desempleados. “Nos paramos para visibilizar esta doble jornada laboral que afecta más todavía a las mujeres más pobres. Paramos porque las travestis y trans no consiguen trabajos formales”.
Otra de las banderas de este 8M, que viene sonando fuerte en nuestro país -teniendo en cuenta que el Proyecto de Ley de Interrupción Voluntaria del Embarazo (100IVE) llegó el pasado 6 de marzo al Congreso con 71 firmas de diputados y diputadas de distintos bloques- es el reclamo por el cumplimiento de la Ley de Educación Sexual Integral y por el aborto legal, seguro y gratuito.
En nuestro país, las mujeres también paran porque las políticas de ajuste del gobierno de Mauricio Macri perjudican principalmente a las mujeres trabajadoras, a las desocupadas, a las jefas de hogar, a las que no tienen empleos formales. La feminización de la pobreza es ponerle nombre a una pobreza cada vez más estructural y con rostro de mujer.
Desde el Instituto Gestar apoyamos y reivindicamos la lucha feminista, la lucha de las mujeres, homenajeamos a las trabajadoras, a las militantes, a las activistas, a las mujeres que luchan día a día por un mundo con una plena equidad de derechos, a las mujeres de las que nadie habla, a las mujeres auténticas como diría Evita, aquellas “que vive(100n) en el pueblo y que va(100n) creando, todos los días, un poco de pueblo”.