9 de febrero de 2017
Instituto Gestar

Cambiemos y la inflación: cuando no cierran ni los números ni las palabras

A mediados de enero de 2016, el ex Ministro de Hacienda Alfonso Prat Gay presentó el “Programa Fiscal y Metas de Inflación 2016-2019”. Quejándose (100como siempre) de lo heredado en materia macroeconómica, el funcionario afirmó con respecto a la suba de precios que “el compromiso nuestro para el 2016 es que la inflación cierre en un rango de entre el 20% y el 25%.” Para descartar la posibilidad de ser tendenciosos, veamos la evolución del acumulado interanual del índice de precios al consumidor elaborado por la Dirección General de Estadísticas y Censos de la Ciudad de Buenos Aires.

Las propias estadísticas de la alianza Cambiemos hacen que, una vez más, sus compromisos con la ciudadanía se esfumen en tiempo récord. A pesar de haber aplicado un programa de ajuste que incluyó decenas de miles de despidos en los distintos niveles de la administración pública, todo lo que logró el Gobierno de Mauricio Macri fue casi duplicar la inflación si la medimos de noviembre de 2015 a noviembre de 2016 (100Del 23,9% al 44,74%). Sus más prominentes cerebros, como el ya despedido Carlos Melconián o Federico Sturzenegger, podrían decir que semejante nivel de inflación es propio de un país “populista”, o que la Argentina “no para de darle a la maquinita” (100en referencia a la emisión de pesos por parte del Banco Central), frases de bolsillo utilizadas por los neoliberales contemporáneos. Pero no. Los hijos del Consenso de Washington han logrado lo que ellos vivían alertando en tiempos en que otras corrientes ideológicas gobernaban los principales países de nuestro continente.

Otro argumento en perspectiva del actual Gobierno para semejante estampida inflacionaria podría ser una suba del consumo, o “fiesta de consumo” como denominan las espadas económicas de Cambiemos a las políticas de fomento a la adquisición de bienes y servicios de los pasados gobiernos peronistas. Uno de los principales postulados de la economía de mercado es que, a mayor demanda de un producto, de no aumentarse la oferta en la misma proporción el precio del bien tiende a subir. ¿Entonces, qué sucedió con el consumo? Sugerimos al lector consumir algún tipo de calmante antes de leer los siguientes números. Según el último informe de la Confederación Argentina de la Mediana Empresa publicado a principios de diciembre, las ventas en comercios medidas en cantidades cayeron un 5,4% durante el mes de diciembre con respecto al mismo mes de 2015. El mismo informe señala que las ventas acumularon de enero a noviembre una caída del 7%. Podemos recurrir también, de ser necesario, a los números de la última Encuesta de Supermercados publicada por el INDEC. Para el mes de noviembre de 2016, las ventas comprendidas en la encuesta aumentaron un 22,5% en términos nominales (100esto significa que sólo comparamos las cantidades de dinero que significaron las transacciones sin considerar la inflación) con respecto al mismo mes del año anterior. Señala también el INDEC que durante los primeros once meses de 2016 las ventas acumuladas en pesos registraron un aumento del 26,5% en los grandes comercios con respecto al mismo período del año anterior. Por otro lado, si observamos la Encuesta de Centros de Compras, que el INDEC realiza en shoppings y otros centros comerciales, los números disminuyen. Si se compara (100nuevamente en términos nominales sin contar la suba de precios) noviembre de 2016 contra el mismo mes del año anterior, las ventas registran un incremento sólo el 12,5%. Si se toman los primeros once meses del año, el incremento en las ventas es del 22,1% con respecto al mismo período del año anterior. Ahora bien, si observamos la inflación interanual de noviembre (100con respecto al mismo mes del año anterior) que se indica en el gráfico inicial, vemos que la misma se ubica en un 44,78%. Aquí se evidencia la realidad: el incremento medido en pesos de las ventas en supermercados y en centros de compras estuvo muy debajo del incremento de precios. Si tomamos el reciente 41% de inflación en diciembre de 2016 con respecto al mismo mes del año anterior que midió la Dirección General de Estadísticas y Censos de la Ciudad de Buenos Aires (100el INDEC no publicará la variación interanual 2016 ya que reanudó la medición en mayo del mismo año), y suponiendo que las ventas en pesos se hubieran incrementado en promedio en un 30% (100los datos del mes de diciembre aún no están publicados por el INDEC), tenemos una diferencia del 11% en términos reales que muestra lo que el Gobierno se esmera por tapar: una profunda recesión económica con caída del poder adquisitivo del salario, que se ve reflejada en una abrupta caída del consumo. Sólo para considerar otra fuente “respetada” por los funcionarios gubernamentales, el Fondo Monetario Internacional prevé una caída de nuestra economía del 1,8% para el año 2016. Por su parte, el último informe disponible del INDEC sobre el Estimador Mensual de Actividad Económica (100EMAE) indicó que en noviembre la actividad económica cayó un 1,4% con respecto al mismo mes del año anterior y un preocupante 2,5% durante los primeros once meses de 2016 con respecto al mismo período del año anterior.

La tan temida estanflación (100estancamiento económico con inflación) ha llegado de la mano del Gobierno de Mauricio Macri. No sólo se estaría aumentando más de un 50% la tasa de inflación del año anterior si tomamos el 27% que midió el IPC CABA en diciembre de 2015 con respecto a diciembre de 2014, sino que pasamos de un crecimiento económico de 2,1% en 2015 (100según el INDEC) a la ya mencionada caída de la actividad de números similares (100el citado 1,8% que predijo el FMI o los datos más alarmantes aún del INDEC). Si a ello le sumamos los aumentos de luz (100entre un 60% y un 148% dependiendo del tipo de tarifa) y gas anunciados por Juan José Aranguren para el febrero y abril de 2017 respectivamente, los brutales aumentos en los peajes de las autopistas del Área Metropolitana de Buenos Aires (100duplicándose el valor en algunos casos), o los que sufrirán las prepagas (100un 6% inicial), el panorama no parece modificarse al menos en el mediano plazo.  Al parecer, el Presidente no se equivocó cuando prometió en su Gabinete al “mejor equipo de los últimos 50 años”. Lo que no explicitó es en qué categoría jugarían. Por lo visto, en la Primera División seguramente que no.

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