¿De dónde proviene la energía que consumimos? ¿Es sustentable en el tiempo seguir obteniéndola de las mismas fuentes que hace 50 años? ¿Toman nota los líderes mundiales de ello? Todas estas preguntas pueden comenzar a desentrañarse analizando lo que se denomina Matriz Energética Global, una representación estimada de las distintas fuentes primarias de donde proviene la energía que se consume a nivel mundial cuantificada en Mtoe. Vale recordar que Toe es la traducción al inglés de tonelada equivalente de petróleo, una unidad de medida que representa la energía que rinde una tonelada de petróleo.Uno de los organismos de mayor referencia que elabora este tipo de estudios es la International Energy Agency, institución creada en el marco de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico con el objetivo de coordinar la política energética de sus países miembros, que por cierto son varias de las principales economías del mundo, esperando incluir a futuro a Rusia (100candidato para su adhesión), así como también consolidar lazos con Brasil, China, India y Sudáfrica (100países ya en adhesión y cooperación reforzada). En su última publicación denominada “Key world energy statistics” (1002016), la IEA elabora el siguiente esquema comparativo de la evolución de la Matriz Energética Global entre 1973 y 2014.
Como podemos apreciar, tras 41 años se evidencia una menor dependencia energética del petróleo en términos porcentuales, aunque otros combustibles fósiles como el gas natural y el carbón han aumentado su participación en la “torta energética mundial”, esté último impulsado por potencias como Estados Unidos y China, que utilizan el carbón para generar el 49%, y el 71% de su energía eléctrica, respectivamente. Es considerable también el aumento del consumo de energía de origen nuclear (100del 0,9% al 4,8%), mientras que la proveniente de biocombustibles y deshechos se mantiene en un nivel similar al de hace más de cuatro décadas atrás. Lo preocupante, sin duda alguna, es la aún baja participación en la matriz energética mundial de las energías “limpias”: tanto la proveniente de fuentes hídricas (100originada por ejemplo en represas hidroeléctricas) como la proveniente de fuentes alternativas o renovables (100eólica o solar, entre otras). La energía surgida del aprovechamiento de los movimientos del agua aumentó su participación del 1,8% al 2,4%, mientras que las fuentes incrementaron su proporción del 0,1% al 1,4%. Si bien en este último caso se verifica en la actualidad un aumento de más de 14 veces la participación en la matriz energética global desde 1973, llama la atención el acotado lugar que se le da a esta fuente de energía. ¿Por qué si las energías renovables son una fuente de energía inagotable y menos nociva para el medioambiente continúan siendo poco utilizadas? Las razones son variadas: un alto costo de inversión inicial en relación a la energía que se obtiene de este tipo de recursos naturales, así como la necesidad creciente de energía de las sociedades modernas que hace que muchos países apelen a combustibles con mayor capacidad de generación de potencia energética son algunos de los motivos por los cuales las energías renovables no son aún un actor predominante en el mercado energético mundial.
A pesar de las urgencias y los contratiempos mencionados, hay algunos casos excepcionales de países que parecen estar tomando nota de lo importante que es que la humanidad migre paulatinamente hacia fuentes de energía más limpias y sustentables en el tiempo. Un ejemplo es Alemania:en junio de 2011 (100a tres meses del accidente nuclear en la central japonesa Fukushima I) lanzó un plan denominado Energiewende, una ambiciosa propuesta que busca alcanzar la meta del 80% de la generación de energía eléctrica proveniente de fuentes renovables para el año 2050. Como metas intermedias se propone llegar a un porcentaje de renovables del 35% para 2020, un 50% para 2030 y un 65% para 2040. La nación germánica parece bien encaminada: para 2014, un 26,2% de la energía eléctrica generada provenía de recursos renovables. Otro de los objetivos principales del Gobierno alemán en la senda de “limpiar” su matriz de generación de energía es cerrar todas las centrales nucleares para el año 2022.
A nivel latinoamericano, Uruguay ha dado el ejemplo con una política intensiva de articulación público-privada que tomó con el primer Gobierno de Tabaré Vazquez y se mantuvo con las sucesivas administraciones comandadas por el Frente Amplio. De esta forma, a octubre de 2016 el país vecino cubrió el 96% de su consumo eléctrico con energía generada por el sol, la biomasa, la lluvia y el viento. En el caso puntual de la energía eólica, actualmente el 22% de la electricidad generada en la nación charrúa proviene de dicha fuente, y según la titular de la Dirección Nacional de Energía Olga Otegui se aspira a llegar al 38% en 2007, ubicándose a nivel mundial sólo por detrás de Dinamarca (10042%).
Y por casa, ¿cómo andamos?
En cuanto a energías renovables, en nuestro país rige la ley 26.190 de Fomento Nacional para el uso de fuentes renovables de energía destinada a la producción de energía eléctrica, así como también la ley 27.191 que modifica y amplía la ley inicial sancionada en el año 2006. Vale aclarar que la norma menciona como “renovables” a las fuentes de energía eólica, solar, geotérmica, mareomotriz, hidráulica en emprendimientos de hasta 50 MW de potencia por cuestiones ambientales, biomasa, gases de vertedero, gases de plantas de depuración y biogás. Además de otorgar una serie de beneficios impositivos para fomentar este tipo de proyectos, el régimen se ponía como objetivo llegar en el año 2016 al 8% del consumo de energía eléctrica nacional producido mediante este tipo de fuentes alternativas. En octubre de 2015, la ley 27.191 extendió la meta al 31 de diciembre de 2017. El lector probablemente sienta la curiosidad de preguntarse en qué condiciones se encuentra la Argentina un año antes de vencer el plazo luego de la extensión del plazo de gracia para alcanzar el objetivo del 8% que la ley prevé. Las dos figuras que se muestran a continuación responderán al interrogante con contundencia.
La primera figura ilustra la totalidad de la Matriz Energética Argentina al año 2014, que abarca tanto a la generación de energía eléctrica como a las fuentes de energía utilizadas para calefaccionar ambientes o las utilizadas para el transporte, entre otras. Se puede observar una amplia dependencia de las fuentes fósiles de energía tales como el carbón, el gas natural y el petróleo. Se evidencia una participación interesante del sector hidroeléctrico, pero preocupa la participación de las energías renovables: sólo el 0,5% de la energía que consume nuestro país proviene de fuentes alternativas.
La segunda figura, proveniente del Informe de Síntesis del Mercado Eléctrico Mayorista de la República Argentina de Septiembre de 2016 elaborado por la Comisión Nacional de Energía atómica, ilustra la generación de energía eléctrica acumulada a septiembre de 2016. La cifra vuelve a preocupar: solo un 1,9% de la energía eléctrica generada en el país durante este año provino de sectores alternativos al fósil e hidroeléctrico.
¿Es posible alcanzar el 8% de energías renovables que prevé la ley 27.191 en algo más de un año? ¿Por qué se llegó a esta situación? Una vez observada la situación general de la energía a nivel global y local, en la siguiente entrega intentaremos responder a estos y a otros interrogantes de una temática tan importante como ausente en la mayoría de los debates públicos de nuestro país.
Por Ignacio García Díaz