No se trata de una transacción financiera cualquiera. La cancelación en tiempo y forma de estos bonos emitidos (10019.600 millones en total) para que los titulares de depósitos bancarios en dólares conservaran el valor de los mismos es la confirmación de que el proyecto nacional propuesto por el Gobierno Nacional está más vigente que nunca.
Es la confirmación de que el camino tomado fue el correcto cuando se rechazaron las condiciones pretendidas por el capital internacional a cambio de préstamos de sangre. Es la confirmación de lo que ya sabemos; que si bien es cierto que la Argentina ha estado y tiene que estar abierta al mundo, debo hacerlo de una manera realista, dispuesta a competir en el marco de una política de preferencia para sus propios intereses, nunca aceptando extorsiones de nadie.
Mientras que Estados Unidos y las economías más fuertes de Europa caen como fichas de dominó por el peso de su deuda soberana y pagan elevadísimas tasas de interés a cambio de un poco de aire, uno de los pilares ideológicos del Gobierno Nacional ha sido el rotundo rechazo al endeudamiento externo, la negativa a volver a pagar deuda a costa del hambre y la exclusión de los argentinos, generando más pobreza y aumentando la conflictividad social, la renuencia a pagar a costa de que cada vez más argentinos posterguen su acceso a la vivienda digna, a un trabajo seguro, a la educación de sus hijos, a la salud. Por eso durante las gestiones de Néstor y Cristina Kirchner la deuda del país pasó de representar el 166% del PBI al 41,8% actual.
Y es que la fortaleza de este modelo de desarrollo nacional reside en el claro entendimiento de que el mercado organiza los recursos pero no articula socialmente, que el Estado debe igualar donde el mercado excluye y abandona, que el Estado siempre debe ser esclavo de la ley y nunca claudicar convicción por pragmatismo. Cristina tiene en claro que bajo esta nueva lógica funcional y conceptual, el éxito se mide desde la capacidad, la decisión y la eficacia para encarar los cambios, que la gestión se construye día a día, en el trabajo diario, en la acción cotidiana. Por ello, las acciones del Gobierno Nacional en materia de planificación y ejecución de obra pública y de infraestructura han desmentido con hechos el discurso único del neoliberalismo que las estigmatizó como gasto público improductivo.
La cancelación del Boden 12 es una reivindicación del valor inequívoco de pensar el mundo en argentino, desde un modelo propio de proyecto nacional que convoque a todo mundo a poner manos a la obra para defender la Patria, a sumar, no a dividir con críticas estériles, a avanzar para no retroceder, a apoyarnos mutuamente para construir una Argentina que nos contenga y exprese como ciudadanos.
Hay momentos en la historia de los países que definen a sus grandes hombres, hombres comunes y corrientes como Néstor y Cristina que se muestran a la altura de las circunstancias y que desarmados de egoísmos individuales o sectoriales suman conciencias para combatir la pobreza económica pero también la pobreza cívica, recuperando valores como la solidaridad y justicia social en pos de la construcción de una sociedad más justa, más equilibrada, aprovechando las diversidades sin anularlas.
¡Efectivamente hay momentos que definen a los países, y ahora la Argentina es más libre que nunca!
David Chagoya