“Santiago Maldonado desapareció el 1 de agosto, tras la violenta represión en la Lof en resistencia Cushamen, Chubut, a manos de la Gendarmería. Desde ese día, lo estamos buscando intensamente”. Así comienza un texto en la portada de la página oficial que creó la familia de Santiago para “divulgar información confiable”, es que, como si fuera poco, sumado al derecho a la vida, lo que se está vulnerando en este caso es el derecho a la verdad.
Desde los medios de comunicación el relato varía entre “dudas y certezas” y, sobre todo, entre mentira-verdad. Más mentira que verdad. Porque lo cierto es que, desde hace un mes, no sabemos dónde está Santiago Maldonado, desde hace un mes el gran aparato mediático se encarga sistemáticamente de negar, relativizar y estigmatizar la lucha, que no es nada más y nada menos que la lucha por encontrar a una persona con vida y que no es nada más y nada menos que la búsqueda de la verdad y de la justicia. Y resulta triste, que con la historia que vivimos los argentinos hace 41 años atrás, ya en una plena y consolidada democracia como la nuestra, hoy, y desde hace un mes, volvamos a preguntarnos y a reclamar por la aparición con vida de una persona.
Es que la desaparición de Santiago trae aparejada la posibilidad de ser una “desaparición forzada”, con toda la gravedad que eso significaría.
Hace apenas 8 días, la Fiscalía Federal de Esquel cambió la carátula de la causa a “Desaparición forzada de persona”. Por lo que, la investigación se dirige entonces hacia las fuerzas de seguridad, en especial a la Gendarmería, que hasta el momento contó con la defensa explícita de la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich. Y esto es quizá uno de los datos más graves: quien debiera garantizar la seguridad de todos los argentinos, es quien toma partido en la causa y se coloca intencionalmente y desde el primer momento del lado de una de las partes investigadas en la desaparición de Santiago. Días atrás, la Ministra sostuvo: "Nosotros tenemos bien claro que esto no fue una desaparición forzosa, que Gendarmería no detuvo en el lugar a Santiago Maldonado; seguimos esperando la posibilidad de entrar al predio y tenemos la absoluta decisión de encontrarlo, pero de ninguna manera vamos a aceptar que se plantee que esto es una desaparición forzosa; eso es una construcción".
De esta declaración se desprende que la Ministra no solo comete el error de aseverar algo que está siendo investigado por la Justicia, interfiriendo así de manera flagrante con la acción de uno de los poderes del Estado, sino que además, comete el gravísimo error de adoptar una posición a favor de la parte sospechada. En esa misma línea, niega la responsabilidad de esta fuerza de seguridad del Estado, negando la presencia de Santiago el día de la represión: Gendarmería no es responsable porque Santiago nunca estuvo ahí. Por lo cual, para la Ministra y para el Estado, desde este punto de vista, no se puede hablar de “desaparición forzada”. En su declaración, no solo niega esta posibilidad sino que construye desde su propia afirmación un contra-relato diciendo y posicionando a esa hipótesis como una mera construcción sin sentido.
Lo que la Ministra niega y los medios masivos de comunicación reproducen es esta lectura, que no deja de ser la construcción de un relato dominante, que le es funcional a sus propios intereses en detrimento a los intereses de los ciudadanos, y en detrimento, principalmente, de los derechos humanos.
Pese a esta postura, la respuesta casi inmediata de los ciudadanos, las organizaciones sociales y de derechos humanos, los partidos políticos, los espacios sindicales, fue la manifestación masiva en la calle y en las redes sociales desde hace un mes en repudio a las declaraciones estigmatizantes y acciones poco claras que lleva adelante el Gobierno, y a favor de su búsqueda.
Hoy, 1 de septiembre de 2017 a las 17 horas, se realiza la marcha a la Plaza de Mayo para exigir su aparición con vida. Desde el Instituto Gestar, nos solidarizamos con su búsqueda. Hoy todos juntos nos preguntamos: ¿dónde está Santiago Maldonado?