11 de octubre de 2017
Instituto Gestar

Dos potencias cruzan sus destinos

Una de las primeras fotografías conocidas de Juan Domingo Perón y Eva Duarte.

“En aquel momento sentí que su grito y su camino eran mi propio grito y mi propio camino. Me puse a su lado. Cuando pudo escucharme, atiné a decirle: si es como usted dice, la causa del pueblo su propia causa, por muy lejos que haya que ir en el sacrificio, no dejaré de estar a su lado, hasta desfallecer. El aceptó mi ofrecimiento. Aquél fue mi día maravilloso”.

Evita

Terremoto en la ciudad de San Juan

El 15 de enero de 1944, un terremoto sacude la ciudad de San Juan destruyéndola por completo. El saldo es pavoroso: aproximadamente 9.500 personas pierden la vida, transformándose desde ese momento en la mayor tragedia natural colectiva sufrida por los argentinos.

Así quedó la ciudad de San Juan pocas horas después del terremoto producido el 15 de enero de 1944.

Portada del diario Crítica dando cuenta del desastre natural al día siguiente de producido.

Perón, desde la Secretaría de Trabajo, inicia una campaña nacional en socorro de los sanjuaninos, coordinando las acciones, desde el rescate de las víctimas con intervención del ejército y la movilización de aviones, trenes y camiones para transportar alimentos, carpas y materiales, hasta la ayuda que deberá prestar la comunidad civil.

Entre las múltiples acciones desarrolladas, una se destacó y tuvo gran  difusión en los medios de la época. Nos referimos a la movilización de artistas en la recolección de fondos para la ayuda a San Juan. Un nutrido grupo de ellos se puso a su disposición y colaboraron en todo el operativo. Entre otros, Olinda Bozán, Angelina Pagano, Pierina Dealessi, Luisa Vehil, Aida Alberti, Libertad Lamarque, Mecha Ortiz, Silvana Roth, Blanca Podestá, Iris Marga y Eva Duarte. También participaron Ángel Magaña, Manuel Alcón, Francisco Alvarez, Pepe Arias y Enrique Muiño.

Perón en persona se pone al frente de la recolección de fondos, por ejemplo realizando una caminata por la calle Florida de la ciudad de Buenos Aires o yendo un domingo al hipódromo de Palermo en plena reunión hípica.

Dirá de estas colectas en una reunión en la Secretaría de Trabajo y Previsión: “Yo, señores, no he pedido nunca en mi vida porque, gracias a Dios, no he tenido necesidad. Pero por los demás soy capaz de pedir noche y día”.

Fotograma de la película “Perón, sinfonía del sentimiento” de Leonardo Favio, donde se aprecia al coronel Perón y a Eva duarte, caminando por la calle Florida de la ciudad de Buenos Aires, en apoyo a las víctimas del terremoto de San Juan, cuando aún no se conocían.

22 de enero de 1944, el día del encuentro

Dentro de la campaña de recolección de fondos, ese día se realiza en el estadio Luna Park de la ciudad de Buenos Aires, un festival a beneficio de las víctimas del terremoto.

Perón, como venía sucediendo en esos días, cuenta con el apoyo generalizado de los artistas argentinos. También están presentes ese 22 de enero. Entre los artistas está Eva Duarte, artista de cine, teatro y muy popular en radio.

Perón y Eva Duarte son presentados. Se conocen y se produce el milagro. Nace una historia de amor. El destino los ha unido para cumplir con una misión superior y esta misión será  para con el pueblo argentino, el otro gran protagonista de esta historia que da nacimiento al movimiento de político y social más grande de América Latina. 

Evita dio testimonio de ese encuentro providencial: “En aquel momento sentí que su grito y su camino eran mi propio grito y mi propio camino. Me puse a su lado. Quizás ello le llamó la atención; cuando pudo escucharme, atiné a decirle con mi mejor palabra: Si es como usted dice, la causa del pueblo su propia causa, por muy lejos que haya que ir en el sacrificio, no dejaré de estar a su lado, hasta desfallecer. El aceptó mi ofrecimiento. Aquél fue mi día maravilloso”.

También Perón se refirió al encuentro:

Testimonio tomado de la publicación “Perón, 30 años que conmovieron la política argentina”.

Sobre ese momento dijo también: “Vi en Evita a una mujer excepcional. Una auténtica apasionada animada de una voluntad y de una fe que podían parangonarse con aquella de los primeros cristianos. Eva debía hacer algo más que ayudar a la gente de San Juan; debía trabajar por los desheredados argentinos porque en aquel tiempo, en el plano social, la mayoría de los argentinos podía  equipararse a los sin  techo de la ciudad de la cordillera sacudida por el terremoto.

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