Por: Eugenio Begue
Texto publicado originalmente en Panamá Revista
Pablo Flores es como un jugador de futbol que desde las inferiores hizo todo el camino y pasó por todas las categorías que marcan los manuales. Trabajo diez años como inspector, luego fue vocal dentro de la organización sindical, luego condujo la seccional de la Ciudad de Buenos Aires y promediando los cuarenta años gano las elecciones y fue elegido Secretario General de la Asociación de Empleados Fiscales e Ingresos públicos. En el barrio, empleados de la AFIP. Pablo es una persona muy querida en el ambiente, hecho que se reflejó fielmente cuando asumió en noviembre del 2019 en un acto donde participaron sindicalistas y políticos de distintas tribus peronistas.
Asumiste cuatro meses antes de la cuarentena. ¿Qué análisis hacés de lo que pasó como representante de los trabajadores de un sector tan importante del Estado?
No solamente nos agarró la pandemia, sino que nos agarró un cambio de época que se vive a nivel mundial en todas las organizaciones, en todos los estratos del área publica, pero también en el área privada. La tecnología cambia las relaciones laborales y nosotros debemos entrar en esa discusión.
Trabajo virtual, remoto o bimodal ¿Cuál preferís?
Creo que el trabajo de acá para adelante va a ser mixto. La experiencia, o por lo menos lo que nosotros vimos en nuestro organismo es que el salto tecnológico te genera una mejora significativa de la productividad. Atarte a una rigidez normativa me parece un desperdicio total de la experiencia acumulada no sólo en los trabajadores sino del propio organismo.
¿Ó sea no ves en el formato bimodal una pérdida de contacto con el afiliado?
Lo que pasa es que el contacto que se pierde podes no perderlo, si está la voluntad de no perderlo, porque no tener contacto personal en un momento estaba dado por la imposibilidad de la pandemia, no por la imposibilidad de la norma que no te lo permitía. Lo que nosotros debemos discutir es si es más eficiente el trabajo mixto entre los presenciales y remotos y si el trabajo remoto ya no va a ser medido por el tiempo sino por la productividad.
Pablo en el año 2012 había dos millones ochocientos mil puestos de trabajo público y seis millones doscientos privados. En el 2022 hay seis millones de puestos de trabajo privados y tres millones doscientos públicos. Ó sea bajo el empleo privado y subió el empleo público. ¿Qué visión tenes sobre este tema?
El empleo público hay que verlo en cada caso, en nuestro organismo no se refleja eso. Nosotros tenemos dos mil trabajadores menos de lo que teníamos hace cinco añas atrás.
¿Porqué?
Porque no se cubrieron las vacantes administrativas suficientes, una decisión tomada por distintas administraciones, a nuestro criterio equivocada, ya que responden mucho a las coyunturas políticas que a las necesidades del Estado.
Ahora no puedo decir con exactitud qué pasa. Lo que si me pregunto yo si es ese crecimiento en el Estado se da porque el Estado deba ser de alguna manera como un garante de dar trabajo.
¿O sea que el empleo público subvencione la no creación de empleo privado?
Y cuando no hay inversiones privadas. En el gobierno de Macri claramente hubo expectativas de que venía un gobierno que iba a traer inversiones y las inversiones nunca llegaron. No solo que tomaron más trabajadores del estado, sino que se multiplicaron los planes. Con lo cual lo discursivo en la política va para un lado y los hechos van para otro. Mientras tanto la Argentina no avanza hacia una etapa de desarrollo.
¿Crees que la Argentina saldo la discusión si es mejor empresa pública o privada? ¿O crees que hay recursos que pueden ser administrados de forma privada, pública o mixto?
Para mí no existe una dicotomía, para mi hay una complementación entre lo público y lo privado, y el Estado es el regulador entre los privados. Hay servicios esenciales que el Estado no puede delegar y eso tiene que crear trabajo. El pais que me gustaría es que haya un gran movimiento de PYMES creadoras de trabajo con el Estado articulando los servicios generales.
Pablo. Creo en las reelecciones en el sindicalismo, primero porque para llegar a ser miembro en una conducción sindical tuviste que tensionar con el empleador y corres el riesgo que cuando se termite tu mandato te quieran despedir del trabajo, segundo porque el dirigente sindical discute con una contraparte que lleva muchos años de experiencia, con lo cual se volvería una relación de fuerza asimétricas entre empresarios o organismos fuertes y sindicatos débiles, y tercero porque cada vez que la organización sindical quiere realizar cambios en la conducción los realiza a través del voto de sus afiliados, como estamos viendo últimamente. ¿Estás de acuerdo?
Parcialmente. Los trabajadores deberían poder elegir indefinidamente, lo que pasa es que también es cierto que en las organizaciones tienden a formarse caudillismos. Creo que cuando se construye algo colectivo hay que cumplir roles y el rol de secretario general es un rol que le puede tocar a un compañero o a otro distinto. Por eso creo que el peronismo fue un movimiento grande cuando lo condujeron agrupaciones y las agrupaciones evitaban el caudillismo.
¿La dirigencia sindical debe participar de los procesos políticos de nuestro país o crees que debe colaborar, pero desde su actividad sindical?
Nosotros debemos discutir la política y tenemos que ser parte del país en el que aspiramos vivir.
¿Sos optimista personalmente?
Si. Porque como decía Saul Ubaldini “Cuando se quiere pelear siempre hay alternativas”