En el camino de la reorganización de nuestro movimiento, conversamos con dirigentes peronistas de todo el país para conocer su opinión sobre el contexto actual y el futuro de la Argentina. En esta oportunidad, nos recibió Felipe Solá, diputado nacional por la provincia de Buenos Aires.
– ¿Cuál es tu lectura sobre la marcha del gobierno nacional con las primeras medidas económicas?
– El gobierno tuvo varios planes. El plan A, podemos llamar al que llegó, era un plan muy ingenuo que consistía en: “como llegamos nosotros que somos diferentes ideológicamente y además en cuanto a la naturaleza de nuestra mirada sobre el estado, somos tecnocráticos, venimos de las empresas, eficientistas, etcétera, entonces la actitud del inversor interno y externo va a cambiar, sobre todo el externo”. Es una vieja idea que se tuvo en la Argentina en los 90 de hacer los deberes para uno que está fuera mirándonos. Como si existiera un cuadro de honor de los buenos afuera y la gente invirtiera por eso, y la gente no invierte por eso. Esos dólares no aparecieron, no llegaron, no hubo cambios. Supongo yo que miraban cual era la fortaleza política del gobierno, la sustentabilidad del futuro, miraban otros cosas y sobre todo si podían parar la inflación o no.
Vieron esa devaluación del 40%, vieron que hubo dos aumentos de precios importantes más o menos definidos. Unos fue el último mes de Cristina Fernández cuando empieza la pelea por el traspaso con (100Mauricio) Macri, que fue un gravísimo error del gobierno saliente. En lugar hacer un traspaso civilizado hicieron traspaso bélico, de enfrentamiento. Eso llevó a un cierto desgobierno en la economía, ahí hubo un salto de 10 puntos en los precios. A eso le agregamos la apertura del cepo en enero, que técnicamente estuvo bien hecha pero aportó un 40% de inflación, como era obvio, para igualar al dólar paralelo. Con lo cual el salario real venía muy golpeado en el verano. Tuvimos una inflación galopante en febrero y marzo, se tomaron 5 mil millones de dólares en marzo que fue el inicio del plan B.
El plan b es el arreglo con los holdouts. Si Argentina sigue en default, Argentina no es un país confiable. El arreglo es demasiado rápido, se conceden muchas cosas. Ese arreglo contenía cláusulas lesivas para la soberanía argentina. Al mismo tiempo el grueso de la gente argentina veía como necesario salir de esa situación supuestamente para que entrara préstamos internacionales o préstamos bilaterales a tasas como las que tenía Bolivia o Chile. También falló eso.
Entonces vino el plan C que fue el blanqueo. Larguísima ley que enviaron que contenía de todo, donde también estaba el blanqueo, es la tercera instancia por buscar inversiones externas. Y para fortalecer el plan C inventaron el tarifazo. Tenía que haber un aumento de tarifas que pusiera las tarifas acorde con los aumentos de la inflación y segundo que le ganará a la inflación para empezar a recomponer el ingreso real, sobre todo de las generadores energía. En lugar de eso si hizo lo que ustedes saben, con lo cual ahora el plan está empantanado por la protesta social.
La batalla de que este es el gobierno de los ricos se la ganamos a Macri. Está instalado porque Macri ha hecho todo lo posible, dadas las enormes transferencias de ingresos que ha hecho, que es un gobierno que primero pensó en los ricos y ahora se está dando cuenta que no tuvieron en cuenta parece que existían pobres en la Argentina y que el aumento de la pobreza que marcaba el observatorio social de la Universidad Católica de 6 puntos hacia el mes de marzo era tremendo. Seis puntos de aumento sobre un supuesto 28%, más 6 es 34, es gravísimo. Piensen que en economía hay que pensar siempre en términos marginales, aumentar un punto en algo es mucho. Aumentar un punto la ocupación es importante, no hay que pensar en ocupación plena o desocupación total sino en los procesos. Y este proceso va para atrás. La gente ve esto como el gobierno de los ricos.
Ahora, ¿del otro lado que ve la gente? Un enorme cantidad de opiniones dispersas, enojadas, viudas de un proceso que ya fue. Y en el medio cual es la realidad, una pérdida de la calidad de vida, de las posibilidades de consumo y un empobrecimiento que golpea a los ojos a la vista en cualquier lugar donde uno se mueva y mucho más en el interior o el conurbano. Esa realidad, más allá de las victorias mediáticas, va a hacer que el gobierno de Macri cambie o tiene un destino complicado.
– ¿Cómo ves la reconstrucción del peronismo tomando todas sus vertientes?
– Si el peronismo, como tal, como unidad, se va a reconstruir de aquí a octubre del año que viene me parece difícil, no imposible pero difícil. Me parece que es una crisis muy fuerte, después de 12 años y que va a llevar más tiempo reconstruirla.
Lo que no tengo dudas es que el peronismo, con otras formas, como sea pero con las esencias básicas, y una de las esencias es la unidad, se va a reconstruir finalmente. No se exactamente cuando va a estar listo eso. Me parece que hay que pensar algunas cosas en profundidad para reconstruir el movimiento.
Nosotros tenemos un ideario absolutamente actualizado que surge de su Santidad, el Francisco. Ese ideario de un argentino que no pretende hacer política, aunque finalmente todo sea político en sus impactos, es un ideario formidable sobre el mundo moderno, sobre el alteradísimo mundo moderno, sobre el final el humanismo en Europa, sobre la aparición de los brotes nacionalistas xenófobos creadores de muros en el mundo, sobre la idea de ´me salvo yo y que se mueran todos los de atrás´, como si occidente se volviera un gran country, las migraciones, y sobre todo eso habla el Papa. Hay mucho del Modelo argentino de Juan Perón de 1974, han pasado 42 años pero la verdad tiene enorme vigencia y el Papa rescata, sin decirlo, muchos de esos elementos, de esos valores.
Los peronistas tenemos que pensar en eso valores y transformarnos en parte integrante, como siempre lo habían sido, de nuestra doctrina movimientista. Tenemos ahí una renovación y una frescura que además atiende a lo latinoamericano y a lo universal. Y además atiende a los pobres y a la cuestión ambiental. Y atiende a las nuevas relaciones del trabajo, como en la solidaridad ahora, cuál es el sentido del cambio tecnológico, a dónde nos lleva la ultravelocidad frente a un lento cambio de conducta del hombre. En el siglo XIX la tecnificación fue avanzando con la revolución industrial, y también el sector armamentista, y produjo un hombre que podía matar escala y así empezó la Primera guerra. Se sintió poderoso porque tenía armas poderosas, sin saber el otro también tenía armas poderosas.
Esto quiere decir que había evolucionado más la técnica que la racionalidad y, sobre todo, que el humanismo. Y así se produjo la mitad del siglo más cruenta de la historia, del 14 al 45, murieron 70 millones de personas por culpa de los accidentales. Y Perón escribe sobre eso.
– ¿Qué nos podés decir acerca de la capacitación de los cuadros políticos?
– Creo que es muy bueno que existan institutos como Gestar, fundaciones, escuelas, llamémosle como sea, posgrados, discusiones en las universidades. Es muy bueno que esto se haga con un compromiso militante también, que no quiere decir desviar nada de la realidad como se entendía antes, es formar a la gente que quiera ser formada sobre la base de la historia y la realidad.
Y de un futuro que tiene, además, el problema de la rapidación, es decir, que mientras nosotros estamos acá, el cambio tecnológico sigue muy fuerte. He visto demasiados diarios y radios que comentan el juego de los Pokémon pero todavía ninguno ha dicho “qué horror, qué imbéciles que nos hemos puesto”. Todo el mundo habla más o menos que es lógico lo de los pokemones como si fuera lo mismo que ir a ver un atardecer o jugar al fútbol. Pero nadie habla de la imbecilización de la sociedad. Disculpen que sea tan rotundo pero lo veo así.
Me parece que al peronismo lo veo con muy buenos cuadros, ahora, cuadros más preparados para la denuncia y la protesta que para la construcción. Tiene que haber un giro en esos cuadros hacia la construcción de futuro. La construcción no necesita tener puestos en el Estado, el peronismo más importante siempre se construyó desde afuera.