“Queremos generar empleo de calidad en el país”, esgrimía el Presidente allá por abril de 2016 cuando presentaba su trunco plan de Primer Empleo que consistía -cuando no- en una reducción impositiva para empleadores que contratasen jóvenes. Unos días antes, tras el paro del 6 de abril de la Confederación General del Trabajo, el Jefe de Gabinete intentaba maquillar la dura realidad que atraviesan los trabajadores argentinos comentando en Twitter que “hace 15 meses encaramos el desafío de generar empleo genuino y de calidad para todo el país y en esa dirección estamos avanzando”. Más malabares tuvo que hacer Jorge Triaca recientemente, cuando en enero de 2017 el INDEC publicó un informe denominado "Estadísticas de Registros Laborales” (100basado en las cifras del Sistema Integrado Previsional Argentino) sentenciando que durante los primeros 9 meses de 2016 se habían perdido 127.905 puestos de trabajo registrados. Sabemos además que por cada empleo registrado perdido se pierden cuatro fuentes laborales informales. Ante tamaña evidencia de la realidad, el Ministro “esquivó el bulto” excusándose en que no tenían esos datos, y que "la generación de empleo de calidad y digno es uno de los principales objetivos del Gobierno”. Ante tantos dichos similares, una pregunta que cabría hacerse es por qué repiten a coro los funcionarios de Cambiemos la palabra calidad a la hora de hablar de la generación de empleo. En esta línea podríamos interrogarnos también si para la alianza gobernante existen empleos de primera y empleos de segunda, más allá de la considerable informalidad laboral que existe en nuestra economía. Una posible respuesta la dio Nicolás Dujovne, Ministro de Hacienda de la Nación, antes de ser nombrado por Mauricio Macri en los estudios del canal Todo Noticias: “Hay un millón de empleados públicos que en alguna medida representaron un seguro de desempleo encubierto”. El empleo público, como era de prever, parecería no superar el “control de calidad” en los estándares de Cambiemos. Los trabajos que se realizan en distintas empresas recuperadas, por su parte tampoco parecen estar en el estándar de calidad laboral del oficialismo. Un ejemplo son las cinco empresas recuperadas cuyas expropiaciones habían sido votadas por ambas cámaras legislativas bonaerenses, que María Eugenia Vidal luego vetó afectando directamente la estabilidad de todos sus trabajadores. Así Acoplados del Oeste de Merlo, DEPE de San Martín, el Hospital de Lavallol, la ex Raimat de Quilmes y Cerraduras de Precisión siguen en riesgo de no poder seguir con sus tareas. ¿Acaso alguien puede pensar que el trabajo que se realiza en la cooperativa Cerraduras de Precisión, única empresa que realiza esta tarea en el país, no es “empleo de calidad”? El mismo criterio mantiene el presidente Macri, con más de 20 expropiaciones vetadas durante su estadía en la Jefatura de Gobierno porteña y el reciente veto como Presidente a la expropiación del Hotel Bauen para que sus trabajadores sigan con las tareas que vienen desempeñando con dignidad.
Pues bien, podríamos entonces suponer que para un Gobierno compuesto en buena parte por ex gerenciadores de empresas privadas el “empleo de calidad” tendría que ver con el sector privado con alto agregado de valor. Pues bien, ¿cómo se comportó el empleo privado registrado desde que asumió Mauricio Macri?
Fuente: elaboración propia en base a datos del Sistema Integrado Previsional Argentino
Tal como lo explicita el gráfico, los propios datos que publica en Ministerio de Trabajo en base al SIPA evidencian que el empleo privado registrado sufrió una caída significativa desde que asumió la alianza Cambiemos. De los 6.222.400 puestos de trabajo registrados en el sector privado que había en diciembre de 2015, hoy la cifra se sitúa en 6.185.400 trabajadores, lo cual equivale (100en términos utilizados por los funcionarios de Cambiemos) a 37.000 puestos de trabajo “de calidad” menos. Es decir que, en cuanto a empleo calificado la situación es aún peor que cuando asumió el Gobierno de Mauricio Macri. El pronóstico empeora si se toma en cuenta la cantidad de jóvenes que año a año buscan incorporarse al mercado laboral.
Otra paradoja ocurre cuando se analiza el comportamiento del empleo privado sector por sector, en base al informe “Situación y evolución del trabajo asalariado del sector privado” publicado por la cartera laboral en referencia al mes de febrero de 2017. Si se observa el comportamiento del sector minero (100al cual el Gobierno le quitó las retenciones a las exportaciones), por ejemplo, vemos que el empleo registrado descendió un abrumador 7% con respecto a febrero del año anterior. En el sector de la industria manufacturera, empleador “de calidad” si los hay, la caída es del 3,4% para el mismo período, generada entre otras cosas por la apertura indiscriminada de importaciones de bienes de consumo.
Como se observa, los números no mienten: tanto en términos porcentuales como en términos numéricos las estadísticas oficiales muestran una destrucción del empleo “de calidad” desde el inicio del Gobierno de la alianza Cambiemos. Queda preguntarse qué significará para Mauricio Macri y su equipo generar “empleo de calidad”, cuando en los hechos todo lo que han hecho es destruirlo. Probablemente el objetivo sea la consolidación de un modelo que privilegie los sectores de servicios y exportaciones de materias primas (100en los que muchos de los miembros del oficialismo tienen intereses económicos), de escaso valor agregado, que bajo ningún punto de vista es suficiente para absorber a toda la mano de obra disponible en nuestro país.
Lo que sí sabemos es lo que se ve a las claras, y que se repite sistemáticamente: lo que Cambiemos expresa en palabras no se verifica en los hechos.