Conjuntamente, los haberes mínimos han tenido veinte aumentos en el período 2003-2013, de los cuales los últimos nueve fueron a partir de 2008 gracias a la sanción de la Ley 26.417 de Movilidad Jubilatoria, la cual establece obligatoriamente dos aumentos anuales (100en marzo y septiembre) de acuerdo a la evolución de los recursos tributarios, el índice de salarios, los recursos totales de la ANSES y la cantidad de prestaciones.
Sin embargo, como bien mencionó la Presidenta Cristina Fernandez de Kirchner en su discurso del 1º de marzo de 2013 al inaugurar el 131º periodo de sesiones ordinarias del Congreso Nacional, analizar las mejoras en la calidad de vida de los adultos mayores concentrándonos sólo en las transferencias otorgadas como consecuencia de más y mejores beneficios sería realizar un análisis parcial, puesto que el acceso a un beneficio previsional tiene repercusiones en la calidad de vida del flamante jubilado/a que van más allá de los ingresos monetarios de la prestación. La posibilidad de participar de programas como el Programa de Capacitación e Inserción Social para Jubilados de la ANSES, que brinda clases gratuitas de informática e Internet, o los descuentos en turismo como el Programa Vamos de Paseo, también implementado por el organismo dirigido por el Lic. Diego Bossio, son algunos de los beneficios adicionales a los que pueden acceder gracias a una mayor cobertura previsional.
Claramente, podríamos extender está lista de beneficios adicionales considerando el acceso al crédito que obtuvo gran cantidad de adultos mayores dado que por primera vez en muchos años cuentan con un flujo de ingresos fácilmente verificable y de gran estabilidad como son las jubilaciones y pensiones. También deberíamos incluir los descuentos y planes de pago otorgados para la compra de la primera computadora y el acceso a diversas instituciones de recreación como los Centros de Jubilados y Pensionados. Adicionalmente, en junio del año pasado Cristina presentó la Tarjeta Argenta, que ya se encuentra instrumentada y en pleno funcionamiento[2] y que permite a los adultos mayores contar con créditos de hasta 40 cuotas en pesos y a tasa fija, además de otorgarles importantes descuentos.
Indudablemente una de las principales mejoras en la calidad de vida de los nuevos jubilados/as es el acceso a la cobertura médica en una etapa de la vida en la que esto es tan importante como es la adultez mayor. El gran aumento en los beneficios previsionales ocurrido en los últimos años se ha visto reflejado inmediatamente en la cantidad de personas cubiertas por el Instituto Nacional de Servicios Sociales para Jubilados y Pensionados -INSSJP- (100comúnmente denominado PAMI -Programa de Atención Médica Integral).
Con más de 4,5 millones de afiliados, PAMI es actualmente la mayor obra social de Latinoamérica y la segunda del continente, sólo superada por el Medicare de Estados Unidos. En 2004 la institución contaba con aproximadamente 3 millones de afiliados, lo que representa un aumento de casi 47% en tan solo nueve años. Adicionalmente, la cobertura no sólo mejoró en cantidad sino también en calidad; según datos de la entidad, en 2003 apenas 30% del padrón se atendía en la obra social de jubilados y pensionados debido a su paupérrimo nivel de atención, porcentaje que se elevó al 94% en la actualidad.
Indefectiblemente, un gasto prácticamente ineludible para los mayores de 60 años es el de medicamentos, consultas y estudios médicos. A precio de mercado, resultarían prácticamente impagables para una gran cantidad de jubilados. Para citar un ejemplo, en 2012 PAMI entregó medicamentos a más de 1.400.000 jubilados y pensionados, de los cuales más del 85% cobraba la jubilación mínima. El Programa de Asistencia para Situaciones de Alto Riesgo registraba 20.000 afiliados en 2006, año de su creación, cifra que ascendió a 150.000 afiliados de alto riesgo totalmente atendidos durante 2012. Claramente, el ahorro gracias a los descuentos en salud constituye una transferencia indirecta que se suma a sus haberes. De hecho, según encuestas de la entidad, para más del 60% de los afiliados el aporte indirecto de atención y medicamentos representa un suplemento en sus haberes de hasta 40%.
Por supuesto, todo esto ha requerido un enorme esfuerzo del Gobierno Nacional en términos monetarios. En 2012 el presupuesto del PAMI fue de aproximadamente $26.000 millones, lo cual implicó una erogación mensual per cápita en salud y prestaciones sociales de $481,06, monto que representó más del 25% del haber mínimo de dicho año (100$1.879) y casi 20% del haber medio. Afortunadamente, el crecimiento de los ingresos del PAMI acompaña el aumento en los servicios que brinda la entidad, despejando así dudas sobre su financiamiento o viabilidad a futuro. En la actualidad, este organismo posee reservas equivalentes a casi la mitad de su presupuesto anual, lo cual permite que la entidad no disminuya la cantidad ni la calidad de su cobertura ante una eventual caída en la recaudación como ha ocurrido durante el conflicto con el campo en 2008 o en la crisis financiera internacional de 2009.
En definitiva, en los últimos años ha quedado clara la pertenencia del PAMI en las políticas del Gobierno Nacional, como así también que esta institución junto con la ANSES, son herramientas estratégicas para la inclusión social en su misión de trabajar Por una Argentina con Mayores Integrados.
Alejandro A. Calabria
[1] Ratio Personas en Edad Jubilable (100mujeres de 60 años y más y hombres de 65 años y más) con Beneficio Previsional / Total de Personas en Edad Jubilable.
[2]En la actualidad hay más de 244.000 de estas tarjetas ya con compras entregadas.