Texto publicado originalmente en Panamá Revista
Por: Eugenio Begue y Pablo Touzon
Hay poca discusión sobre la coalición social de este gobierno y de lo que representa hoy el peronismo. ¿Cómo ves vos hoy al movimiento obrero organizado en relación al resto de la Argentina?
Nosotros sostenemos como debate hace mucho tiempo que el movimiento obrero, esa “famosa columna vertebral del peronismo”, y por lo tanto de la mayor expresión política de los últimos años que aún persiste, ha perdido esa condición de factor de poder y se ha quedado solamente con la posibilidad de ser un factor de presión. Sobre todo los que somos representantes de los trabajadores formales funcionamos con la mecanica de que ante alguna necesidad, presionamos, articulamos, y después volvemos a nuestros lugares. La estructura de poder que arma y desarrolla una política necesita de la visión de los trabajadores, los cuales hoy están excluidos de cualquier armado de proyecto nacional. En relación a los últimos triunfos electorales del peronismo, fuimos artífices del triunfo electoral pero no fuimos artífices de los proyectos de país, o lo fuimos solo de manera muy sesgada. Eso es lo que tenemos que volver a recuperar. El actor social que es el movimiento obrero requiere de una revisión. ¿Por qué lo perdimos?
Yo creo que primero porque desde los 90’ para acá los partidos políticos han ido desapareciendo como ámbitos de debate para la discusión, y por lo tanto la posibilidad que tenemos de sentarnos a esas mesas de debate sobre el armado de proyectos de país, de municipios, de gobiernos provinciales se ha ido alejando. Hoy los partidos políticos se han transformado en meras herramientas electorales que se abren cada dos años, de las cuales nosotros no tenemos capacidad de participar, ni siquiera en el proyecto de armar una plataforma. En principio, porque tampoco existen las plataformas. Evidentemente la recuperación del partido es una posibilidad, pero tengo muchas incognitas sobre si eso se resolverá de alguna manera efectiva. Sobre todo porque a lo mejor la sociedad ya no reclama a los partidos políticos como los reclamaba desde el retorno de la democracia. Esa posibilidad nosotros la estamos reclamando desde distintos lugares, lo hacemos como Institución (CGT), como movimiento obrero (que incluye más que la CGT) incluyendo a los trabajadores de la economía informal, los de la economía popular, los autónomos, porque requerimos un lugar donde expresarnos. Estamos en esa búsqueda. A mi modo de ver creo que no tenemos que caer en fórmulas que ya hemos transitado y que no nos han dado resultado.
¿Ejemplo?
La 62 Organizaciones. Quizás resulte incómodo esto, pero evidentemente es una estructura que tuvo su resultado en un tiempo histórico del peronismo que hoy ya no tiene validez.
Hay que buscar espacios que permitan pensar los problemas del país que atañen a los trabajadores, pero que a su vez vayan más allá de los trabajadores, y no temer a las asociaciones estratégicas con otros sectores, ni pensarnos como antagónicos, por ejemplo, con los empresarios. Me parece que lo que tenemos que buscar es básicamente la posibilidad que el capital y el trabajo se unan en la búsqueda de un proyecto de país.
¿Laborar surge como una herramienta para desarrollar un poco más esta idea?
Laborar es una herramienta que busca construir ese camino. Toma la iniciativa de empezar a pensar con distintos actores, ya sean académicos, investigadores, de la educación, empresarios, dirigentes gremiales, políticos. Armar un espacio donde discutir y donde intercambiar miradas. A veces podemos caer en el error de reunirnos entre los que estamos convencidos siempre de la misma idea, y lo que vamos a encontrar ahí es solamente ratificar el convicción de que esa misma idea sea la única y la adecuada. Por eso digo que tenemos que asociarnos estratégicamente con el capital genuino, no el financiero, no el de plataformas, sino el que necesita mano de obra. Para saber que necesita ese capital y poder invertir y generar más empleos, mejores condiciones, mejores salarios y nosotros también adecuarnos a eso. Esa búsqueda es central en un proyecto de país, y nosotros queremos participar de eso. El camino no es priorizar la búsqueda de nombres de hombres y mujeres que representen ese proyecto. Primero busquemos las soluciones y después a las personas que pueden llevarlas a cabo mas eficazmente. A mí me importa que haya dirigentes gremiales, pero si quienes no lo son interpretan bien cuáles son nuestras necesidades y las posibles soluciones, está muy bien también.
¿Por qué dieron este paso ahora?
Por dos cuestiones. Una es estratégica y la otra es de fondo. La estratégica es que nosotros no podemos funcionar siempre como factor de reacción. Tenemos que accionar. Tomemos el ejemplo de la reforma laboral; terminamos reaccionando a las iniciativas de algún sector politico, cuando deberiamos ver nosotros que mirada tenemos sobre el tema, que ideas. La estrategia es la acción y el fondo es que nosotros nos oponemos a las modificaciones de las situaciones laborales actuales. ¿Creemos que el convenio colectivo que se firmó en el 75’ tiene que mantenerse igual cincuenta años después? La respuesta es No. De hecho, creemos que el contra ejemplo es la gran cantidad de convenios colectivos que se han ido actualizando y aggiornando, de modo que ante cada actividad que necesita una manera de trabajar diferente, los trabajadores la van actualizando, ¿perdiendo derechos? No, al contrario. Se van generando mejores derechos que permiten que el capital pueda invertir teniendo previsibilidad sobre un convenio colectivo actualizado.
Ahora claramente el concepto de reforma laboral está asociado a un sinónimo de baja de derechos ¿Por qué? Porque cuando se presentó como tal se presentó como una ley de reformulación de la ley de contrato de trabajo. Entonces no es ahí por donde hay que buscarlo. Si nosotros queremos modernizar el ámbito laboral -y no llamarlo reforma laboral- hay que hacerlo actividad por actividad. Es un trabajo mucho más largo pero evidentemente va a mucho mejor resultado. Actividad por actividad hay que hacerlo, poniendo en la mesa paritaria a quienes invierten y a quienes ponen la mano de obra.
¿Los juicios laborales son un problema?
Son un problema pero no un problema de la ley del contrato de trabajo. De hecho el índice de conflictividad por juicios laborales no creo que desinhiba la inversión, porque tiene una escala mucho menor a la que deberia para llegar a una situación de esas características .
En la ley de Contrato de Trabajo hay una gran cantidad de cuestiones que pueden actualizarse sin pérdida de derechos. Vuelvo a insistir con esto, nosotros tenemos una manda constitucional que nos dice que los trabajadores tenemos que participar en las ganancias ¿Estarian dispuestos en las mesas de negociaciones a que nosotros saquemos una ley que nos haga participar de las ganancias de las empresas? Bueno, en esa mesa paritaria y general se tiene que buscar un delicado equilibrio. Según mi manera de ver, si yo tuviera que insistir por el lado de la política, es actividad por actividad donde mejor se desenvuelven las cosas. Hay muchos ejemplos: el de la UOCRA, está el de Smata, está el nuestro. Nosotros hemos hecho convenios colectivos hace dos años nada más. Hemos incorporado el teletrabajo y tenemos un laboratorio de inteligencia artificial donde estamos trabajando con esto. Es decir, el mundo sindicalizado tiene una dinámica mucho más importante de lo que se cuenta. Yo siempre digo que nadie deja de invertir en la Argentina, ningún inversor extranjero deja de venir porque las leyes laborales de seguros se le impiden. No. Porque acá lo que falta es previsibilidad, incentivos fiscales, incentivos tributarios, incentivos para el primer empleo, una política económica general que sea distinta.
Vos mencionaste temas que son de la macroeconomía ¿Pensás que deberían ustedes avanzar en ese campo?
Sí. Porque nosotros en la micro estamos en un país que tiene inflación de casi tres digitos. El laburante te pide dinero en el bolsillo y entonces te dice: “bueno, mirá, yo te puedo discutir cincuenta beneficios más pero primero poneme la plata en el bolsillo, y después vemos como mejoramos el convenio colectivo”.
Entonces vos estás en esa dinámica sumado a que en la Argentina cada tres meses hay que estar cerrando salarios. Tenemos que salir de esa lógica de urgencia para discutir, en esa mesa de poder, donde se resuelve entre otras cómo se va a pagar la deuda externa, a que costo o qué condiciones se le está pidiendo al gobierno, y como pueden impactar en nuestros trabajadores ¿De qué modo? Evidentemente tenemos que estar en es esa mesa y no estamos.
En la cuarentena se juntaron la CGT con la AEA, el Estado llegó tarde y de algún modo haciendo notar que no estaba invitado a la mesa. Subyace en lo que decis que tal vez temas que antes “tercerizaban” en la dirigencia politica del peronismo hoy tienen que hacerlo “por mano propia”¿Coincidís que hay algo de eso en estos últimos años?
Yo creo que mucha dirigencia todavia no terminó de darse cuenta que hay un gran sector de la gente que no está escuchando lo que dice la política. La generación sub-35 no entiende lo que habla la política, y no escuchan lo que habla la política, y entonces emergen fenómenos culturales -no políticos-como Milei que terminan siendo presidenciables. Esto es un riesgo muy grande. No importa lo que diga en sí Milei, siempre que lo diga enojado, y ese sentimiento representa a un montón de gente. Eso para nosotros es un riesgo yo quiero recuperar la política como herramienta de solución de los problemas de la sociedad. Evidentemente la política tiene que aggionarse a esto. Nosotros tenemos que recuperar esa mística de futuro, de estar armando lo que viene.
Es a esto a lo que me refería cuando te decía que desaparecieron los partidos políticos. Me resulta llamativo ver la gran desaparición de los comités radicales y de las Unidades Básicas, tanto acá en Buenos Aires y en el interior profundo.En el peronismo, ¿dónde queda el lugar donde se discuten de política las 24 horas del día, mientras quede la luz prendida? La respuesta es adentro de los sindicatos, éste es el único lugar donde se sigue discutiendo.
Hay una gran cantidad de caudal de materia gris, de intelectuales, de militancia, de territorialidad, de estructura que hay que aprovechar, y la política debiera ser más inteligente y empezar accionar para ello. Nosotros tenemos la obligación de estar porque tenemos que estar al lado de las bases para representar absolutamente a todos, todas las franjas etarias y todos los perfiles, desde una actividad que puede tener un perfil socioeconómico cultural determinado, como los trabajadores de seguro llegando a todo el universo de los que trabajan.
Hay ejemplos en América Latina de ciertas personas que nacen como emergentes culturales y que luego terminan siendo presidentes. Castillo, Boric, Bolsonaro y el más importante de todos que fue Trump. Este último era un fenómeno cultural al principio, no un fenómeno político. Esto va mucho más allá de los sectores que representen y más allá de uno sea mejor que otro, eso no importa. Yo digo que la política dejó de intervenir cada vez más y se están sucediendo en el mundo estos ejemplos. Hay que trabajar para la recuperación de la política como herramienta válida. Me parece que no es un tema menor para nosotros hablar desde donde podemos hacerlo, desde el lugar de batalla y de nuestras problemáticas pero además aportando posibles soluciones. Si no, nos vamos a terminar quedando con los 21 Puntos de Ubaldini, que fue allá lejos y hace tiempo.
¿Va a ser distinta su participación politica a futuro?
Sí, pero porque creo que hay que recuperar algo que me parece importante .El famoso tercio histórico de personas provenientes del sindicalismo en las listas legislativas es importante, pero no es lo único. Ahora si ese tercio no representa un proyecto, en realidad no significa casi nada. Primero tenemos que generar proyectos concretos sobre algunos temas que nos interesan a nosotros. Empezar por ahí y después sí pensar en que podemos marcar un paso de calidad importante dentro de la política, y ayudar desde ese lugar. Ningún proceso social (al menos que yo recuerde) -y la política es un proceso social – sale de la idea de una sola persona.
Perón no está más, por eso pienso que habría que actualizar todas sus doctrinas a esta contexto historico. Estoy seguro que Perón, con la inteligencia que tenía, traído a este escenario pensaría muchas cosas de una manera totalmente diferente, o por lo menos con otro cariz a lo que pensaba antes, porque el mundo ha cambiado y porque las circunstancias te ponen en otro lugar.
En este punto la política a veces se aferra a cuestiones tradicionales que las nuevas generaciones no terminan entendiendo. Nos pasa también en el sindicalismo, terminamos aferrados a paradigmas tradicionales porque creemos que nos han dado resultado en algún momento, y resulta que hoy nuestro afiliados/ trabajadores los rechazan porque dicen que ese no es el mundo en el que están viviendo.
¿Cómo ves a la economía real?
A los actores de la economía real los veo mucho más preocupados por el destino del pais el año que viene, independientemente de quien gane y de la interna de la coalición opositora, a quien no creo que todos los empresarios apoyen. De hecho, como dato a tener en cuenta cuando nosotros iniciamos este espacio laboral, empezamos a hablar con todos los sectores; hablamos con la Iglesia, hablamos con los movimientos sociales, hablamos con los empresarios, nos dijeron nosotros queremos estar ahí porque queremos pensar el país. Nadie les está dando alguna mínima seguridad sobre el país que viene.
Vos imagínate que un gran inversor de la Argentina ve a un ex presidente como Macri sostener las ambigüedades que dice, o las vaguedades que habla sobre determinadas cuestiones, que vos decís “bueno estamos ante un tipo que quiere ser presidente y no me dice una sola cosa”. Los que están preocupados en la economía real es que nadie les da seguridades de donde está el país ni para donde va ir siquiera.
Escuchaba el otro día a un político, hablando en términos generales –nosotros vamos a poner mano dura – ¿Qué es poner mano dura? ¿Es decir lo que dijo Macri? “Cierro Aerolíneas y transformo todo el presupuesto en 33 mil gendarmes y los pongo a todos en Rosario”. ¿Qué locura es esa? Ustedes creen que es tan fácil conseguir 33 mil gendarmes para que vayan a Rosario? ¿Y que la bandera de Aerolíneas no esté más? Eso lo dice alguien que fue presidente y que quiere volver a serlo. Pero el tipo que invierte quiere escuchar proyectos y reglas claras; “¿Vamos a tener una reforma fiscal? ¿Voy a tener incentivos para invertir en este país?”
El tipo que viene de afuera quiere que le respondan si va a poder sacar los beneficios de la guita que invierta . No te digo el año que viene, porque no tenemos dólares, sino dentro de cinco años ¿vos me aseguras que la voy a poder sacar? Nadie da seguridad sobre eso. ¡Siete años para hacer un caño estuvimos! Toda la guita que podamos invertir acá para sacar Vaca Muerta lo pueden hacer con inversores locales comprando tecnología de afuera, por supuesto. Pregúntate por qué no lo invierten. Efectivamente ahí hay un problema. Me podes decir ¿Qué hacemos los trabajadores?¿ Lo miramos desde afuera?
Siempre se chicanea a la CGT de no adaptarse y no ver que el mundo cambió. ¿Ustedes piensan que puede existir una reflexión organizada por parte de ustedes con respecto a las nuevas realidades de trabajo?
Sí, de hecho estamos recorriendo ese camino, con una visión más amplia de la que se tenía antes, con el objetivo de modernizar nuestras actividades laborales. Algunos hacen unos pasitos más y otros menos. Nosotros tenemos una fundación de inteligencia artificial y estamos viendo cómo funciona en nuestros trabajos y en nuestra actividad para después llevarlo a la CGT.
El otro gran déficit que hay a nivel del Estado y de las organizaciones sindicales es la capacitación laboral. Hoy la estructura educativa está diseñada en un mundo que ha cambiado notablemente y que no capacita a los chicos para ningún primer trabajo. Entonces evidentemente la primera cuestión es esa: tiene que haber una transformación de la educación a nivel general. Segundo, en nuestro sector tenemos capacitación en cada uno de los gremios, pero tenemos que profundizarlo más en asociación con el Estado, y generar ahí la posibilidad de que quien quiera ser productor de seguro lo sea, quien quiera ser constructor pueda hacerlo, los que quieran trabajar en industria petrolera también puedan hacerlo. Somos los que mejor sabemos sobre estas cosas en nuestras actividades respectivas.
Cuando digo “nosotros” lo digo también en asociación con los empresarios. Imagínate que alguien viene a invertir y dice “no tengo gente capacitada para que pueda trabajar con las maquinas que traigo”. Y nosotros no se lo podemos resolver de un día para el otro. Ninguna capacitación se hace de una día para el otro. Es difícil, y claro, a la vez tenemos un 7% de gente en indigencia, nadie puede pensar que alguien que no come todos los días va a pensar cual es su futuro laboral. Tenemos un 40% de pobreza, que funciona de la misma manera. Lo primero que hay que sacar de encima son las urgencias para después atender las prioridades.
Viste toda la discusión por los planes y el rol de los movimientos sociales ¿Qué pensás vos al respecto?
La cantidad de planes relacionado con empleos son 1 millón 200 mil, no parece ser ese el problema. El problema son los planes de asistencia sociales en un país que está devastado por la pobreza desde hace muchísimo tiempo, y que tiene que ver con las asignaciones y demás. Evidentemente de manera coyuntural y circunstancial el Estado tiene que participar, porque creemos desde el peronismo que el Estado tiene que intervenir cuando la sociedad lo necesita. Esto se empezó a generar en el 2001 con el quiebre absoluto de la presencia del Estado, un proceso que arrancó con las manzaneras y terminó en el incremento de la cantidad de planes sociales. Nosotros queremos que cada trabajador tenga la ayuda del Estado cuando la necesite (mínima) pero que tenga la posibilidad de trabajar. Y para eso tenemos que transformar el actual mundo del trabajo.
Hoy tenemos 6 millones 300 mil de trabajadores formales que son los mismos trabajadores que hace diez años. De los 20 y 22 millones de la población económicamente activa un tercio es de trabajadores formales (convenio colectivo, seguridad social, salud y demás) otro tercio es autónomo o monotributista y otro tercio que está en la economía popular/ economía informal.
Y 3 millones en el sector público…
Bueno ahí hay algo para transformar en el mundo del trabajo, porque evidentemente los monotributristas han sido un invento para entrar en un “fraude laboral” en una relación de dependencia disfrazada. Ahí hay todo un trabajo para hacer para que los trabajadores formales sean más y para que esos planes se vayan adaptando al mundo del trabajo formal y vayan desapareciendo. Que el Estado quede como una posibilidad de generar la ayuda necesaria, como ese Estado de Bienestar que siempre buscamos, pero no como una cuestión fundamental para mantener ad-eternum y que solo sirva para circunstancias electorales.
Hoy ser trabajador formal sindicalizado privado no te garantiza estar por encima de la línea de la pobreza
Hay un cambio en la fase del capitalismo. No es solamente el problema que tenemos nosotros, que es el problema de la inflación, que básicamente lo que hace es profundizar ese proceso. Sino preguntémosles a los chalecos amarillos de Francia, todos trabajadores formales con empleo formal que hacían el reclamo que hacían. Ellos no podían ya llegar a vivir con los famosos 1000 euros por mes que se suponian un piso europeo. ¿Qué pasó en el capitalismo? El capitalismo se diversificó, el capital ya no necesita un trabajador y una mano de obra calificada para poder producir su lucro. Hoy tiene dos fases más el capitalismo; el capitalismo financiero que genera su propia ganancia, por lo tanto el trabajador no está ahi y el otro es el capitalismo de los unicornios, o de plataformas. El trabajador no es tan necesario. Hay que mirar esto con un poco más de atención para ver como se mueve, porque es un fenómeno mundial. En Argentina está profundizado básicamente porque hoy la inflación tiene tres dígitos, entonces tenés una curva ascendente regular constante. Vos vas por escalones, si tenés suerte, en un momento esa curva la alcanzas con un pico de aumento salarial, luego te amesetas y la curva sigue creciendo, otro golpe más te amesetas y la curva sigue creciendo, y en ese triángulo que queda ahí perdés el poder adquisitivo. El poder adquisitivo de los salarios en los últimos siete años perdió el 25%. Los trabajadores asalariados son los que menos perdieron porque tienen paritarias. Los informales son los que más perdieron.
Estas en un gremio donde muchisimos habrán votado a Macri. El gremio al que representas es un “gremio de corbata”, con nivel socioeconómico medio acomodado. ¿Como compatibilizas eso con tu perspectiva más politica “hacia fuera”?
Primero entiendo muy bien a quienes represento. Lo primero que hago es representar a quienes me pusieron en este lugar. Cada una de las cosas que necesita el trabajador de seguro al que yo represento están llevadas adelante o por lo menos en la lucha -con las condiciones y características- que tiene cada actividad, en este caso la de seguros. Luego soy un dirigente y como tal creo que tengo que aportar socialmente .En ese aspecto me parece fundamental que todos los actores sociales (los dirigentes sociales) sean dirigentes gremiales, sean de los movimientos, sean políticos y demás puedan aportar todos en un proyecto de país que los incluya.
¿Tiene futuro el peronismo?
Yo creo que sí. La refuncionalización de toda la doctrina peronista se está dando de un modo muy dinámico dentro de los sindicatos, pero eso hay que sacarlo a un ámbito de debate mucho más amplio. Si eso sucede el peronismo volverá a enamorar como siempre lo ha hecho.
Me resulta raro encontrar que en el grito de guerra de alguien que no es peronista cuando está festejando algo lo primero que dice es “Viva Perón!” Y eso es una mística que anda dando vuelta y no murió. Acá de lo que trata no de interpretar a Perón solamente, sino de actualizar todas sus doctrinas para que tengan vigencia en este presente también. En los sindicatos todavía existe la mística peronista.