Tres años pasaron ya de gobierno de la alianza Cambiemos.
Lejos quedaron aquellas promesas del “segundo semestre”, o “la luz al final del
túnel” descrita por la Vicepresidenta Gabriela Michetti, entre otros tantos
fallidos. Vale la pena preguntarse qué modelo de país es el que persigue la
coalición gobernante: son pocos, para ser generosos, los sectores económicos
que han experimentado crecimiento sustentable desde diciembre de 2015. Por
supuesto que el latiguillo de la “pesada herencia” o los “70 años de
decadencia” como responsables del desastre económico actual ya no pueden ser
utilizados, a pesar de que varios voceros gubernamentales siguen recurriendo a
esos ya desgastados argumentos.
Un modelo económico se define por qué sectores se
desarrollan en productividad y competitividad, y cuáles son los menos
favorecidos por las políticas económicas aplicadas. Entrando ya en el cuarto
año del gobierno actual, creemos que es necesario observar algunos indicadores
que nos permitirán dilucidar dónde está parada nuestra economía. Como el lector
puede sospechar con antelación, los números no son para nada alentadores.
La industria es, sin dudas, creadora de mano de obra
intensiva sumamente calificada. Discursivamente, Cambiemos vive pregonando la
necesidad de crear “empleo de calidad”. Puede inferirse, entonces, que el
empleo asalariado industrial privado es sin dudas un buen ejemplo de puestos de
trabajo “buscados” por la administración Cambiemos. Sin embargo, como en tantas
otras cosas, la realidad le da la espalda a Mauricio Macri. Según datos del
Sistema Integrado Previsional Argentino (100SIPA), desde Septiembre de 2015 a Octubre
de 2018 se perdieron más de 115.000 puestos de trabajo en la industria
manufacturera. Un verdadero industricidio.
¿Y si analizamos a este sector observando el uso de su capacidad
instalada en cada una de sus ramas? Veamos los últimos datos del INDEC respecto
a ello:
El nivel general de capacidad instalada en diciembre de
2018 utilizada fue del 56,6%, es decir que prácticamente la mitad de las
máquinas industriales de nuestro país están paradas, el nivel más bajo desde
2002. La situación empeora si observamos la utilización de la capacidad
instalada en sectores como la industria metalmecánica (10042,6%), la industria
textil (10032,3%) o, más alarmante aún, la industria automotriz con un apenas
25,6% de su capacidad instalada en uso. Los números generales son más
desalentadores aún: según el INDEC, en 2018 la industria manufacturera cayó un
5% con respecto al año anterior. Si observamos la serie estadística del INDEC
se puede apreciar mejor la caída desde la asunción de la Alianza Cambiemos:
Puede decirse, mirando el gráfico, que la caída de la
industria manufacturera es una política de estado de Cambiemos. Con excepción
de algunos meses de leve recuperación en 2017, la tendencia es claramente a la
baja. ¿Cómo puede pensarse, entonces, un proyecto de desarrollo para la
Argentina con una industria tan vapuleada? Para entender el modelo que propone
Cambiemos podemos contraponer la actividad financiera. Según el Informe sobre
Bancos que elabora mensualmente el Banco Central de la República Argentina, las
ganancias de los bancos se incrementaron en promedio un 121,4%, mientras que
las de las entidades extranjeras aumentaron un 150,4%. Si tomamos en cuenta
también las altísimas tasas de interés, queda claro que el sector productivo
industrial no es una prioridad para el Gobierno Nacional.
Los pequeños comercios son, sin dudas, otro sector que
genera una gran cantidad de empleo, sobre todo en el Área Metropolitana de
Buenos Aires (100ciudad y conurbano bonaerense). Como es esperable, la recesión
está haciendo estragos en esta rama de la economía: según la prestigiosa ONG
Defendamos Buenos Aires, que realiza relevamientos de forma periódica,
solamente en enero de 2019 cerraron 2.536 locales en el AMBA. Es decir, en
promedio, un ritmo de 82 cierres de locales por día. Si tomamos una media de 4
empleados por comercio, solo en un mes se quedaron sin empleo un total de
10.144 personas.
Este breve análisis nos da una visión clara de qué modelo
de país quiere la alianza Cambiemos. Sin industria y sin actividad comercial,
no hay economía que pueda generar puestos de trabajo genuinos. Es por ello que,
si queremos proponer una alternativa a este proyecto de país a todas luces
inviable, tenemos que hacer foco en revitalizar nuestra industria y fomentar el
consumo, entre tantas otras medidas de urgencia. Sin dudas, el próximo gobierno
justicialista deberá lidiar con una verdadera pesada herencia.