El Destino ha querido así que en este octubre el peronismo pueda conmemorar que nació un 17 con Perón y los trabajadores, pueda ratificar su vigencia el 23 con la victoria de Cristina y rendir el 27 su homenaje a Néstor: el militante que al no dejar sus convicciones en las puertas de la Casa Rosada un 25 de Mayo de 2003, rescató al peronismo de su viraje conservador liberal y de su autodestrucción, para volver a colocarlo en el perfil nacional y popular de sus orígenes, que es el que hoy está sirviendo nuevamente al bienestar de todos los argentinos y lo reconcilia con la historia.
Cristina será consagrada presidenta el 23 de octubre porque, el 14 de agosto último el pueblo argentino en las elecciones primarias, abiertas, simultáneas y obligatorias para todos los partidos definió que el peronismo es uno solo, es nacional y popular y lo conduce Cristina, cuando la respaldó con el 50,21 por ciento de los votos y le dio la espalda a aquellos dirigentes que, invocando una supuesta identidad peronista, en realidad se presentaron como máscaras que encubrían una propuesta conservadora liberal.
Porque las viejas generaciones identificadas con el legado histórico de Perón y Evita y las nuevas generaciones identificadas con el liderazgo y el compromiso de Néstor votan por Cristina, el peronismo ha vuelto a ser uno solo y es el núcleo articulador de la cultura política nacional y popular: la que concibe que la construcción de la grandeza de la nacióntiene sentido solo si hace posible al mismo tiempo la felicidad del pueblo.
Perón tuvo que enfrentar en su tiempo la resistencia al cambio de los grupos económicos y mediáticos concentrados locales e internacionales que se beneficiaban con una Argentina dependiente del Imperio Británico, mera exportadora de materias primas agropecuarias, brutalmente desigual y socialmente desintegrada; para poder construir una Argentina soberana, industrial, con un fuerte mercado interno de consumo, integrada socialmente y con una extendida clase media como resultado. En pos de lograr ese objetivo, un 26 de Julio de 1952, Evita, la militante, se quemó en una llama épica para sostener las realizaciones y la conducción de su amado jefe, Perón. Tras el golpe de estado de 1955, su nombre fue recogido por las nuevas generaciones como bandera y fue llevado a la victoria: el regreso de Perón a la Patria y al gobierno para continuar la construcción de un modelo nacional y popular de desarrollo que permitiera la felicidad de todos los argentinos.
Néstor y Cristina han tenido que enfrentar contemporáneamente la misma resistencia al cambio de los grupos económicos y mediáticos concentrados locales e internacionales que se beneficiaban con el país que emergió de la crisis del 2001: una Argentina nuevamente dependiente -ya no del Imperio Británico o del estadounidense- sino del sistema financiero especulativo global, también mera exportadora de materias primas agropecuarias y también brutalmente desigual y socialmente desintegrada; para volver a construir una Argentina soberana, industrial, con un fuerte mercado interno de consumo, integrada socialmente, que tiene como meta volver a reconstruir una extendida clase media. En pos de lograr ese objetivo, un 27 de Octubre de 2010, Néstor se inmoló para sostener sus realizaciones y las de la presidenta.
No se trata de comparar mecánicamente sucesos y personalidades diferentes en épocas diferentes, lo que podría resultar odioso tanto para las viejas generaciones, como para las nuevas. Se trata sí de destacar lo común que hay entre el ayer y el hoy en ese proceso socialmente vital en permanente transformación que es el peronismo en la medida en que se mantiene fiel a su esencia: hacerse cargo de las necesidades de la nación y del pueblo en cada momento histórico.
Y lo común es la presencia de la conducción y del pueblo: vinculadas por una relación de compromiso de la conducción para con el pueblo; y de lealtad del pueblo hacia esa conducción, en la medida en que se hace cargo de sus necesidades.
Porque este fenómeno político se ha dado nuevamente, como se dio en el pasado, es que Néstor está ahora con Perón y Evita en la memoria y el afecto colectivo, y el pueblo está con Cristina expresando: ¡Gracias Néstor, Fuerza Cristina!
En reconocimiento a la coherencia que tiene el modelo nacional y popular de desarrollo que llevan adelante Néstor y Cristina con el modelo de desarrollo que llevaron adelante Perón y Evita; en reconocimiento a la coherencia y entrega de Néstor; y en reconocimiento a la acertada conducción política y a la eficaz y transformadora gestión de gobierno que Cristina viene llevando ahora sola: las viejas generaciones y las nuevas generaciones de argentinos consagrarán nuevamente a Cristina presidente el 23 en unOctubre de Conmemoración, Victoria y Homenaje.
Mario Bertellotti