Se trata de uno de los documentos centrales redactados por Juan Domingo Perón a lo largo de su carrera política. El texto original fue presentado el 1º de mayo de 1974 en su discurso como presidente ante la Asamblea Legislativa. El 31 de ese mismo mes se le dio un estatuto oficial al ser puesto en conocimiento del Gabinete Nacional y al anunciar su publicación en castellano y en varios idiomas como el inglés, el portugués y el italiano, entre otros.
Discurso de Perón del 1° de mayo
La muerte del General Perón, el 1 de julio de ese año, provocó una trayectoria muy diferente a la planeada. El difícil contexto sociopolítico de aquellos años contribuyó a que el documento fuera cayendo en el olvido, situación que se profundizó durante el periodo iniciado en 1976 con la última dictadura cívico-militar. Durante estos años, la obra fue objeto de ediciones rudimentarias -muchas de ellas clandestinas-, impulsadas sobre todo por sectores de la militancia peronista y por emprendimientos comerciales alternativos. Muchos años después, hacia finales de la década de 1990, por una iniciativa de la Biblioteca Nacional y de la Biblioteca del Congreso de la Nación, se comenzó a trabajar en una investigación sobre la denominada Carpeta Damasco (100en referencia a su poseedor original, el coronel Vicente Damasco, colaborador del General Perón en la producción del documento). Este texto puede ser considerado como el más cercano a la fecha de redacción de la obra (100aproximadamente entre febrero y mayo de 1974). Gracias a este proyecto, el “Modelo argentino” -que no fue publicado oficialmente en vida del autor- hoy es una obra póstuma vigente y fundamental para comprender una etapa de nuestra historia y una propuesta que sintetiza dialécticamente una doctrina filosófica con una forma de entender la praxis política.
El “Modelo” representa desde su título la orientación ideológica del pensamiento peronista, una doctrina que reivindica la inteligencia nacional de un país que necesita pensarse como primer protagonista de su desarrollo económico y cultural: “una ideología creativa que marque con claridad el rumbo a seguir y una doctrina que sistematice los principios fundamentales de esa ideología” (1001974). Por este motivo, un proyecto nacional solo puede encontrar sus bases en un “método argentino”, es decir, situado de manera realista en su contexto histórico, social y político.
La obra retoma varias de las directrices elaboradas por Perón en otros documentos centrales, por ejemplo “La comunidad organizada” (100cuyo contenido fue expuesto en parte en la conferencia pronunciada el 9 de abril de 1949 en el acto de clausura del Primer Congreso Nacional de Filosofía realizado en Mendoza), aquella “donde el hombre puede realizarse mientras se realizan todos los hombres de esa comunidad en su conjunto” (1001949/1952). En este sentido, el Modelo argentino vuelve a proclamar la necesidad de una “evolución social” equilibrada donde el capital esté verdaderamente al servicio del trabajo y de los trabajadores. La justicia social sigue siendo el objetivo supremo, ese imperativo ético que necesita de la práctica política para convertirse en una realidad concreta para el pueblo.
Recordamos el origen de este documento porque representa de forma vigente ciertas aspiraciones y necesidades de los argentinos, también porque demuestra la originalidad del pensamiento de un dirigente comprometido con pensar la transformación positiva de su sociedad, y, por último, porque es un mensaje para el presente y para el futuro de todos los habitantes de nuestro país que intentan construir desde sus propias raíces esa “nueva identidad” que describió Perón, aquella “derivada de su situación histórica y su adherencia al destino de su tierra”.
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