Todas estas frases ameritan ríos de tinta, pero mi interés hoy está centrado en la última, otra prueba de ácido para la heterogénea y confundida oposición y los medios de comunicación concentrados (100oligopolio, como dicen los economistas). Desde la denominada “crisis del campo” y el rechazo de la Resolución 125 en esa madrugada aciaga en el Senado (100por un Vicepresidente que quiere ser recordado como patriota y que los libros de historia se encargarán de mostrarlo como un traidor), comenzó a mencionarse el nacimiento de una supuesta entidad política en si misma: “el voto del campo”.
Los grandes beneficiados por el “voto no positivo” no fueron otros que la denominada “Mesa de Enlace” (100que representa nada más que a sus cuatro mediáticos integrantes y los intereses de la explotación agropecuaria de los grandes terratenientes) y los medios de comunicación concentrados a quienes Cobos les parecía San Martín y la Mesa de Enlace los tres mosqueteros y Dartagnan.
Hay, además de los intereses concentrados que ambas corporaciones quieren defender, un punto de contacto central: la exposición mediática (100provista por unos y ansiada por otros). En esta exposición mediática los miembros de la Mesa de Enlace y algunas entidades adheridas cobraron fama internacional. Este conjunto de sectores económicos concentrados también fueron los encargados de construir una entelequia atractiva para opinólogos de toda laya: “el voto del campo”.
El 14 de agosto nos dio pruebas para afirmar que el “voto del campo” no existe, o al menos, no existe de la manera que forzadamente muchos nos quisieron hacer creer. Porque adjetivar el voto es siempre un ejercicio arriesgado e imprudente, además de antidemocrático. Y si se lo quiere adjetivar, podemos encontrar ejes ordenadores hasta que nos cansemos: voto del campo, voto de los altos, voto de los enanos, voto de los blancos, voto de los negros, voto de los citadinos, voto de los empresarios; y un largo etcétera. Lo cierto es que desde la “Ley Sáenz Peña” no sabemos como votan los que son calificados, el voto es universal, secreto y obligatorio.
Pero como de entelequias no se vive, teníamos pruebas también desde mucho antes: ante la fama mediática muchos “representantes” del “campo” se presentaron como candidatos a diputados a las elecciones legislativas de 2009 y prometieron impulsar leyes desde el Congreso para favorecer al campo. La historia es el mejor método de control de las acciones de las personas (100por eso se afirma que “nadie resiste un archivo”): estos candidatos no han impulsado un solo proyecto de ley que haya obtenido media sanción a favor del “campo”. En cambio sí lo ha hecho el gobierno nacional, en minoría legislativa en el Congreso (100Cristina gobierna sin un presupuesto nacional para 2011): se modificó la ley de emergencia agropecuaria, se pusieron en marcha planes para los sectores específicos de las explotaciones agropecuarias e incluso a comienzos de este año la Presidenta envió al Congreso un proyecto para regular la tenencia de la tierra en nuestro país.
En este turno electoral también hubo “representantes del campo” con aspiraciones legislativas. Les fue peor. Un solo caso: la fuerza política que llevó a Marío Llambías (100de licencia como titular de la Confederaciones Rurales Argentinas, CRA) solo obtuvo el 3,5% de los votos en Buenos Aires, dejándolo muy lejos de soñar con una banca en el Congreso.
Analizando globalmente los resultados de las primarias se ve que Cristina ha ganado en 23 de los 24 distritos electorales, es imposible que pueda existir entonces el “voto del campo”, ya que eso no explicaría que se haya ganado en las 5 provincias de la zona núcleo productiva: Buenos Aires, Santa Fe, Córdoba, Entre Ríos y La Pampa. Permítaseme un dato más: Cristina ha ganado en 133 de los 135 municipios de la provincia de Buenos Aires.
Entonces lo que ha sucedido es lo que afirma desde hace años Joseph Joubert: “como la dicha de un pueblo depende de ser bien gobernado, la elección de sus gobernantes pide una reflexión profunda”. Pero como la necedad y la impotencia marcan otras cosas, esto no puede ser reconocido sin más y por eso el titular de la Sociedad Rural Argentina, Hugo Biolcati, dijo: “A la gente en el interior no le va mal”; y “Cuando nos convenía, nosotros nos vendimos como el 15 por ciento del padrón, pero en realidad no llegamos al 8”. En el barrio a estas personas las llamamos mal perdedor.
El domingo 14 de marzo marcó el fin de la entelequia y puso aquí también blanco sobre negro: fue Cristina quien creó un ministerio específico para el sector agropecuario, fue Cristina junto a Néstor quienes sacaron a nuestro país de su peor crisis, fue el modelo económico implementado desde 2003 el que nos hizo entender que se crece con todos los sectores productivos. Fue en los noventa que se remataban campos y quedaban en la calle miles de chacareros y peones de campo, no así la mayor parte de sus dueños que brindaban en cócteles con los padres de esas políticas.
A confesión de parte relevo de pruebas.
Pablo Javier Salinas
@SalinasPabloJ