17 de agosto de 2017
Instituto Gestar

DON’T WORRY GUYS ¡TODO VA A ESTAR BIEN!

Las nuevas tecnologías atraviesan casi todos los campos de nuestra vida cotidiana, hoy inclusive alcanzan y modifican las costumbres de lugares recónditos, a la vez que extendemos territorios de manera virtual y accedemos a una gran cantidad de información a través de aplicaciones, medios, mapas satelitales y soportes diversos. Es decir, las tecnologías, que existen desde que el mundo es mundo, hoy se han vuelto protagonistas -con sus ventajas y dificultades- en un sistema globalizado e interconectado que genera nuevas demandas ciudadanas y sociales. En esta breve nota hacemos mención a cuatro casos donde un buen uso de las tecnologías podría contribuir al desarrollo nacional, soberano y justo. Desafortunadamente, las nuevas TICs, o quedan fuera de la agenda de Cambiemos o son utilizadas por oscuros personajes y con intereses sospechosos; de esta manera, se desaprovecha su potencial estratégico y se pierden buenas oportunidades para mejorar en muchos sentidos nuestro bienestar social y cultural.

El primer tema en debate tiene que ver con el Programa Conectar Igualdad, que desde su origen consiste, básicamente, en la distribución de soportes tecnológicos (100netbooks) entre jóvenes que muchas veces no pueden acceder a los mismos (100alumnos). Quizás por la misma “simpleza” del Programa se ha acusado a sus responsables (100ANSES, Ministerio de Educación, Poder Ejecutivo y cuántos más) de populistas, clientelistas, demagogos o cuestiones por el estilo. Pero la realidad muestra que se trata de una política efectiva para reducir la llamada brecha digital, o al menos comenzar a hacerlo posible. Apenas iniciada la gestión macrista, se despidieron a más de 1.000 empleados del programa (100además de la distribución de netbooks, se había desplegado una red de capacitadores con alcance federal para formar a docentes y alumnos en el uso de nuevas TICS) y solo se entregó un remanente de 100 mil computadoras durante todo el 2016. Alcanzar la brecha digital 0 debería haber sido la meta a seguir, para garantizar la conectividad de todos los alumnos y escuelas del país, generar más inclusión y acceso a las nuevas tecnologías, pero las decisiones fueron equivocadas y hoy el plan está prácticamente desconectado.

El segundo caso, que hace algunos días sorprendió a los medionautas, fue la revelación de una carta de intención firmada por el presidente de Arsat, Rodrigo de Loredo, para crear una nueva empresa – Newco – en la que Hughes, una compañía norteamericana, tendría el 51% sobre la comercialización de ARSAT 3. No se comprenden dos cuestiones elementales: la primera es que nadie en su sano juicio pone en riesgo recursos escasos y estratégicos en términos geopolíticos y económicos, a los cuales pocas naciones acceden, como son las posiciones geoestacionarias internacionales y la producción nacional de componentes de avanzada. Para un país, proteger una posición geoestacionaria debería ser como cuidar un recurso natural, proteger una provincia o una frontera. La segunda cuestión tiene que ver con los números: en declaraciones a los medios, de Loredo afirmó: “El objetivo es que Hughes invierta más de US$ 100 millones, de los US$ 230 millones que va a costar el Arsat 3”, pero en el documento filtrado se indica que la inversión será en principio solo de la mitad de ese importe, y en todo caso ¿cómo se explica que una empresa que invierte menos de la mitad del total se quede con más de la mitad de las acciones? Un negocio realmente insólito. Por último, una cuestión no menor son los ribetes jurídicos: la maniobra de inicio ya es ilegal, ya que viola la Ley 27.208 de Desarrollo de la Industria Satelital, que en su artículo 10 establece que una asociación de ese tipo, que modifica el capital accionario de la empresa, tiene que pasar por el Congreso. Además, si de ahora en más surge algún tipo de problema, por ejemplo si se decidiera suspender la intención del negocio acordado, es probable que la Argentina se vea obligada a litigar en primera instancia con una empresa norteamericana y bajo la Justicia estadounidense. Al parecer, no hay muchas opciones ni expectativas en el horizonte cercano: la primera es creerle  al presidente – faena pesada – cuando dice que el acuerdo es parte de la “Inserción inteligente de Argentina en el mundo: “Les digo a los muchachos de Invap que no se preocupen, van a seguir trabajando, y estamos buscando cómo potenciar mejor su trabajo"; la segunda – vista la primera -: ir pensando en el diseño de una medida cautelar para frenar la avanzada privatista inminente del gobierno de los CEOs.

La pregunta por la utilidad de los satélites nos coloca en la tercera cuestión, es decir ¿para qué sirven los ARSAT en el espacio? Para responder brevemente, y entre otras funciones: brindan servicios de internet, conectividad para sitios de telefonía celular 4G, plataformas para dispositivos con difícil acceso a las conexiones de fibra óptica, servicio de TV digital, además es una empresa que genera empleo calificado para muchos ingenieros y científicos y contribuye en la disputa por garantizar el derecho a la comunicación, multiplicando voces y expresiones. En este sentido, y específicamente, debemos hablar aquí de la paralización de la Ley de Convergencia, proyecto iniciado tras el desguace de la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual. Se prometió para el 2017, pero es un hecho que se demorarará hasta el 2018. El estancamiento perjudica a productoras audiovisuales, asociaciones del sector, colectivos comunitarios, entre otras organizaciones. La inversión en tecnologías, compra de soportes y diseño de proyectos que integren nuevas TICs solo se pueden planificar en un marco comunicacional y legislativo con reglas claras y apertura a la participación plural; por el contrario, la incompetencia de los responsables -como fue la del “milico” Aguad al frente de Comunicaciones- solo terminó beneficiando a los tanques multimediales, quienes en este mismo momento preparan fusiones que configuran en el corto plazo un mercado oligopólico, más aún de lo que ya es. El resultado final es la concentración de recursos en manos de aquellos que puedan acceder a infraestructura y tecnologías necesarias para producir contenidos -e ideologías, no lo olvidemos-. El último golpe al sector fue la eliminación del Ministerio de Comunicación y su pase en modo Secretaría bajo el ala de Modernización, que también velará sobre el ENACOM. Un verdadero retroceso que demuestra con claridad la falta de competencia y criterio que el macrismo tiene sobre un sector central para generar valor agregado, contribuir a la integración social y a la soberanía política, producir contenidos educativos, científicos y culturales, entre otras tantas potencialidades.

El último y cuarto ejemplo, está vinculado con el Ministerio de Ibarra, que ha mostrado una notable falta de iniciativa para innovar en la gestión y administración estatal. Pareciera que para el ministro, modernizar tiene pocos sinónimos: despedir/cesantear/ajustar. Pero no se puede reducir la enorme tarea de mejorar la calidad institucional y funcional del Estado al recorte de personal, programas y presupuestos con el objetivo único de reducir el gasto público y el déficit en las cuentas de provincias y municipios, meta que, dicho sea de paso, tampoco se cumplió. Menos alcanza con el eslogan “Gobierno Abierto”, una paráfrasis del caballito de batalla PRO, la afamada -y cascoteada por ellos mismos- transparencia. Es necesario utilizar las nuevas tecnologías para modernizar verdaderamente la estructura estatal: diseñar un nuevo Plan Estratégico de Gobierno Electrónico, mejorar las plataformas a través del software (100incluso en versión libre), rediseñar web oficiales y portales de información pública, poner al servicio del ciudadano nuevas apps que mejoren su experiencia de usuario, entre tantas otras ideas que podrían transformar la administración estatal y facilitarle la vida a la gente.

Todos estos ejemplos no son hechos aislados, vienen acompañados de un conjunto de medidas que complejizan el modelo de gestión y empeoran, en definitiva, la calidad de vida de las personas. ¿No será hora de dejar de hablar tanto del pasado y poner la cabeza en el presente para pensar nuestro futuro? ¿No será hora de dejar de lado conservadurismo, oportunismo e intereses particulares para ejercer una sensibilidad comunitaria y organizada? A estas preguntas, el peronismo responde que es fundamental aprovechar el ingenio científico y artístico, la creatividad nacional y el potencial de las nuevas tecnologías, siempre con los mismos objetivos como guía: la grandeza argentina y la prosperidad de su pueblo.

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