17 de julio de 2012
Instituto Gestar

Industria: Sí podemos!

Cada vez que la presidenta habla de industrializar la ruralidad, nos transmite un concepto que va más allá de un simple slogan. Está hablando de la importancia de agregar valor en origen a nuestras materias primas, de construir cadenas de valor sólidas que permitan insertarnos en el contexto mundial como un país que avanza hacia la industrialización.

Un recorrido en este sentido puede verse en los resultados de las exportaciones argentinas. Cuando analizamos su composición vemos que ha habido un crecimiento sostenido de la participación de las manufacturas de origen industrial en el total exportado. Este hecho que ha ocurrido en un contexto de crisis internacional, comparado con la primarización de las exportaciones que se ha dado en países vecinos, debería ser suficiente para alejarnos del carril de pesimismo donde intentan ponernos quienes no creen en nuestro país y lo transmiten a través de sus medios de comunicación masiva. Cuando se creció, todo fue viento de cola y ahora que la economía del mundo se está desacelerando, no se habla del viento de frente, sino de la responsabilidad de nuestras políticas.

Puede parecer un dato menor, pero el cambio de paradigma se muestra en cada gesto, haber cambiado el mensaje que nos invitaba a probar de lo importado como una forma de no conformarse sólo con lo nuestro, escondía una trampa que nos llevó sin escalas a la crisis del 2001. Esa trampa consolidó una forma de hacer negocios que se basaba en lo financiero, menospreciando todo lo que estaba relacionado con la producción nacional.

Desde el 2003 el mensaje cambió, hoy escuchamos y leemos con frecuencia: Argentina un país con buena gente. Este mensaje habla a las claras de lo que cree este gobierno de su pueblo, concepto que a su vez profundiza en cada una de sus acciones.

Cuando el economista Aldo Ferrer habla del concepto de densidad nacional y hace referencia a la importancia de ser «capaces de gestionar los saberes para poner en marcha procesos de acumulación y relacionarse con el mundo, de tal manera que esos cambios internos sean posibles, manteniendo el comando de su propio destino y no subordinándose a los intereses de afuera.», no hace otra cosa que describir el círculo virtuoso al que debe adscribir toda nación que pretenda desarrollar su potencialidad en un esquema liderado por la inclusión social.

El motivo de esta nota es hacer una breve reflexión sobre la industrialización en nuestro país, o si se quiere sobre el proceso de reindustrialización y reincorporación de mano de obra y tecnología local, haciendo foco en la industria de la maquinaria agrícola.

Algunas particularidades de la industria de maquinaria agrícola, hacen que la apuesta por profundizar su desarrollo local sea por demás interesante.

Desde su localización, dado que se encuentra radicada principalmente en ciudades medianas en el interior del país con preponderancia en las provincias de Buenos Aires, Córdoba y Santa Fe, hasta la existencia de firmas locales con diseños y los desarrollos propios. La mayor participación de productos locales surge del análisis de lo ocurrido en el mercado en los últimos 9 años.

La apuesta para los próximos años es seguir aumentando la fabricación nacional, con una mayor integración local, pasando del 30% a más del 50%, y un mayor desarrollo de proveedores locales.

Un ejemplo de este camino que ya ha comenzado a transitarse se encuentra en la localidad santafesina de Las Parejas, donde la empresa Apache dedicada principalmente a la producción de cosechadoras, está realizando una importante inversión y una alianza con la empresa india Sonalika para comenzar a fabricar tractores con una integración local superior al 50%.

Otro ejemplo podemos encontrar en la localidad de General Rodríguez, provincia de Buenos Aires, donde el pasado 11 de julio la Presidenta inauguró las obras para la nueva planta de maquinaria agrícola Agco Argentina, con capacidad para fabricar 3.000 unidades al año con un nivel local de piezas y partes del 55%.

Hechos como estos se enmarcan en una estrategia de política industrial que alcanza a empresas tanto locales como extranjeras (100Pauny, Case New Holland, Stara) que han manifestado en los últimos meses sus proyectos de inversión para este año y para el próximo.

La disponibilidad de instrumentos financieros, como los créditos del bicentenario, la prórroga del régimen de incentivos para la fabricación de bienes de capital hasta el 31 de diciembre de 2012 y el restablecimiento a partir del 1º de julio, del arancel del 14% para la importación extrazona de los bienes que se producen en el país y el 2% para los no producidos son medidas que van en un único sentido: transitar el camino de una mayor agregación local de valor agregado, para lograr la tan ansiada industrialización de la ruralidad que nos propone nuestra Presidenta.

Martin Raposo

@martinraposo

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