Uno de los cimientos del futuro movimiento peronista será la planificación. En cuanto Perón es designado vicepresidente, crea un organismo de planificación.
El 25 de agosto de 1944, el ejecutivo promulga un decreto creando el Consejo Nacional de Posguerra como órgano consultivo de la vicepresidencia. Es decir, queda en manos de Perón, quien se hace nombrar presidente del organismo. Designa como secretario general a quien ya era un hombre verdaderamente clave en la Secretaria de Trabajo y Previsión, el Dr. Figuerola, acompañado por el coronel Domingo Mercante y de Estrada, entre otros. Lo acompañan además, miembros de todos los ministerios, secretarías y organismos del gobierno, lo que garantiza que la visión que se tendrá de las soluciones a los problemas a planificar, será integral.
Posteriormente y para darle mayor volumen político son incorporados representantes de los sectores patronales. Es el caso de Torcuato Di Tella, José Dodero, Guillermo Kraft, Menéndez Behety y Méndez Delfino.
Para Perón el Consejo debe tener como norte el interés nacional y el interés del pueblo. Para ello debe trabajar en forma ordenada, sostenida, fijando previamente objetivos claros y planificando la acción, tanto en lo económico como en lo social. Asimismo debe trazar con claridad cuál es el perfil de desarrollo industrial y el papel geopolítico de la Argentina en el mundo. Semejantes objetivos, sostiene Perón constantemente, no admiten improvisación alguna y debe iniciarse la acción cuanto antes.
Se acercaba la finalización de la Segunda Guerra Mundial, lo mismo que su resultado, Alemania y las potencias del Eje derrotadas y los aliados, liderados por Estados Unidos, Inglaterra y la Unión Soviética como vencedores. Este contexto internacional fue determinante para que cobrara vida en la cabeza de Perón el inicio inmediato de la planificación de políticas de largo plazo que debería implementar nuestro país.
Los considerandos del decreto son suficientemente expresivos. Uno de ellos dice textualmente: “Si bien los problemas sociales han sido con frecuencia abordados sin tener en cuenta la conexión que guardan con los demás factores que integran el complejo económico nacional, las excepcionales circunstancias del momento presente exigen que marchen firme y prudentemente orientados hacia la consecuencia de un objetivo común, claramente precisados y con un vigoroso impulso perseguido (100…) la desarticulación provocada por la guerra en la economía mundial requiere igualmente prever las soluciones aplicables a las necesidades apremiantes de posguerra a fin de que el Estado, sin alterar los principios de la libertad económica, tanto para los productores como para los consumidores, estimule su propósito inquebrantable de perfeccionar los conocimientos técnicos, aumentar el rendimiento, mejorar de modo efectivo las condiciones de trabajo o de vida de los trabajadores, fomentar el progreso de la clase media y estimular el capital privado en cuanto constituye un elemento activo de la producción y contribuye al bienestar común”.
Perón, en sus “Memorias”, ofrece un testimonio inestimable para comprender los fundamentos por los que creó el Consejo Nacional de Posguerra. Había objetivos económicos y también políticos. Veamos lo que decía: “Creé el Consejo Nacional de Posguerra, cuya misión era estudiar cómo haríamos para que no nos robaran, como había sucedido en 1918, cuando los vencedores no nos pagaron un centavo por los productos con los que los habíamos abastecido; luego también formé un cuerpo de concepción de la revolución que inicialmente estuvo integrado por cien personas”.
Transcribimos dos artículos del decreto que resultan ilustrativos de la nueva visión política que comenzaba a instalarse en el país:
“1° Proponer la coordinación, planificación y ejecución de todo lo referente a cuestiones de carácter social y económico…
2° De modo especial considerará las cuestiones siguientes:
Un año después de su creación, el 22 de agosto de 1945, se le encomienda al Consejo mediante otro decreto, la elaboración de un plan concreto para la acción del período de posguerra, que acaba de comenzar.
Estamos a dos meses del 17 de octubre de 1945 y a menos de un año de la asunción de Perón como presidente de la Argentina.
Obviamente, estos hechos demuestran que Perón estaba desarrollando una estrategia de acumulación de poder, de concientización del pueblo y de organización de todos los estamentos que pudieran quedar bajo su control, que desembocaría en el triunfo electoral del 24 de febrero de 1946. Nada quedaba librado al azar y a la improvisación.
Este plan estará contenido en un informe que llevará el título de Ordenamiento Económico Social y será la base del futuro Primer Plan Quinquenal del gobierno peronista.
Estos son los objetivos trazados en ese documento:
“1) inalterabilidad del principio de libertad económica.
2) estímulo necesario a la producción indispensable para el desarrollo de la economía nacional.
3) fomento de las industrias.
4) estímulo al capital privado.
5) utilización de toda la mano de obra disponible, tratando de mantener el máximo nivel de ocupación posible.
6) justo equilibrio entre todos los sectores y factores de la producción.
7) intensificación del intercambio comercial.
8) mejorar las condiciones de trabajo y de vida de los trabajadores, mediante la regulación y fijación de las condiciones mínimas en que deberá prestarse el trabajo.
9) colaboración entre las organizaciones patronales y de trabajadores, buscando la armonización de sus intereses.
10) desarrollo de un amplio programa de seguridad social”.
Este es el origen de la planificación en la Argentina. Estaba al servicio de la Nación y de la mayoría del pueblo. Por ello se la atacará ideológicamente, económicamente y políticamente.