6 de julio de 2011
Instituto Gestar

Construyamos la Agenda de Seguridad Democrática

Si uno analiza estos conceptos podrá comprender que las mismos ya fueron expuestos en la Argentina hace más de 30 años, por el actual Procurador General de la Nación, Doctor Esteban Righi, o en el discurso dado por la Presidente Cristina Fernández de Kirchner al crear el Ministerio de Seguridad de la Nación. También, las encontraremos en el discurso dado el 14 de marzo pasado por la Ministra de Seguridad, Nilda Garré[1].

En que en cada una de estas ocasiones se resaltó –con anticipación– lo que los expertos ahora concluyeron, que la seguridad ciudadana es un tema de los derechos humanos, y se destacó, que para garantizar la seguridad es necesario el desarrollo de políticas integrales que atiendan cada uno de los aspectos que hacen a la compleja problemática de la seguridad. En pocas palabras, se explicó por dónde debe pasar una Agenda de la Seguridad Democrática y qué actores y factores están incluidos en esta, todo lo cual puede resumirse explicarse con la siguiente operación:

Derechos Humanos + Políticas de Empleo e Inclusión Social + Políticas Públicas de Protección de la Mujer y Niñez + Inversión Pública y Capacitación en Seguridad + Programas de Participación Comunitaria + Control Policial Mensaje Mediático de la Inseguridad = SEGURIDAD.

Veamos porque esto es así.

_ Derechos Humanos y Seguridad son los términos de la misma ecuación que nos permite vivir en democracia: La seguridad ciudadana no es una condición que se garantice sólo, ni principalmente, con medidas represivas de corte policial. No toda protesta altera el orden. No todo acto ilícito es criminal. Reducir la política de seguridad a la acción policial de disuasión o conjuración del crimen, es limitarse a lidiar sólo con la expresión del problema y no con sus causas determinantes. Atacar de frente el problema de la inseguridad implica también reconocer que la misma se origina en la carencia de Derechos Humanos fundamentales como la educación, el trabajo, la salud y la vivienda digna. De todo esto también deben hacerse cargo quienes tienen la responsabilidad de crear una sociedad más segura. Sólo garantizando bienestar y oportunidades será imposible enfrentar un crimen organizado que subsiste y prolifera en aquellos lugares donde el Estado, en el pasado, no supo estar.

_ Políticas de Empleo e Inclusión Social deben acompañar las políticas de seguridad ciudadana: La exclusión que aún padecen miles de familias, que ven imposibilitado su acceso a derechos básicos como la alimentación, la salud, la educación o la vivienda, no pueden tener la violencia –en el sentido de exclusión- como respuesta por parte del Estado. Ante estas carencias fundamentales, que afectan la dignidad del individuo, que afectan su futuro y el futuro del pueblo argentino, el Estado no puede imponer la exclusión por la violencia sino, más inclusión social y más protección.

_ Las políticas de seguridad pasan por la necesaria inclusión de la violencia de género y la protección de los derechos de niños, niñas y adolescentes en los planes y programas de seguridad: La incorporación de una perspectiva de Derechos Humanos de igualdad de género, de protección de la mujer, niñas, niños y adolescentes en la promoción y la protección de la seguridad – desde un enfoque de seguridad ciudadana- es esencial para asegurar que las mujeres, niñas, niños y adolescentes gocen de seguridad de manera plena e igualitaria.

_ Las políticas de seguridad deben estar seguidas de Planes de Modernización, Capacitación y mejoramiento de las condiciones de vida de quienes integran las fuerzas de seguridad: es necesario formar fuerzas de seguridad bien entrenadas, bien equipadas y con directivas políticas claras que le permitan actuar con la profesionalidad y la entrega que los caracteriza. Debe avanzarse también en la profesionalización de las fuerzas a través de la capacitación permanente de sus cuadros técnicos y directivos, poniendo énfasis en la adquisición de competencias específicas, con una sólida formación en Derechos Humanos. Por otra parte, el esfuerzo del Estado Nacional debe también estar orientado por un lado, a que los hombres de las fuerzas de seguridad obtengan una retribución que les permita vivir con dignidad y que, al mismo tiempo, sea acorde con los riesgos y sacrificios que exige estar en la primera línea de fuego; por otro, a la implementación de planes para que tengan una vivienda que merezca ese nombre. Finalmente, el papel reasumido por el Estado en materia de seguridad social garantizarán a los miembros de las fuerzas de seguridad, la efectiva protección para sí y para sus familiares, en el caso de incapacidad o muerte.

_ Las políticas de seguridad deben estar acompañadas de Programas de Participación Comunitaria: El Estado ha asumido el compromiso de generar un cambio cultural y de valores que permita pasar de la formación militarizada que caracterizó a las fuerzas de seguridad, a una instrucción acorde a prácticas de relacionamiento positivo con la sociedad. Y en esta cuestión se destaca la importancia de involucrar a los vecinos y a las organizaciones sociales en varios aspectos decisivos de la política. Se busca involucrarlos en el diagnóstico local del problema y en el diseño de acciones concretas para encararlo construyendo, por ejemplo, los mapas del delito de cada barrio. Este es el sentido del Plan Nacional de Participación Comunitaria.

_ Las políticas de seguridad deben estar acompañadas de organismos de control de la actividad policial: Durante muchos años, el control de la actividad de las fuerzas seguridad fue delegado cómodamente por las dirigencias políticas en las fuerzas de seguridad. El resultado de esto fue la proliferación de lógicas corporativas más preocupadas por la auto-conservación que por la depuración de los elementos podridos que germinaban en su interior. En adelante, su control estará monitoreado por un gobierno político de la seguridad. El citado Programa de Nacional de Participación Comunitaria busca darle mayor institucionalidad a la participación social a través de la creación de las mesas regionales de articulación comunitaria.

_ Finalmente no puede olvidarse, que a través de la repetición por la televisión, la letra con sangre entra. Los medios repiten, repiten, repiten y terminan agrandando la información. No puede olvidarse, que es gracias a los medios de comunicación masiva que los hechos de inseguridad llegan a alcanzar una espectacular publicidad, ya que por cuanto los medios se encuentran dispuestos a convertir en noticia de primera plana acontecimientos violentos, a menudo magnificando su impacto. Es que, es tal la publicidad que puede generar un hecho de inseguridad y el mensaje que a través de los medios se puede transmitir, que en algunos casos generan en la población reacciones psíquicas que pueden alterar conductas y/o la plasmación cotidiana del pluralismo social (100ejemplo de ello resultan el Efecto Blumberg o las campañas mediáticas de mano dura o meter bala a los delincuentes). Por consiguiente, la libertad de prensa no debería implicar ventajas para las corporaciones o formadores de opinión que utilizan los casos de inseguridad criminal para construir espacios sociales inseguros, para expresar su oposición a un gobierno o para imponer una percepción distorsionada de la seguridad pública.

En lo sucesivo explicaremos cada uno de estos factores y su incidencia en la Agenda de Seguridad Democrática. Pero lo importante, lo sustancial, es que tengamos presente que sólo la comprensión y el desarrollo de estos factores, el entendimiento, esfuerzo y compromiso de cada argentina y argentino, harán posible el cambio de paradigma en la Agenda de la Seguridad. Un cambio de paradigma necesario y que se debe lograr en poco tiempo, porque cuando las transformaciones no se hacen a tiempo, los problemas se agravan y las soluciones se hacen más difíciles.

De esta manera realizaremos un aporte fundamental a la edificación de una Nación fuerte en la que los derechos de todas y todos estén garantizados, a la vez que evitaremos que la Agenda de la Seguridad sea ganada por la demagogia punitiva o las consignas de Orden y Seguridad de la Doctrina de Seguridad Nacional, que solo llevan a más inseguridad y que en el pasado condujeron al Terrorismo de Estado y a la caída del Sistema Democrático.

Eduardo Daniel Rodrigues da Cruz


[1] Fragmentos del discurso dado por el Procurador General de la Nación, en oportunidad de dirigirse a la Policía Federal Argentina cuando se desempeñaba como Ministro del Interior de la Nación del Gobierno del ex presidente Héctor Cámpora, pueden encontrarse en la publicación del 24/4/2011 del diario Página 12.

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