20 de julio de 2011
Instituto Gestar

Cuando las profecías no se autocumplen

Estas son algunas de las afirmaciones que evidencian la pobreza analítica que inunda las páginas y columnas de los medios monopólicos. A casi dos años vista de aquellas editoriales, el sólo peso de lo acontecido y las actuales circunstancias demuestran que tales elucubraciones eran sólo una cabal demostración de lo que los propios editorialistas bregaban por convertir en “profecías autocumplidas”.

Es más, desde la misma centenaria tribuna se llegaron a plantear especulaciones respecto de lo que los Kirchner esperaban que ocurriera en caso de no poder alcanzar la reelección. Como siempre, fue el inefable Mariano Grondona el que llegó más lejos en el razonamiento al sentenciar: “Si el próximo titular del poder ya no va a ser él, el objetivo de un Kirchner consecuente con su carácter sería que lo suceda un gobernante privado de gobernabilidad, un nuevo De la Rúa, con la idea de que, cuando éste cumpla su mandato, el kirchnerismo esté en condiciones de acusarlo por un fracaso equivalente al suyo”. Lo cierto es que no sorprende este tipo de argumento en la pluma de alguien que –en diálogo cómplice con el presidente de la Sociedad Rural Argentina, Hugo Biolcatti– auguró, allá por 2009, la caída precipitada del gobierno de Cristina y la asunción anticipada de Julio Cobos.

En verdad, de lo que aquí se trata es de poner de relieve no sólo las inconsistencias y tergiversaciones periodísticas sino también el carácter mutable de las mismas. Las estratagemas argumentales se renuevan permanentemente con el único objetivo de esmerilar al gobierno nacional y tratar de torcer el rumbo de una realidad que se empeña en dar la espalda a tan “conspicuas” interpretaciones. Después del “apocalipsis kirchnerista”, le tocó el turno a la supuesta incapacidad de la presidenta para comandar los destinos nacionales tras la dolorosa muerte de su marido. En esta línea, Carlos Pagni sembraba dudas respecto del liderazgo presidencial tras el doloroso 27 de octubre de 2010: “El peronismo se encuentra, otra vez, frente a su peor tragedia: le falta un jefe. El desafío de Cristina Kirchner no es hacer funcionar un mecano armado con piezas de distinta procedencia. Eso ya lo tenía. Lo que se quiere saber de ella es si está en condiciones de proveerle al Gobierno, y tal vez al peronismo, un nuevo liderazgo”.

Ahora bien, esta semblanza “agónica” del peronismo kirchnerista nuevamente se da de bruces con los hechos. ¿Acaso la muerte de una figura prominente de la política nacional como el ex presidente Néstor Kirchner ha debilitado al movimiento? Muy por el contrario, pese al golpe innegable que ha significado la desaparición física de Néstor, lo que ha puesto sobre el tapete este trágico acontecimiento es la pervivencia de un proyecto nacional y popular no personalista; o, lo que es igual, la fortaleza y profundidad de un proyecto con ideas transformadoras, que parten de Cristina Fernández de Kirchner, y que son asumidas como propias por el resto de la dirigencia peronista? La pregunta clave es: ¿se ha debilitado el gobierno de Cristina Fernández o se han desbordado los campos de su conducción gubernamental? Muchos esperaban que sí, para que las profecías trágicas se convirtieran en realidades desesperantes.

Sin embargo, la luz de los hechos enceguece cualquier necedad. Eliminado todo posible cataclismo, los difamadores y miopes debieron modificar su pensamiento a tal punto de desdibujar sus argumentos y entrar en contradicción con sus propias palabras del pasado.

Ahora resulta que la carencia de liderazgo del día después de la muerte de su marido se ha trastocado en conducción férrea y mano de hierro estalinista en la conducción del movimiento. ¡Qué paradoja! El ya mencionado Carlos Pagni –sí, señor lector, el mismo que hablaba de un “peronismo sin jefe”– afirmó sin rodeos hace un par de semanas, mientras se esperaba la definición de listas a legisladores nacionales y el anuncio del candidato a Vicepresidente de Cristina: “Sucede que, además de reservarse la definición de su propio destino, la señora de Kirchner está empeñada en que no se le escape de las manos el destino de los demás. Hasta el sábado próximo, gobernadores, ministros, intendentes, legisladores, intentarán descifrar algún atisbo del porvenir que ella les tiene preparado”

¿Cómo se convirtió la presidenta de una débil e incapaz viuda en una dictadora de su propio movimiento? ¿Cómo fue el pasaje de transformación de una figura autista a una líder política que define el “destino de los demás”?

No hay que armar argumentos sofisticados para demostrar que los camaleones periodísticos siempre quieren mostrar sus infamias y poco reparo tienen en suplantarlas por otros de igual veneno y similar fracaso.

Pablo Javier Salinas

@SalinasPabloJ

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