16 de octubre de 2014
Instituto Gestar

El Club del Desarrollo

La próxima puesta en órbita del ARSAT-1, un satélite totalmente desarrollado con tecnología argentina, es un hecho transcendental que nos habla de un país con capacidades para diseñar, fabricar y ensayar satélites geoestacionarios de telecomunicaciones, lo que nos coloca en el selecto grupo de naciones con esas capacidades técnicas. Indudablemente, ser un nuevo actor del selecto grupo integrado por Estados Unidos, Rusia, China, Unión Europea, Japón, India e Israel sólo puede invitarnos a querer ir por más.


La construcción de este satélite implicó no sólo el trabajo para decenas de científicos, que otras visiones de país mandaron a lavar los platos, y cientos de trabajadores altamente capacitados, sino también para decenas de Pequeñas y Medianas Empresas (100PyMES) que gracias a proyectos de esta envergadura y a su esfuerzo hoy cuentan con la densidad tecnológica suficiente para hacer grandes cosas. Algunas de estas empresas comenzaron a formarse a partir del año 2006.

Esta nueva realidad en materia de ciencia y tecnología debería servirnos de muestra para reforzar nuestra confianza y no ya desde una lejana nostalgia por el país que pudimos ser, por haber sido los creadores del Pulqui, la birome y el dulce de leche, sino desde el hoy. Debemos tomar conciencia de que nuestro país cuenta con las capacidades necesarias para ser un país desarrollado.

En este punto toman relevancia cuestiones aparentemente inconexas como la creación del Ministerio de Ciencia y Tecnología, el Programa Conectar Igualdad, la televisión digital, los servicios de telefonía móvil de 4G, que a partir de un resultado como el haber construido un satélite de telecomunicaciones con tecnología local toma otro sentido; hoy en día que el desarrollo industrial local se encuentra tan cuestionado por el costo que estaría teniendo para el país, ya no sólo el de oportunidad, sino el déficit en divisas que genera, es importante rescatar un ejemplo concreto de lo que somos capaces de hacer.

Cuando el 16 de octubre el ARSAT-1 este orbitando alrededor del globo, sabremos que hemos dado un paso más hacia nuestra independencia tecnológica. No hay que olvidar que este satélite se podría haber comprado, como nos propusieron en su momento comprar radares, y como a menudo nos invitan a comprar casi todos los bienes industriales que actualmente fabricamos, pero la decisión soberana de fabricarlos localmente mostró que fue acertada, que las capacidades están.

Que la bandera argentina flameando en espacio de la mano del ARSAT-1 nos recuerde siempre que somos capaces de mucho más que poner un paquete de galletitas en una góndola de un supermercado del primer mundo. Hacer ambas cosas y mantener el compromiso de agregar valor localmente nos hará una gran Nación.

Nuestro deber como argentinos y como militantes es inspirarnos en este ejemplo para seguir desde nuestro lugar con compromiso, esfuerzo y mucho trabajo construyendo la Patria libre, justa y soberana que anhelamos.

Martin Raposo

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