Organizado por Gestar, se llevó a cabo en la sede del Partido Justicialista Nacional una reunión de trabajo de la que participaron el embajador de la República Popular China en nuestro país desde 2011, Yin Hengmin, los senadores nacionales Walter Barrionuevo y Rosana Bertone y militantes justicialistas de todo el país. El diplomático expuso su visión respecto al rol de China en el mundo y su relación especial con la Argentina.
Hoy voy a exponer sobre las relaciones entre la Argentina y China y la visita de nuestro presidente a este país.
Gestar, para nosotros, es algo similar a la Escuela Superior del Partido Comunista. Según nuestra experiencia, los políticos que entran en esta escuela en el futuro van a asumir cargos importantes.
Acerca de las relaciones entre la Argentina y China puedo asegurar que se encuentran en el mejor momento de su historia. Escribí un artículo hace pocos días en el diario Perfil cuyo título es, justamente, “Una relación en su mejor momento histórico”. Esto no lo digo yo, es una definición compartida por los dirigentes de ambos países. Especialmente desde el año 2004, en que se produjo la visita del entonces presidente Néstor Kirchner a China y también la visita de nuestro ex presidente a la Argentina. En ese año se establecieron lazos de asociación estratégica y desde entonces, a lo largo de los últimos diez años estas relaciones vienen desarrollándose sin interrupciones y en todos los aspectos.
Acerca de estos vínculos, voy a referirme en primer lugar a los intercambios de visitantes en el más alto nivel, cada vez más frecuentes, y a la profundización de la confianza política. Sobre esto puedo citar un dicho popular chino: “La amistad supera la lejanía”. China y la Argentina son dos países geográficamente lejanos pese a lo cual se sienten cercanos. En los últimos años se han sucedido varias visitas de alto nivel, de un lado al otro. Por ejemplo, en 2010 la presidenta Cristina Fernández visitó China; en 2012, nuestro ex Primer Ministro viajó a la Argentina y más adelante hicieron lo mismo el presidente de la Conferencia Consultiva Política y nuestro vicepresidente. También ministros, gobernadores y funcionarios de los dos países. Y el año pasado, nuestro nuevo presidente Xi Jinping tuvo una reunión en San Petersburgo muy fructífera con la presidenta Cristina Kirchner. Estos encuentros amplían y profundizan la confianza política. En tal sentido, hay que remarcar que en términos políticos no tenemos ninguna disputa o discrepancia. Los dos somos países emergentes y en vías de desarrollo, con conceptos muy similares o casi iguales en los temas internacionales de la actualidad mundial. China siempre apoya a la Argentina en sus reclamos sobre las islas Malvinas y la Argentina lo hace acerca de la política de una sola China; asimismo, en las candidaturas en los organismos internacionales los dos países coincidimos frecuentemente y en esos organismos votamos en la mayoría de los casos en igual dirección. Esto es un reflejo de la confianza política hoy existente y demuestra el nivel de la asociación estratégica.
En segundo término, es vital hablar del intercambio comercial que se incrementa año a año. El año pasado tuvimos un volumen comercial de casi 15.000 millones de dólares, cifra que significa un crecimiento de casi 3%. No fue mucho, pero ocurrió en circunstancias internacionales difíciles y por eso es igualmente destacable. China hoy en día es el segundo socio comercial de la Argentina, el primer destino de su exportación agropecuaria y es el tercer país en cuanto al origen de las inversiones extranjeras en Argentina. Por todo ello, este país es para China un socio muy valioso. De toda América Latina, la Argentina es el quinto socio comercial de China y el tercero referido a la importación agrícola a nivel global. Las inversiones chinas aquí en los últimos años se han incrementado en diferentes sectores: petrolífero, mineral, ferroviario y financiero. Ahora en Puerto Madero hay un alto edificio donde está el logo de ICBC, banco con más de cien sucursales. Algunos proyectos están todavía en la etapa de negociación. En la actividad financiera hemos tenido un acuerdo entre los dos bancos centrales que se terminó en 2012 y ahora está negociándose uno nuevo. Se está consensuando la construcción de las obras hidroeléctricas en la provincia de Santa Cruz.
Las inversiones chinas en la Argentina y las obras en las que participan empresas chinas generan 5000 puestos de trabajo directos en este país. Por ejemplo, los trenes chinos ofrecen servicios al 80% de la población del Gran Buenos Aires, y el banco ICBC, además de emplear a 3300 personas en toda la Argentina, ofrece un servicio cercano y atento al pueblo local. Nuestra empresa FAUE, dedicada a las telecomunicaciones, contribuye a la comunicación diaria del pueblo.
En tercer lugar, asistimos al desarrollo pujante de los intercambios de personas y a un conocimiento mutuo cada vez más profundo. Los lazos entre los países dependen de los contactos de sus pueblos. Por ejemplo, la feria de la primavera en Buenos Aires se ha convertido en un evento cultural imprescindible. Yo llevo tres años y medio en el país y ya participé en cuatro ferias con mucho público argentino. Para mí es un motivo de gran satisfacción, es un gran gusto ver al pueblo argentino y a la comunidad china compartiendo la misma alegría en una fiesta tradicional de nuestro pueblo. Esto es solo un ejemplo de la buena convivencia e integración entre chinos y argentinos.
En la década del 90 trabajé en la embajada dos años y medio. Si hago una comparación con los años 94 a 96, advierto que hay un gran cambio en los argentinos y es que ahora le otorgan más atención a China, una mayor importancia a las relaciones de los dos países. Antes no se notaba tanto. Y los jóvenes quieren aprender el idioma chino. Este es un nuevo fenómeno, un gran cambio, un cambio satisfactorio. China ha establecido dos institutos de Confucio. Uno en la UBA, otro en la Universidad de La Plata. Actualmente hay más de 2000 alumnos estudiando el idioma chino. También se imparten cursos en diferentes instituciones educativas y en marzo del presente año se inauguró una escuela bilingüe chino-española, la primera escuela bilingüe pública en toda América Latina. Y niños argentinos y niños chinos están estudiando y jugando juntos. Esto es un elemento muy importante para la integración de diferentes pueblos en una sociedad. Y si bien la primera generación de la comunidad migratoria de China en la Argentina no domina el idioma, el español les cuesta, es una barrera, las nuevas generaciones ya se integran mucho mejor que sus padres. Y ahora en China, la Argentina es un país famoso por su fútbol, su tango, su asado, Iguazú, Perito Moreno. Los turistas chinos que vienen a conocer el país han disfrutado mucho. Y cada vez hay más intercambios.
Hace poco, dos jóvenes compañeros del Partido Justicialista y de Gestar han viajado a China para formarse y conocer nuestras instituciones, cultura, costumbres, etc. Quisiera mencionar que nuestro presidente Xi Jinping, por invitación de la presidenta Cristina Fernández de Kirchner, visitó la Argentina en julio. Esta es la primera visita de un jefe de Estado chino a la Argentina en los últimos diez años. Durante su estadía, el Presidente intercambió opiniones y tuvo varias reuniones con la Presidenta y también con otros dirigentes para analizar cómo desarrollar en el futuro nuestras relaciones.
China siempre desenvuelve sus relaciones con Argentina desde un punto de vista estratégico, estableciendo acuerdos de largo plazo. En ese rumbo, es nuestra prioridad que se aprovechen aún más las ventajas complementarias en la economía para lanzar nuevas ideas y directrices a fin de promover una buena cooperación, convirtiendo la alta confianza política mutua en resultados concretos que beneficien a ambos pueblos y apoyen con fuerza la ampliación de intercambios en áreas como cultura, educación, tecnología, con vías a enriquecer constantemente el contenido de la asociación estratégica. Estamos convencidos de que por los esfuerzos de ambas partes, gobiernos y pueblos, y especialmente de ustedes, los políticos, podemos construir un futuro más armonioso y pleno para nuestros países.
Respecto a las exportaciones argentinas al mercado chino, estas han aumentado sustancialmente; sin embargo, una preocupación persistente para los argentinos es que exportan productos de bajo valor agregado. En primer término es preciso ver el déficit comercial porque aunque la Argentina tiene déficit en su comercio bilateral con China, se trata de un fenómeno de los últimos años. Hace cinco años era China quien tenía déficit y esta situación se mantuvo durante mucho tiempo. Ahora bien, la importación de productos de poco valor añadido desde la Argentina obedece a su estructura de producción, no se debe a políticas restrictivas implementadas por mi país. China no pone ninguna barrera comercial contra ningún producto argentino. El mercado de China está abierto. No buscamos obtener ventajas en ese aspecto. Queremos que se desarrolle el comercio bilateral constantemente pero este desarrollo no puede ser absolutamente equilibrado. Durante un tiempo unos tienen déficit, el otro lo tiene en otros años. Esto es normal. ¿Cómo vamos a solucionar el problema? Yo creo que podemos encarar acciones conjuntas, que la Argentina puede hacer más cosas que China. Por ejemplo, los empresarios argentinos deben ser más agresivos. En el buen sentido. Tienen que conocer el mercado Chino, conocer lo que necesita China. El mercado es grande. El año pasado importamos dos billones de dólares. Y es una torta muy grande, un mercado abierto. Pero ¿qué puede vender la Argentina a este mercado? Primero tiene que conocer, explorar, para después exportar. La oportunidad existe, pero no viene sola, hay que buscarla. Esto es importante. Segundo tema, ¿por qué está abierto el mercado chino y la Argentina no vende muchas cosas de alto valor agregado? Porque no hay muchas cosas de alto valor añadido que puedan venderse a China. Perdonen mi franqueza. Entonces ¿cómo va a producir más productos de alto valor añadido? Puede buscar socios chinos. Para hacer empresas mixtas, para bajar costos, para aumentar valor añadido y después poder exportar a China. Es una forma. China a lo largo de las tres últimas décadas constituyó muchas empresas mixtas y por tanto ahora los productos vienen con mayor valor añadido. Yo creo que la Argentina puede hacer productos de alto valor añadido buscando socios chinos. Los dos podemos trabajar juntos para ganar juntos. Con la visita del presidente Xi Jinping vinieron empresarios chinos. Cuando esto pasa, los empresarios argentinos tienen que aprovechar bien la oportunidad para encontrar socios potenciales. Yo creo que en el futuro la Argentina puede vender más productos y de alto valor añadido. Por lo pronto y en lo inmediato vamos a comprar más cosas: vinos, lácteos, maíz, caballos, muchas cosas. Pero pueden vendernos otras.
Por otro lado, las relaciones económicas y comerciales no se limitan al comercio. No tenemos que focalizar nuestra visión en el déficit sino verlo con una amplia visión. Con una visión global. Por ejemplo las inversiones chinas, ¿qué traen? La participación de empresas chinas en proyectos de infraestructura, ¿qué traen para este país? Es un conjunto, no hay que centrarlo en un punto muy pequeño.
Otra cuestión que quisiera tratar se refiere al proceso de reforma y apertura de China, que empezó en el año 1978. Si uno va a China y le pregunta a cualquier ciudadano qué piensa de este proceso, el 100% le va a contestar: a favor. ¿Por qué? Porque este proceso desarrolló el país. Lo sacó de la pobreza. Hoy en día China tiene un ingreso per cápita de más o menos 6000 dólares por persona, que sería la mitad del ingreso per cápita de la Argentina. Pero no es fácil conseguir un ingreso per cápita de 6000 dólares para China, porque somos 1300 millones. Y este es el gran éxito del proceso de reforma y apertura a lo largo de los últimos 36 años por el cual China introdujo la economía de mercado. Anteriormente todo era planificado por el Estado. El gobierno daba órdenes a las fábricas en cuanto a qué y cuánto debían producir y después compraba todo y lo distribuía. Con los años se comprobó que esto no funcionaba. Se evaluó que era preciso introducir la economía de mercado y así se hizo. En los primeros años había zonas especiales como prototipos para experimentar. Después se generalizó a todo el país. Al principio del proceso teníamos miedo a la inversión extranjera. A los capitalistas. Se entabló una discusión en toda la sociedad incluyendo al Partido. Pero la experiencia terminó demostrando que bajo el sistema socialista la economía de mercado funcionaba bien. El país se desarrolló, la vida del pueblo mejoró, se intercambió más con otros países del mundo y se adquirió un papel más activo en los asuntos internacionales. Estos son los éxitos de la reforma y de la apertura. Pero debo destacar que China sigue siendo un país socialista. El Partido Comunista en China es el partido político gobernante. Hay otros ocho partidos que participan en la política y tenemos un sistema de Asamblea Popular Nacional donde están representantes de todos los grupos étnicos. Y a todos los niveles hay asambleas provinciales y municipales. Ahora, lo que se discute es cómo hacer ajustes para mantener el crecimiento, para seguir mejorando la vida del pueblo y estamos haciendo eso. El ajuste de la política económica es bajar el crecimiento. El nuevo plan quinquenal tiene el objetivo de bajar el crecimiento hasta 7,5% anual. Antes, durante 34 años, el promedio era de 9,8, casi 10% anual. Un crecimiento demasiado alto trae desarrollo pero al mismo tiempo trae muchos problemas. Y con nuestra experiencia debemos ajustar la política para bajar el crecimiento y para que el desarrollo sea sustentable y equitativo para el pueblo. Este año va a ser de 7,5% o 7,7%, aproximadamente. Sin embargo, más bajo no podría ser porque tenemos que dar empleo a unos diez millones de nuevos jóvenes de los cuales siete millones son graduados universitarios. El plan quinquenal implica la generación de nueve millones de empleos cada año. Este año vamos a crear diez millones de empleos nuevos.
Una frase significativa del ex presidente Jiang Zemin y secretario general de nuestro partido es: “Hay que adaptarnos a las nuevas circunstancias nacionales e internacionales”. Es decir, la política del Partido se adapta a la nueva realidad del país y del mundo. Hoy hacemos los ajustes en política económica interna según estas nuevas realidades. Porque seguir con una tasa de crecimiento del 9,8% no sería sustentable porque el consumo de recursos naturales es mucho y el crecimiento afecta al medio ambiente. Así, si las fábricas emiten demasiada contaminación tenemos que cerrarlas y tenemos que invertir más en nueva tecnología, más sofisticada. En definitiva, cada cambio que hacemos implica que nos adaptamos a la nueva realidad, y el resultado es positivo.
En otros lugares me han preguntado cómo China puede conseguir un crecimiento tan alto durante más de tres décadas. Yo he respondido que el primer punto es que el Partido y el gobierno chino tienen una visión estratégica de largo plazo para el desarrollo del país. Tenemos cambios de gobierno, pero el rumbo no se modifica, ni la estrategia. Esto es primordial.
El segundo punto es que podemos acumular, concentrar la sabiduría de diferentes partidos, académicos, grupos étnicos. Hay debates, informes, se permiten discrepancias. Pero después, cuando se saca una conclusión y se toma una decisión, todo el mundo apoya.
El tercero y básico es que el pueblo es disciplinado y laborioso. Todo el mundo sabe adónde va el país.
Para finalizar quisiera expresar que mi país apoya el reclamo de la Argentina sobre las islas Malvinas y estamos a favor de las negociaciones directas con Inglaterra. Personalmente, espero que algún día no lejano las islas vuelvan a la Argentina.