20 de septiembre de 2016
Instituto Gestar

Entrevista a Martín Guzmán, parte III

Elemento de una evaluación de la gestión económica del último gobierno peronista

Gestar: Al 2015 llegamos con algunos desequilibrios estructurales importantes, que se vieron reflejados en la caída de las reservas internacionales desde el 2011. ¿Cuál es tu evaluación de la fuga de divisas y de esta nueva versión de la restricción externa que tuvimos desde el 2011 en adelante?

Martín Guzmán: Ha habido errores de política macroeconómica. En el gobierno de Néstor Kirchner se puso a la economía en un sendero de desarrollo que podía ser dinámico e inclusivo, y las políticas de los últimos años del kirchnerismo descarrilaron a la economía de ese sendero, le quitaron las condiciones necesarias para poder continuarlo.

Vamos por partes. En el 2003 había una situación en la que el problema macro era de escasez de demanda, un problema de demanda efectiva, con alto desempleo, y subutilización del capital. Lo que ahí necesitabas era política fuerte de demanda, política keynesiana clásica. Hubo un proceso de reestructuración de deuda que considero muy exitoso, que dio los recursos para poder tener una política de demanda agregada expansiva que ayudó mucho a la gran recuperación que vivió la Argentina, en un contexto de condiciones externas favorables, cierto, pero que en modo alguno explican por sí solas la fenomenal recuperación. Además se implementó una política de tipos de cambio reales efectivos, en la que las retenciones fueron un elemento importante, que permitió capturar buena parte de la renta del agro y usarla en políticas públicas de las que necesitábamos, y que generó las condiciones de competitividad para la reindustrialización, lo cual fue un motor adicional para la creación de empleo. Lo que tuviste fue casi un esquema de libro de texto progresista de cómo recuperarte.

Pero después van cambiando las condiciones, te vas quedando con menos capacidad ociosa y lo que se requiere es mover la oferta y la demanda al mismo tiempo. El mercado interno es necesario, no hay duda, pero acá lo que te decían es que si vos expandís la demanda siempre, eso te va a generar una mayor escala, te va a generar una mayor productividad futura que te va a permitir pagar la demanda. O sea, si gastás X vas a generar una oferta X, de modo que nunca tenés problemas de consistencia macro, ni siquiera tenés restricciones de presupuesto con esa lógica. Pero si eso fuera cierto siempre directamente hagamos X igual a infinito y no sé para qué estamos discutiendo acá, se acabó el problema del desarrollo. No tiene sentido, la verdad es que la realidad es mucho más complicada. En China, cuando se hace el plan quinquenal, se discute de una forma muy precisa. Ellos entienden que la demanda es importante, pero también entienden que no van generar oferta expandiendo la demanda de cualquier cosa; lo que sostienen es que si tienen un determinado sector, que tiene ciertos costos fijos y que para que pueda emerger tiene que haber una demanda lo suficientemente grande focalizada en ese sector, entonces se usarán las herramientas fiscales adecuadas para canalizar la demanda de la sociedad hacia ese sector y no a cualquiera.

Por tanto, si se empuja la demanda sobre sectores en los cuales no se generan las condiciones para que la capacidad de oferta responda se termina generando presiones sobre los precios si no se puede traer de afuera o sobre la balanza comercial de otro modo. Ahora, cuando hay presiones sobre los precios por haber hecho esto, se abre una caja de pandora, donde la inflación empieza a ser determinada por cosas que van más allá de la demanda y la oferta, lo cual se generó por seguir esa política. Todo se hace más difícil.

Como hablábamos al principio de esta charla, los precios van cambiando y lo que estás teniendo entonces es una apreciación real por una parte y obviamente que si la gente ve que el dólar se puede disparar comprará dólares, tenés cada vez más caída de reservas, que es lo que nosotros tuvimos en la Argentina. Fijate además que cuando tenés apreciación real quiere decir que no podés explicar la inflación solamente por su componente importado, porque eso entra en contradicción con la apreciación real, que quiere decir que los precios de tu canasta de consumo crecen más rápido que los precios de lo que es importable o exportable.

Y la apreciación real te genera problemas, daña a un pilar de tu estrategia de desarrollo inclusivo, que es la posibilidad de ciertos sectores sensibles al tipo de cambio real de continuar su expansión. De hecho, te detiene el proceso de reindustrialización. Las dificultades para mantener las propuestas de desarrollo inclusivo se produjeron por tu política macroeconómica y la fuga de capitales también es alentada por ese esquema. Escuché de cierto prócer una anécdota del fútbol que ilustra este punto. Una vieja gloria de Brasil, Garrincha, contaba que el técnico le decía: ahora vamos hacer esta jugada, éste la tira para acá, éste la tira para el medio, éste va para el otro lado, viene este y hace un gol; el jugador le dice, bueno excelente, pero ¿si los rivales no quieren? La moraleja es que vos no podés hacer cualquier cosa esperando que los rivales no jueguen.

Tenés además el problema de un mundo que se estanca y a Brasil en recesión, que importa y mucho, pero de ningún modo alcanza con las malas condiciones internacionales para explicar los desequilibrios generados, como dicen quienes manejaron la economía en esos años. Hay una falta de autocrítica total por parte de ese grupo. Y creo que el peronismo necesita embarcarse en un proceso de autocrítica profunda, que es lo que veo que está ocurriendo en esta mesa y me alegra porque es necesario para reencauzarse sobre la noción de desarrollo modernizada que hemos discutido en esta charla, que es lo que el país necesita y no hay partido político que en este momento se lo ofrezca.

G: ¿Y la economía política?

MG: Las retenciones móviles creo que nos enseñan bastante. En teoría son correctas, es una regla que te dice que cuando el precio de la soja es más alto sacas más, lo que querés es extraer la renta. Pero desde el punto de vista político anunciarlo de la forma en que se hizo, lógicamente iba a crear un problema. Para cierto rango de precios había tasas marginales del 90%. Lo que dijeron fue lo siguiente, si el precio de la soja en algún momento está lo suficientemente alto, el Estado se queda casi con todo. ¿Pero para que anunciar algo así, plantear un escenario que no tenía casi ninguna chance de producirse? ¿Para qué salir a gritar acá mando yo, en relación a cosas que difícilmente van a pasar? Es crear un conflicto innecesario. De última, si los precios se disparan a niveles impensados, volvés a subir las retenciones y listo. Sin dudas que en la Argentina extraer la renta es difícil, y en los doce años de kirchnerismo hubo mucho bueno en este sentido, que ayudó a hacer políticas de Estado deseables. Pero la economía política se podría haber jugado mejor.

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