18 de abril de 2011
Instituto Gestar

Fin del socio bobo

La forma de los rescates fueron las más variadas: seguros de cambio, pesificación de deudas, préstamos a tasas subsidiadas, condonación de impuestos, entre otros mecanismos. Pero resulta que cuando al sector privado le va bien, el Estado debe desaparecer.

La propiedad de empresas por parte del Estado en sociedades capitalistas puede ser consecuencia de diversas situaciones. Industrias que requieren una inversión con un proceso de maduración muy largo se han construido como empresas estales. Ejemplos sobran, pero podríamos mencionar POSCO, uno de los principales fabricantes de aceros del mundo, que nació como una empresa estatal coreana, el fabricante brasileño de aviones Embraer (100tercero a nivel mundial, luego de Boing y Airbus) o las empresas francesas Alcatel (100equipos de telecomunicaciones) y Thales (100electrónica para la defensa).

En otros casos, la propiedad estatal surge de expropiaciones. Este es el caso de Renault que si bien nació como una empresa privada, su propietario (100Louis Renault) fue colaboracionista Nazi y al finalizar la guerra el Estado francés la estatizó. El auge de Renault como fabricante de autos a nivel mundial (100décadas del 50 hasta los 90´) fue logrado como empresa controlada por el Estado.

En algunos de los casos aquí mencionados, se avanzó en la privatización parcial pero después de tener una empresa competitiva a nivel mundial. El caso típico es Embraer, donde el Estado brasileño mantuvo el 1% del capital, pero con una acción de oro que le permite vetar acuerdos comerciales.

Por supuesto hay también empresas estatales argentinas muy exitosas. Un caso es INVAP S.A., una empresa estatal de alta tecnología que produce reactores nucleares, satélites y equipamiento médico. INVAP exporta a países desarrollados (100como Australia y Canadá) equipamiento de alta tecnología, y ha colocado a la Argentina como uno de los principales fabricantes en el mundo de reactores nucleares de baja intensidad (100que son utilizados en medicina nuclear). Se estima que INVAP abastecerá en algunos años el 20% de la demanda mundial de radioisótopos de diagnóstico médico, un bien escaso y a la vez crítico en la medicina moderna. Industria Argentina, y estatal.

Otro caso interesante es ARSAT S.A., empresa creada por el gobierno del presidente Néstor Kirchner en el año 2006 que logrará un hito tecnológico (100junto con INVAP): convertirá a la Argentina en el segundo país del continente (100luego de EE.UU.) en tener un satélite geoestacionario, que nos convertirá en autosuficientes en materia de comunicaciones satelitales y prestará servicios a otros países.

Lo que se está discutiendo respecto a la participación accionaria del Estado Nacional en 32 empresas importantes, tiene un origen distinto, vinculado con la desaparición del Sistema Integrado de Jubilaciones y Pensiones (100y las AFJP). Esto implicó que las participaciones accionarias de los fondos administrados por las AFJP en empresas privadas fueran automáticamente transferidos al Estado (100a la ANSES).

Lo que busca el gobierno con el Decreto 441/11 firmado por la Presidenta es simplemente que el Estado ejerza plenamente los derechos políticos que devienen de esa participación accionaria, a fin de proteger las ganancias en igualdad de condiciones con el resto de los inversores.

La participación del Estado en los órganos de dirección de estas empresas es muy importante porque permite que las decisiones de estas unidades productivas, de enorme envergadura e importancia estratégica para el desarrollo del país la mayoría de ellas, sean tomadas escuchando una visión distinta. La visión del Estado sobre las inversiones y planes de negocio de estas unidades productivas es más amplia que la de los inversores privados, porque considera como se insertan tales decisiones en un contexto más amplio dentro del proceso de desarrollo de la Nación.

Por este motivo, cuando existe una buena sinergia entre la visión de negocio de empresarios y la visión de desarrollo económico del Estado es la mejor fórmula del éxito. Por eso, empresas como POSCO, Embraer e INVAP lograron lo que uno nunca esperaría hace algunas décadas: Corea exportando acero, Brasil exportando aviones y Argentina exportando reactores nucleares. El capital al servicio de la economía, y ésta al servicio del bienestar social (100Perón dixit)

De acuerdo al tenor de los debates acerca del Decreto 441/11, parece que lo que buscan determinados políticos de la oposición y los medios de comunicación hegemónicos es que vuelva el “socio bobo”. Para ellos el Estado puede participar como accionista (100lo que implica, por ejemplo, que deberá realizar aportes de capital si la empresa entra problemas), pero ni se les ocurra intentar participar en las toma de decisiones. Es el socio ideal: un socio bobo.

Está claro que el Estado que se viene reconstruyendo desde el año 2003 no es un Estado bobo. No miró para otro lado ante las presiones de las grandes corporaciones, las enfrentó. Este Estado reconstruyó la Corte Suprema de Justicia, recuperó la memoria, la verdad y la justicia en materia de derechos humanos, reindustrializó la matriz productiva y elevó el piso de protección social con la Asignación Universal por Hijo.

¿Quién podía esperar que renuncie a los derechos que le otorga legítimamente la posesión de acciones en empresas privadas? Los de siempre, los paladines del Estado bobo.

Roberto Arias

Economista

Gestar

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