11 de abril de 2011
Instituto Gestar

La cosmética de los medios frente a la crisis internacional

La flamante Secretaria General del Organismo, Maria Emma Mejia, estuvo esta semana reunida con la Presidenta. La necesidad de plantear una nueva arquitectura financiera internacional desde Latinoamérica comprende a todas las naciones involucradas en el proceso de integración y, al mismo tiempo, impone una serie de desafíos tendientes a marcar un camino que potencie a los integrantes del bloque a partir de la suma de voluntades guiadas por intereses comunes.

Desde el año 2007 se viene trabajando intensamente en torno a dos objetivos principales: por un lado, la definitiva creación del Banco del Sur, cuya comisión técnica viene teniendo encuentros desde hace tiempo pero sin definición respecto de cuándo la entidad financiera podrá operar definitivamente. La idea es reemplazar a los tradicionales Banco Mundial y Banco Interamericano de Desarrollo con un diseño financiero superador, vinculado al financiamiento de proyectos productivos, en especial pymes, aprovechando la actual coyuntura superavitaria para la mayoría de los países. El aporte de cada país a tal efecto será fundamental, no solamente por la necesidad de contar con la liquidez necesaria para otorgar los créditos, sino por la estrategia conjunta de los miembros en torno a sostener una política monetaria basada en la acumulación de reservas y un tipo de cambio administrado, con el objetivo de lograr márgenes de maniobra monetaria que las economías centrales de la eurozona no tienen. El aporte de cada país sería semejante a la magnitud de cada economía: Brasil sería el que más volumen de recursos aportaría, seguido por Argentina, Venezuela, Bolivia y Ecuador, entre otros.

Por otro lado, sigue presente el intento por desdolarizar las transacciones comerciales regionales. La mayor independencia relativa del dólar a partir del proceso de desendeudamiento iniciado desde el 2003 imprime una dinámica propicia en este sentido. Alentar la desdolarización sirve para reducir los costos de las transacciones y es un importante gesto simbólico de independencia de la economía estadounidense. Lo central, sin embargo, sería avanzar en una sustitución del dólar como moneda de ahorro en los países latinoamericanos, de manera de evitar la fuga de capitales.

El debate está abierto pero es saludable que la región intente buscar respuestas ante la situación financiera internacional, con fondos especulativos intentando penetrar en nuestras fronteras disfrazados de inversiones, más allá que desde algunos medios todo se reduzca a la cosmética habitual de pegarle a los funcionarios del Gobierno, y en especial a los del Ministerio de Economía.

Arturo Trinelli y Matías Rohmer

Politólogos UBA

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