26 de septiembre de 2014
Instituto Gestar

La formación doctrinaria en la re-sistencia

por Javier Fernández
Integrante del Área de Formación Política de Gestar
por Martín Valli
Integrante del Área de Formación Política de Gestar

Pensar la Resistencia Peronista implica necesariamente reconocer un proceso de adoctrinamiento que, en esa oscura etapa de la política argentina, tal vez haya significado una manera de sobrevivir, física y espiritualmente.
Para los peronistas, la resistencia comenzó el 16 de septiembre de 1955. Sin embargo, se volvió necesaria por el Decreto-Ley Nº 4161 sancionado por la Junta Militar en 1956, el cual prohibía y proscribía el peronismo; y se convirtió en una obligación para los militantes luego de los fusilamientos que ocurrieron en junio del mismo año.
Mientras que durante el primer y segundo gobierno del general Perón la formación doctrinaria se encontraba institucionalizada y su mayor expresión era la Escuela Superior Peronista, después del golpe del 55 este modo de adoctrinamiento será una de las tantas cosas que perderá el peronismo y el pueblo argentino.
Resulta imposible sintetizar cómo fue la formación durante este período de la historia argentina, pero sí que se realizó de manera autodidacta, autosuficiente, clandestina, ingeniosa y heroica.
Asimismo, si algo caracterizó a esta etapa fue la “ortodoxia” en la formación de los compañeros. Hecho que tuvo lugar, por un lado, mediante el legado de Perón, compuesto por sus obras, discursos y actos de gobierno; y, por el otro, gracias a la recupera-ción que la militancia hizo no solo del mensaje del General sino también de su concepto de la instrucción doctrinaria. En este as-pecto, sin duda, ha sido central el Manual de Conducción Política, compilado que emergió de la mencionada Escuela Superior Pe-ronista. Es por ello que, generalmente, la preparación de estos compañeros incluía conocimientos de ciencia política, historia, filosofía, geografía, a la vez que contemplaba tácticas y estrategias de organización y acción política.
No obstante, algo que marcó una diferencia sustancial en este proceso de resistencia fue que, mientras la función primordial que le había asignado Perón a la Escuela era la de evitar que la doctrina quedara librada a las interpretaciones y exámenes analíticos de cada persona, la clandestinidad y el funcionamiento apoyado en organizaciones dispersas hizo que esta doctrina se replicara de manera inorgánica e inevitablemente sesgada.
Por entonces, la actualización doctrinaria comenzó a elaborarse sobre la base de los “mensajes” de Perón en el exilio. El primero de estos a considerar como doctrinario es el que envió desde Panamá (100ver A todos los peronistas), el cual  finaliza con, al menos, dos indicaciones concretas:

Yo sigo siendo el jefe de las fuerzas peronistas y nadie puede invocar mi representación.
Si hay elecciones sin el peronismo, todo buen peronista debe abstenerse de votar.

Aquellos mensajes, escritos o en cintas grabadas, serían un elemento fundamental durante el exilio del General. Algunos de ellos tuvieron destinatarios concretos pues fueron parte de la correspondencia epistolar con algún dirigente; en otros casos fueron en-viados para todos los peronistas.
Además, durante este período, Perón escribió y publicó libros. En el primero de ellos, La fuerza es el derecho de las bestias, relata el porqué de su renuncia y da a conocer los motivos del derrocamiento del gobierno.
Otro componente primordial respecto a la formación política fueron las entrevistas realizadas por militantes en Puerta de Hierro que se editaron con el nombre de Actualización política y doctrinaria para la toma del poder.
El adoctrinamiento era, según Perón, la condición necesaria para lograr la unidad de concepción, que luego posibilitaría la unidad de acción. Es en este sentido que la preparación política estuvo ligada directamente a las acciones de los militantes durante la resistencia: sabotaje, insurrección, huelgas, movilizaciones o votación en blanco fueron algunas de ellas. Esto daría pie a una lu-cha de ideas en la que Scalabrini Ortiz y Arturo Jauretche cobraron relevancia, primero desde periódicos, pero censurados estos, desde la actividad clandestina.
Por esta razón, en la medida en que se desarrollaba la resistencia, complementariamente iban configurándose los métodos de adoctrinamiento. Los relatos de la época describen que, al principio, numerosos grupos ponían en práctica las Instrucciones gene-rales para los dirigentes, documento también escrito por Perón desde el exilio. Pero con el paso del tiempo y la represión queda-ron solo aquellos grupos más preparados.
Al ser la organización obrera la columna vertebral del movimiento peronista, en los comienzos de la resistencia constituyó un factor clave de organización, ya que la CGT y los sindicatos estaban intervenidos. Esta incipiente organización fue factible, en principio, por el “conocimiento” de los compañeros de los sindicatos y comisiones internas, pero también por la cercanía en el barrio. Es por ello que se dio, a su vez, el nacimiento de grupos compuestos por compañeros y compañeras de diferentes estratos, profesiones y jerarquías.
Un ejemplo característico de este tiempo es una carta que le envía José María Rosa a Juan Domingo Perón después de su deten-ción por parte de “la Fusiladora”, donde sostiene: “Ahora, desde abajo, vendrán nuevos hombres, una juventud obrera que está fir-memente con usted y ocupará la dirección de los sindicatos cuando llegue el momento. Y una juventud estudiosa tomará la dirección política”.
Sin lugar a dudas, han sido los sindicatos y los jóvenes los actores principales de este proceso político y, por ende, de la prepa-ración acontecida. Tal es así, que fueron los sindicatos y las casas de algunos compañeros los ámbitos en donde se llevaba a cabo la tarea de adoctrinamiento que, con la  proscripción del peronismo, pasó a ser indefectiblemente clandestina.
Durante los 60, la Resistencia Peronista y las diversas agrupaciones con métodos organizativos diversos fueron moldeándose pero con una consigna, sin duda el gran objetivo aglutinante: el regreso de Perón. Objetivo que construyó la mística de todo este período al darle al adoctrinamiento un valor espiritual más allá del contenido.
Puede decirse entonces que lo particular de esta etapa de la historia argentina −que finaliza en 1973 con el regreso definitivo de Perón−, en la que la proscripción del peronismo y, en consecuencia, de la mayoría del pueblo generó un inevitable accionar clan-destino, repercutió en un adoctrinamiento heterogéneo pero mancomunado en un objetivo impostergable: el regreso del General.
Para el futuro de la formación de los compañeros peronistas todo ello ha dejado un sello inalterable, tanto por su doctrina como por la mística, con la obligación de darle sentido con un claro objetivo que debe surgir en esta nueva época.

CUADRO 1
A todos los peronistas
La disolución del “Partido Peronista” por decreto de la dictadura no debe dar lugar a la dispersión de nuestras fuerzas. Es necesa-rio seguir con nuestras organizaciones. Tanto las mujeres como los hombres peronistas deben seguir reuniéndose para mantener el partido. Cada casa de un peronista será en adelante una “Unidad Básica” del partido.
La Confederación General del Trabajo y sus sindicatos atropellados por la dictadura deben proceder en forma similar.
Yo sigo siendo el jefe de las fuerzas peronistas y nadie puede invocar representación.
Si hay elecciones sin el peronismo, todo buen peronista debe abstenerse de votar.
Esta es mi orden desde el exilio.

Juan Perón
En exilio, 1° de diciembre de 1955
¡Viva el peronismo!
¡Viva la CGT!

CUADRO 2
La militancia peronista recibe a De Gaulle
Con la visita del presidente de Francia a la Argentina el general Perón hizo evidente la actualidad de su conducción, a pesar de los 11.000 km de distancia y los nueve años de exilio, demostrando cómo la unidad de concepción se manifiesta en unidad de acción mediante el adoctrinamiento.
Cuando era Arturo Illia el presidente de la República y ante la visita del presidente galo, Perón envió un mensaje a los peronistas en el cual pedía: “Traten a De Gaulle como si fuera yo mismo”, por lo que la militancia se hizo eco de esta directiva y se organizó para recibirlo.
Por un lado, a las jornadas de adoctrinamiento se sumaron clases de francés y el aprendizaje de La Marsellesa en su idioma origi-nal. Por otro, integrantes del Sindicato de Municipales de la ciudad de Buenos Aires indicaron a los compañeros dónde estarían ubicados los parlantes durante el acto, como también las medidas de la estructura instalada en el Congreso Nacional sobre la que se montarían los estandartes.
El 3 de octubre de 1964 el general De Gaulle pisó suelo argentino y la militancia peronista lo recibió al grito de “Perón y De Gaulle, un solo corazón” mientras lo acompañaba hasta el acto a realizarse en Plaza Francia.
Allí, el presidente Illia comenzó su discurso de bienvenida, el cual fue turbado por los abucheos de los militantes y los bombos que retumbaban en los parlantes instalados en la plaza.
Luego se preparó para dirigir la palabra el presidente de Francia, momento en el que los militantes peronistas entonaron La Marse-llesa en francés. Cuentan los compañeros que fue un instante memorable para la militancia y seguramente para De Gaulle, que a miles de kilómetros de distancia le cantaban su himno patrio en muestra de amistad y de demostración de poder del general Pe-rón.
Finalizado el acto, la comitiva se trasladó hasta el Congreso de la Nación que tenía a sus costados dos grandes estandartes, uno con la imagen de Illia y el otro con la del presidente francés. Cuando ambos ingresaban al palacio, se desplegó una tela con la figura de Perón por sobre la de Illia. La policía descargó su ira contra los militantes que resistieron los palos pero satisfechos de haber cumplido con su tarea, la cual contribuía al verdadero objetivo: el regreso de Perón.

Páginas en la web de interés
Visita de De Gaulle a la Argentina
http //www.nacionalypopular.com/index.php?opti />
http://www.ina.fr/video/I00014194

Proscripción del Peronismo
https://www.youtube.com/watch?v=0LjWjLPi73E#t=321

La fuerza es el derecho de las bestias
http://www.elhistoriador.com.ar/documentos/ascenso_y_auge_del_peronismo/la_fuerza_es_el_derecho_de_las_bstias.php

EPÍGRAFES
La Nación, con beneplácito, anuncia en su portada la disolución del Partido Peronista.

Casete editado a principios de los 70 que reproduce las palabras de Perón, quien remarca la necesidad de actualizar la Doctrina Peronista para prepararse a gobernar el país.

Afiche callejero que la CGT pegó por todo Buenos Aires dando la bienvenida al presidente francés en octubre de 1964.

“Tercera posición”. Ilustración del dibujante y humorista Siulnas, publicada en la revista Primera Plana en 1964.

 

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