10 de abril de 2014
Instituto Gestar

La política de Perón sobre la Antártida. 1945-1955

por Mariano Arnaldo Memolli

Director Nacional del Antártico

 

La Antártida siempre estuvo ligada a los gobiernos nacionales y a la política de los grandes pensadores. En 1818 y 1819, el gobierno de aquel entonces, a cargo del Director Supremo de las Provincias Unidas del Río de la Plata, se debatía entre la república y la monarquía parlamentaria, pero otorgaba una licencia de explotación de focas al foquero Aguirre, que aunque no daba detalles de su ruta sí dejaba en claro que se trataba de las Shetland del Sur. En esa época las actividades en la Antártida se caracterizaron por esa falta de precisiones sobre las rutas de los foqueros, cuya información ellos guardaban celosamente. 

Un punto de inflexión para la Argentina con respecto a la Antártida lo marcó el perito Francisco P. Moreno, cuando estimó conveniente que el alférez José Sobral integrara la expedición de Otto Nordenskjöld para realizar la campaña antártica en la isla Cerro Nevado, de 1901 a 1903. La campaña contaba con el buque Antarctic, al mando del capitán Larssen. Sus tripulantes quedaron atrapados en el hielo hasta que la nave se hundió a inicios del mes de enero de 1903 por lo que decidieron permanecer en la Bahía de Esperanza –lugar donde hoy se asienta la base argentina del mismo nombre–, y en la isla Paulet. Este periplo culminó con el exitoso rescate efectuado por el entonces teniente de navío Julián Irízar al mando de la Corbeta Uruguay que los llevó al puerto de Buenos Aires en diciembre de 1903.La Antártida siempre estuvo ligada a los gobiernos nacionales y a la política de los grandes pensadores. En 1818 y 1819, el gobierno de aquel entonces, a cargo del Director Supremo de las Provincias Unidas del Río de la Plata, se debatía entre la república y la monarquía parlamentaria, pero otorgaba una licencia de explotación de focas al foquero Aguirre, que aunque no daba detalles de su ruta sí dejaba en claro que se trataba de las Shetland del Sur. En esa época las actividades en la Antártida se caracterizaron por esa falta de precisiones sobre las rutas de los foqueros, cuya información ellos guardaban celosamente.

Este primer rescate en la Antártida motivó que el perito Moreno planteara la presencia permanente en el continente. Esa oportunidad llegó de la mano de un escocés, William Bruce, quien recibió apoyo del gobierno argentino para inaugurar el 22 de febrero de 1904 la primera base permanente en la Antártida. Este hecho dio origen a una política de Estado sostenida en el tiempo en la historia nacional que, al igual que la mantenida sobre las islas Malvinas, ha sido de relevancia institucional a lo largo de todos los gobiernos.

La Base Orcadas cumplió una función científica pues allí se instaló una oficina meteorológica para estudios del clima y una estafeta postal del correo argentino que dependía del distrito de Río Gallegos. También comenzaron expediciones navales para un mejor conocimiento de la Antártida y su potencial explotación. La Corbeta Uruguay siguió interviniendo en las campañas antárticas posteriores y constituyó otro gran hito de la historia argentina en la Antártida.

Durante su primera presidencia, el general Juan Domingo Perón interpretó con clara visión nacional y geoestratégica que el camino indicado por el perito Francisco Moreno debía continuarse y mejorarse. Por esa razón instruyó a la Comisión Nacional del Antártico para que elaborara un documento a fin de sentar las bases de la soberanía argentina en la Antártida. Este documento comenzó en 1946 y se publicó en 1948.

La constitución de esta Comisión tuvo origen en una anterior del año 1939 y se transformó en permanente entre 1942 y 1943 cuando organizó los viajes del buque 1° de Mayo, aunque luego de esta actividad no produjo trabajos destacables. Luego, por Decreto N° 8.507 del 23 de marzo de 1946, la Comisión volvió a funcionar. Estaba integrada por diplomáticos, científicos y militares, cada uno con alto nivel de decisión.

Tal fue la importancia que se asignó a su función que prologó su texto el mismo presidente de la Nación que señaló allí aspectos que determinarán la línea de trabajo central de la política nacional antártica:

 

Establecer claramente los títulos jurídicos que otorgan los derechos de la República Argentina sobre la Antártida.

Destinar el trabajo al pueblo argentino.

Consagrar a la ciencia como un eje de cooperación entre las cancillerías de distintos países.

Respetar el derecho internacional para que se reconozca el legítimo derecho de la Argentina a la zona antártica que le pertenece.

 

Perón concluía su prólogo afirmando que “la Nación Argentina defenderá celosamente su soberanía territorial y, en la discusión pacífica de sus derechos, expresará su voluntad indeclinable de que no se alteren los títulos legítimos que ofrece”.

Del análisis del prólogo se puede rescatar que en todo momento la posición argentina mantuvo una conducta pacífica pero firme sobre su derecho a sostener en todos los foros la posición nacional respecto al sector antártico argentino y consideró a la ciencia como un pilar de la presencia en la Antártida. La difusión popular del trabajo de la Comisión Nacional del Antártico también fue un hecho valioso pues impulsó un mayor compromiso de la sociedad con esta cuestión.

En resumen, el cuerpo del trabajo, además de incluir una reseña histórica para sostener la presencia argentina desde 1904, dejaba sentados los principales lineamientos para la política nacional antártica.

 

La política nacional antártica

Es clave para un país que intenta defender derechos jurídicos sobre un sector mantener la propia toponimia. Por ello, el correcto uso de los nombres de los accidentes geográficos fue un aspecto que se encaró para desalentar la incorporación de topónimos de terceros países. También se reflejará más adelante en la importancia que se da a las campañas geográficas. Por consiguiente cobró gran significación la producción de mapas, cartas náuticas y la designación de topónimos nacionales a los accidentes geográficos que se descubrieran.

Si la toponimia era fundamental, también lo era hallar los términos adecuados que definieran los derechos argentinos en la Antártida. De allí que “Sector Antártico Argentino” constituye una frase que lo identifica a priori y es la que se mantiene hasta hoy. Aunque ya existía, la Comisión consideró necesario incorporarla a los textos y mapas para su mejor conocimiento.

Si bien la instalación de la Base Orcadas fue un suceso decisivo en la historia antártica internacional por su carácter temprano, científico y permanente, se imponía incrementar este proceso de ocupación. Para ello se recomendó la intensificación de campañas antárticas y la instalación de nuevas bases nacionales. A su vez, a fin de mejorar el conocimiento a nivel popular y que la población considerara como propio al Sector Antártico se creó el Instituto Geográfico Militar para que desarrollara un mapa lo más detallado posible del sector. También se dictó una ley que obligó a incluir al Sector Antártico Argentino en los mapas de la  Argentina al igual que las islas Malvinas y las del Atlántico Sur. De este modo se puso énfasis en la educación popular para que todo el pueblo conociera el territorio propio. Esto se completó con la actual ley que sitúa el mapa bicontinental con el Sector Antártico a la misma escala que el resto del territorio nacional.

Asimismo, la diplomacia jugó un rol preponderante en el entramado de la política nacional antártica para que el resto de los países supiera la posición de la Argentina. En este aspecto los acuerdos tuvieron por objeto establecer zonas de influencia determinadas para los demás países interesados. El otro rol asignado al cuerpo diplomático fue el control de todos los acontecimientos internacionales que pudieran afectar al sector y a los derechos argentinos. Es decir que las posibles acciones en la política exterior tenían un claro sentido de protección de la soberanía antártica que luego sería ampliada al resto del Atlántico Sur.

Una mayor y mejor difusión de la actividad antártica argentina a nivel nacional e internacional fue por intermedio de los sellos postales con destino a toda la geografía mundial. Se crearon series postales con nuestro sector antártico y el nuevo mapa oficial que incluía a las islas Malvinas. Por otra parte, se realizó una protesta formal porque el Reino Unido emitió un sello postal que contenía su pretensión sobre la Antártida basándose en la ocupación ilegal de las islas Malvinas.

El conocimiento sobre las acciones emprendidas por terceros países en la Antártida generó la estrategia operativa que años más tarde implementará el gobierno del general Perón: respetar las expediciones preparadas por otros Estados con intereses antárticos. En efecto, a partir de lo que otros países planificaban para la ocupación de la Antártida se planteó un hecho central para la actual política nacional antártica: organizar expediciones regulares y sostenidas en el tiempo. Nuestro país debía así mantener la iniciativa y preeminencia de la actividad antártica por su historia, cercanía e importancia. De esta manera, las campañas antárticas formaron parte de la estrategia nacional para la defensa de la integridad territorial del país.

 

Conclusión

 

El siguiente paso a todo lo proyectado en ese gran trabajo producido por la Comisión Nacional del Antártico y que dejaba claro el rumbo de la política nacional para la Antártida fue su implementación y sostenimiento. Ya se habían escrito las bases, ahora faltaba un plan operativo.

La concreción de ese plan operativo se hizo realidad a partir de la historia de dos proyectos. Por un lado el proyecto del general Perón para afianzar los derechos sobre el Sector Antártico y, por otro, el plan delineado por el entonces coronel Hernán Pujato para efectivizar la presencia en la Antártida. El encuentro se produjo en la embajada argentina en Bolivia donde Pujato pudo entrevistarse con Perón durante la visita presidencial a ese país.

Allí Pujato expuso cinco puntos básicos que fueron rápidamente aceptados por Perón.

 

1º Creación de una institución vinculada exclusivamente a la actividad antártica.

2º Expedición polar a la Antártida Continental Argentina. Establecimiento de una base al sur del Círculo Polar Antártico.

3º Adquisición de un barco rompehielos como instrumento indispensable para el cumplimiento de la política y actividad antárticas.

4º Expedición al mar de Weddell y establecimiento de la Base General Belgrano, a 1200 kilómetros del Polo Sur Geográfico para que sirviera de apoyo a una expedición terrestre al Polo Sur.

5º Colonizar con familias el lugar más conveniente del Continente Antártico, en el cual se construiría un caserío polar.

 

Salvo el último ítem que no pudo concretarse por el golpe de Estado de 1955, el resto se cumplió de inmediato y comenzó una época de gran desarrollo y pujanza para la actividad antártica argentina.

En 1951 nació el Instituto Antártico Argentino del cual el coronel Hernán Pujato sería el primer director. Esta ha sido y es la primera institución a nivel mundial en dedicarse exclusivamente a los temas científicos antárticos y supone un impulso permanente para las investigaciones antárticas. La Comisión Nacional del Antártico, dependiente del Ministerio de Relaciones Exteriores, será la que establezca las políticas nacionales sobre la Antártida. También propondrá las expediciones antárticas y su organización, será el organismo asesor en la materia y deberá mantener el Museo Antártico como base y resguardo de la historia antártica argentina.

En el mismo año de 1951 se llevó a cabo la primera expedición científica nacional y se fundó la primera base del mundo al sur del Círculo Polar Antártico, la actual Base General San Martín. Se impone recordar sobre estas dos circunstancias claves que la ciencia fue desde el principio el mayor interés de la Argentina para la Antártida y así lo atestiguan el perito Moreno, el prólogo de Perón y lo aconsejado por la Comisión Nacional del Antártico.

Otro punto señalado por la Comisión fue que se abrieran nuevas instalaciones como plataformas de la actividad antártica. Durante la presidencia de Perón se fundaron las siguientes bases que sirvieron de sostén al actual sistema de bases permanentes y estacionales:

 

1947 – Melchior

1948 – Decepción

1951 – Brown

1951 – San Martín

1952 – Esperanza

1953 – Cámara

1954 – Destacamento Jubany

1955 – Belgrano I

 

Con la distribución geográfica se complementaba la presencia desde el norte del Sector Antártico con la Base Orcadas, bases accesibles en las islas Shetland del Sur, norte de la Península Antártica, sur del Mar de Wedell, y oeste y suroeste de la Península Antártica. La visión y las acciones durante este período dieron lugar a varias actividades importantes y a ratificar la presencia argentina en la Antártida. El rol de potencia en ese continente fue indiscutido. Por tal razón en la actualidad algunos países tratan de confundirlo con un nacionalismo extremo para disimular el propio interés en obtener lo que la Argentina consiguió por derecho propio.

Otra acción cardinal en cuanto a instalaciones fue la de instalar en la Base Marambio una pista de aterrizaje que permite la permanente conexión de las bases con el resto del país.

La ciencia como eje primordial de la actividad de los países en la Antártida fue adoptado como lineamiento central del Tratado Antártico en 1959, por el cual se consagra a ese continente como una tierra dedicada a la investigación científica, la cooperación internacional y la paz. De la lectura detallada del prólogo y del trabajo de la Comisión Nacional del Antártico surge que la Argentina propuso lo mismo desde 1948. La diferencia está en que el Tratado Antártico sugiere no discutir temas de soberanías mientras él dure.

La expedición al Polo Sur la llevó adelante en 1965 el general Jorge Edgard Leal que cumplió así con el mandato de Pujato de unir todas las fronteras de la patria. El retraso en el cumplimiento de este logro también tuvo que ver con el golpe de Estado de 1955 y la suspensión de las políticas del presidente constitucional. Incluso cometieron el error de no sostener la toponimia nacional que se utilizó en las expediciones de Pujato.

Un último punto a subrayar es la adquisición del rompehielos General San Martín para poder acceder al sur del Mar de Wedell y poder reabastecer las bases al sur del Círculo Polar Antártico de manera regular. Cabe destacar las características de la navegación en esas aguas, que aún hoy son muy complejas y requieren de una alta capacitación y destreza.

La historia argentina puede esgrimir una de las más eficientes políticas de Estado en el tema Antártida desde 1904 que tuvieron un gran desarrollo en el período comprendido entre 1946 y 1955. No obstante todos los avatares adversos, las campañas antárticas mantuvieron su regularidad y el Instituto Antártico Argentino funciona todavía. La Comisión Nacional del Antártico tiene su continuidad en la Dirección Nacional del Antártico que depende del Ministerio de Relaciones Exteriores y Culto, como dependía antiguamente la Comisión.

El conocimiento y revisión de los procesos que marcaron la historia nacional, de sus instituciones y políticas deberá discutirse y difundirse para evitar incorrectas interpretaciónes, en especial en algunos foros. Al respecto, es fundamental citar una frase del general Juan D. Perón al inaugurar la primera campaña antártica científica en 1951: “Creo que esta actividad, que recién comienza para la Antártida Argentina, debió haber empezado hace cincuenta años, pero poco hubiéramos hecho con lamentarnos si a nosotros no se nos hubiera ocurrido empezar ahora, para que dentro de cincuenta años otros argentinos tuvieran que lamentarse por lo que nosotros no hemos hecho. Y fieles a nuestro concepto de que mejor que decir es hacer, hemos comenzado por hacer lo que debió haberse hecho hace cincuenta años”.

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