En septiembre de 1955 una asonada militar liderada por Aramburu y Rojas pone fin al gobierno peronista elegido poco antes por el 60% de los argentinos.
Transcurría noviembre de 1955. Perón había comenzado un exilio que duraría diecisiete años. En un acto cargado de perverso simbolismo el cadáver de Evita había sido secuestrado de la sede de la CGT. Por decreto no se podía nombrar a Perón ni al peronismo, ni cantar la marcha ni usar símbolos partidarios, entre otras prohibiciones. La Constitución sancionada en 1949, que daba rango constitucional a los derechos económico-sociales fue anulada y miles de dirigentes gremiales y políticos peronistas fueron a dar con sus huesos a las cárceles de la dictadura.
Algunos militares peronistas fueron encerrados en un barco que hacía las veces de prisión. Allí estaban los generales Valle y Tanco, entre otros oficiales y comenzaron a conspirar para armar una contrarrevolución cuyas principales demandas serían exigir el cese de la persecución al peronismo, la restitución de la Constitución de 1949 y la libertad a los miles de presos políticos y gremiales encarcelados. Ahí comenzó el movimiento que tomó fuerza unos meses después.
Los jefes indiscutidos del movimiento eran los generales Valle y Tanco y oficiales como los coroneles Cogorno, Alcibíades Cortínez, Ricardo Ibazeta y el capitán Jorge Costales.
Aramburu y Rojas, su vicepresidente, tenían información de la conspiración pero decidieron no interrumpirla para "dar un escarmiento". Tal es así que en la noche del 8 de junio de 1956 son apresados cientos de dirigentes gremiales para socavar la base social del movimiento. Aramburu viajó ese día a la provincia de Santa Fe, pero dejó firmado el decreto 10.362 que decretaba la Ley Marcial, y preparados los decretos 10.363, que establecía la pena de muerte, y el 10.364 que daría los nombres de los que serían fusilados.
Mira este video y entérate de lo que pasó del 9 al 12 de junio de 1956.
Perón, en el exilio, es anoticiado de los planes del levantamiento pero también estaba al tanto de la celada que tramaban los líderes de la “libertadora” y aconseja no dar inicio a las acciones del movimiento liderado por Valle y Tanco, esperando una mejor oportunidad.
Sin embargo, Valle y Tanco, que estaban ya en la clandestinidad, deciden iniciar las acciones antes de que fuera tarde. La señal sería la lectura de la proclama revolucionaria, a las 23 hs. del 9 de junio. A esa hora comenzaba la tradicional noche de boxeo de los sábados en el Luna Park, lo que motivó que la instrucción a los insurrectos para lanzarse a la acción debía ser el inicio de la pelea de Lausse. El responsable de llevar adelante tal acción era el coronel José Irigoyen, secundado por el capitán Costales y varios civiles. Eran las diez de la noche. La radio debía instalarse en una escuela de Avellaneda. A las 22.30, un comando del gobierno los arrestó a todos. La proclama sólo pudo ser escuchada en La Pampa, donde actuaba el coronel Adolfo Philippeaux.
La rebelión se extendió a Campo de Mayo, sublevado por los coroneles Ricardo Ibazeta y Eduardo Cortínez, el Regimiento II de Palermo, dirigida por el sargento Isauro Costa, la Escuela de Mecánica del Ejército, a cargo del mayor Hugo Quiroga; el Regimiento 7 de la Plata, responsabilidad de Cogorno y el grupo de civiles que debía operar en Florida, en la calle Hipólito Yrigoyen 4519, donde se reunieron los Lizaso, Carranza, Garibotti, Brión y Rodríguez y Troxler, entre otros. También hubo civiles armados y militares que intentaron sublevarse en Santa Fe, Rosario, Rafael, Río Negro y Viedma. Salvo en La Pampa, la mayoría de los jefes de la sublevación fueron apresados. Ante el fracaso del levantamiento, el general Tanco se dirige a Berisso para lograr apoyo, inútilmente, y debe huir y esconderse. Mientras el general Valle también se oculta ante la certeza de que el movimiento había sido delatado y había fracasado.
Testimonio de Julio Troxler, uno de los sobrevivientes de los fusilamientos de José León Suárez.
Los levantamientos ocurrieron entre las 22 hs. y las 24 hs. del 9 de junio. A las 0,30 hs del 10 de junio, el gobierno estableció la Ley Marcial. Es decir, que para que la ley marcial fuera utilizada contra los sublevados ésta debía ser aplicada con retroactividad al delito cometido, violando el principio legal de la irretroactividad de la ley penal. Pocas horas después, se firma el decreto 10.363 que ordena el fusilamiento de quienes violen la Ley Marcial.
Como dijimos, los fusilamientos estaban decididos de antemano por el gobierno de Aramburu. En la madrugada del 10 de junio, entre las 2 y las 4 de la madrugada, son asesinados los detenidos en Lanús. Horas más tarde, en los basurales de José León Súarez, el teniente coronel Desiderio Fernández Súarez, a cargo de la policía bonaerense le ordena al jefe de la Regional San Martín, comisario Rodolfo Rodríguez Moreno, que fusile a 12 civiles, de los cuales siete logran huir pero cinco mueren posteriormente. Uno de los sobrevivientes, Juan Carlos Livraga, será el "fusilado que vive" que permitirá al escritor y periodista Rodolfo Walsh reconstruir la historia a través de una investigación publicada en artículos desde enero a marzo de 1957, y que luego constituyó la base de su célebre libro "Operación Masacre". En la Escuela de Mecánica del Ejército, el general Ricardo Arandía consulta telefónicamente a Aramburu— que había regresado ya a Buenos Aires el 10 al mediodía—sobre los detenidos. En Campo de Mayo, en tanto, el general Juan Carlos Lorio preside un tribunal militar que realiza un juicio sumarísimo y concluye que los sublevados no deben ser fusilados. Pero Aramburu ratifica su decisión. Lorio pide quela orden se deje por escrito. En respuesta, Aramburu firman el decreto 10.364 que detalla la lista de once militares que deben ser fusilados. Este es el único documento que queda oficialmente inscrito en la historia. No existen registros de esos juicios sumarios. No existe registro del informe forense que debió determinar la causa de la muerte de esos peronistas.
El 12 de junio, Valle decidió entregarse a cambio de que se detuviera la represión y se le respetara la vida. A las 14 horas de ese día, Valle ingresa al Regimiento I de Palermo donde es interrogado y juzgado por un tribunal presidido, también, por el general Lorio. Después, Valle es enviado a la Penitenciaría Nacional, donde a las 22,20 fue fusilado por un pelotón cuyos nombres fueron guardados como un secreto de Estado. No hubo orden escrita ni decreto de fusilamiento, ni registro de los responsables.
El 13 de junio, cesó la ley marcial. El general Tanco con otros sublevados logró, el 14 de junio, asilarse en la Embajada de Haití en Buenos Aires. Pero el jefe del Servicio de Inteligencia del Estado (100SIDE), general Domingo Quaranta, invadió la delegación para secuestrar y detener a los asilados. El embajador y su mujer se interpusieron y lograron salvarlos. El saldo de la sublevación fue trágico y premonitorio de lo que vendría: 18 militares y 13 civiles asesinados.
Mira la película completa Operación Masacre dirigida por Jorge Cedron.