1 de abril de 2014
Instituto Gestar

Malvinas: Causa Nacional, Sudamericana y Universal

Las Islas Malvinas son argentinas por geografía, dado que forman parte de la plataforma marítima continental, lo mismo que las Georgias, Sándwich y Orcadas del Sur; por historia y herencia de España, ya que fueron descubiertas por Magallanes en 1520 y treinta y dos fueron sus gobernadores hasta 1810; y por ejercicio continuado de soberanía sobre ellas por parte de los gobiernos con sede en Buenos Aires posteriores a la Revolución de Mayo hasta 1833, año en que fueron ocupadas militarmente por Inglaterra y re-nominadas Falkland.


Desde entonces, todos los gobiernos argentinos han reclamado su devolución. Al crearse la Organización de las Naciones Unidas en 1945, Inglaterra inscribió a las Falkland como colonia de su Imperio, en tanto que Argentina registró a Malvinas como una parte de su territorio nacional usurpado por una potencia extranjera. A partir de ese momento nuestro reclamo se trasladó a ese ámbito. En 1964 logramos que las islas fueran declaradas por la ONU territorio sujeto a descolonización por la resolución 1564, y que por la 2065 del año siguiente se invitara a ambos países a iniciar una negociación bilateral para resolver el litigio de soberanía, cosa que comenzó en 1966.

Lo importante es que dichas resoluciones de la ONU dejaron de lado el principio de “autodeterminación” que invocaban los ingleses, ya que establecieron como marco de solución que la misma tuviera en cuenta los “intereses” de la población de las islas, no sus “deseos” como quería Londres. La negociación argentino-británica sobre soberanía comenzó acordando medidas que facilitaran el movimiento de personas y bienes entre el continente y las islas. En 1972 la Fuerza Aérea Argentina pudo construir el aeropuerto de Malvinas, LADE comenzó a brindar un servicio aéreo regular desde Río Gallegos, YPF a abastecer el combustible y se habilitaron becas a los isleños para estudiar en el continente.

En ese marco de vinculación creciente entre las islas y el continente, Londres presentó en 1974 una propuesta de transferencia progresiva de la soberanía en el curso de 50 años, que el General Perón se aprestaba a aceptar cuando falleció en el ejercicio de su tercera presidencia. Pero el 2 de abril de 1982 todo se interrumpió abruptamente. La dictadura cívico-militar que en 1976 había usurpado el poder constitucional ocupó militarmente Malvinas y rindió al gobernador británico. Es conocido el resultado final de esta acción improvisada que tiró por la borda la exitosa estrategia diplomática argentina. Fue la derrota y la pérdida de todos los avances que habíamos logrado en cuanto a integrar a los isleños a la economía y a la cultura argentina, para que pudieran prosperar y salir del aislamiento al que los tenía condenados una Inglaterra debilitada que había comenzado a negociar su retirada.

Como contratara, el acto irresponsable de la dictadura, no obstante la derrota, revalidó que la recuperación de la soberanía sobre Malvinas es una Causa Nacional que sigue viva para el pueblo argentino y que, más allá de la conducción desatinada de la guerra que ejerció la dictadura, el pueblo argentino produjo Héroes y Mártires a los que debemos Honor y Gloria. Pero lo cierto es que la derrota cambió el escenario estratégico del conflicto: la Inglaterra debilitada que había comenzado a negociar su retiro facilitando la incorporación de la economía argentina a Malvinas fue reemplazada por un Imperio Británico revivido, con renovada voluntad de permanecer y de excluir totalmente a la Argentina de la economía de las islas, en un contexto de cambio en la economía global que lo benefició en su nueva posición dominante.

En efecto, en los 70, cuando Inglaterra retrocedía y negociaba su retiro de Malvinas en 50 años, la actividad económica de las islas era casi nula porque la pesca estaba paralizada. Pero a partir de los 80 esta actividad tomó nuevo impulso por una renovada demanda mundial, y la posibilidad de extraer petróleo se hizo real a partir de los 90 por el fuerte incremento del precio del barril en el mercado internacional.

Frente a este desfavorable escenario, el gobierno de la Presidenta Cristina está llevando a cabo, por la vía diplomática, una adecuada estrategia geopolítica de recuperación de la soberanía sobre las islas. Se centra en convertir a Malvinas en una Causa Nacional, Sudamericana y Universal, procurando así aislar a Inglaterra. ¿Cómo? En el plano nacional y popular: publicando el Informe Rattembach, que condena la conducción de la guerra que hizo la dictadura, y construyendo en el Espacio Memoria y Derechos Humanos, el Museo y Memorial Malvinas para recordar con Honor y Gloria a los Héroes y Mártires. Y en el plano internacional: introduciendo en todas nuestras negociaciones económicas con los Estados y empresas del mundo, el mandato de la ONU que obliga a Inglaterra a negociar con Argentina la soberanía, dejando claro que nuestro país no acepta la explotación unilateral de los recursos pesqueros y energéticos que están llevando adelante los británicos, por lo que sancionará a los que se involucren en ello.

En ese sentido, Argentina ha logrado que la Unión Suramericana de Naciones (100UNASUR), la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (100CELAC) y una muy amplia mayoría de los Estados miembros de la ONU apoyen su derecho a la soberanía, instando a Inglaterra a que reinicie la negociación bilateral y a que desarme la fortaleza militar que ha construido en las islas, la que perturba la paz en el Atlántico Sur y proyecta una amenaza sobre la Antártida.

La respuesta británica a esta estrategia argentina pasa por reafirmar el derecho a la autodeterminación de los isleños, y avanzar en la explotación unilateral de los recursos de las islas procurando involucrar en esa actividad a alguna nación sudamericana próxima a las islas, porque necesitan un puerto de apoyo continental cercano para consolidar su posición. Como enseñó el General Perón, lo nuestro es unir a América del Sur para liberar. Lo de ellos, como siempre, es dividir a Sudamérica para continuar dominando.

 

Mario Bertellotti

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