13 de marzo de 2020
Instituto Gestar

PERONISMO EN EL SIGLO XXI

El peronismo surgió alrededor de la década del 40 del
siglo pasado en torno a la figura del general Juan Domingo Perón, quien puso en
marcha un conjunto de políticas públicas absolutamente innovadores y de
vanguardia para su época. Asimismo, lo largo de su historia nuestro movimiento
justicialista ha atravesado diversas pujas internas respecto de la dirección de
las políticas a impulsar una vez alcanzado el gobierno.

De forma somera y concisa intentaremos hacer un breve
resumen histórico respecto de los principales referentes políticos del
justicialismo y de las líneas de políticas públicas impulsadas por los mismos,
para luego reflexionar respecto de los siguientes interrogantes: ¿qué es ser
peronista en el SXXI?¿cuáles deben ser las líneas directrices de nuestro movimiento
ante los desafíos del nuevo orden mundial?

El fundador del movimiento fue Juan Domingo Perón, único
e inigualable en su capacidad de conducción, de persuasión y sobre todo de
amalgamar a los diversos sectores del justicialismo. Fue tres veces presidente
de la República Argentina e impulso políticas destinadas a la ampliación de
derechos sociales a partir de la consagración de un conjunto de medidas tales
como: vacaciones pagas, aguinaldos, convenios colectivos entre tantos otros.

La lógica fue promover políticas públicas que impulsen el
mercado interno a partir de un aumento del poder adquisitivo del salario de los
trabajadores quienes se organizaron en sindicatos, los cuales Perón fortaleció
y consideró la columna vertebral del movimiento obrero organizado. Las premisas
centrales que Juan Domingo Perón sostuvo y difundió durante su liderazgo
fueron: la soberanía política; la independencia económica y la justicia social.

Las mismas pueden resumirse en el concepto de libertad en
su sentido más literal: tomar las decisiones políticas que sean necesarias en
el momento pero que siempre tengan como destino final promover la movilidad
social ascendente de los trabajadores de abajo hacia arriba. Dentro del contexto
internacional de Guerra Fría, en el que Perón fue presidente, se lo puede
sintetizar como la tercera posición: ni yanquis ni marxistas, peronistas.

El segundo referente del justicialismo fue Carlos Saúl
Menem quien presidio el país desde 1989 hasta 1999 y promovió reformas
consideras polémicas y que poco tenían que ver con la mística peronista. La
reforma del estado nacional; las privatizaciones de las empresas estatales; la
eliminación de la inflación y la estabilización económica fueron los
principales hitos de su gobierno. Con la caída del muro de Berlín y una lógica
mundial unipolar, el peronismo tuvo durante la década del 90 una relación
estrecha y afín con los EEUU como nunca antes en su historia había tenido.

Luego fue el turno de Néstor Kirchner, quien asumió la
conducción del país luego de la crisis de 2001 y buscó, a partir de la
acumulación de poder territorial, reconstruir la dañada figura presidencial. En
términos económicos fue el encargado de renegociar la deuda externa en default,
obteniendo una quita histórica, creo más de 3 millones de puestos de trabajo, y
dio el puntapié inicial para la re-estatización de empresas. Además,
recuperando la tradición justicialista tuvo vínculos positivos con el
sindicalismo promoviendo a partir de allí una lógica de poder transversal la
cual incorporó a actores políticos diversos al proyecto nacional.

La cuarta referente del justicialismo fue Cristina
Kirchner quien promovió diversas políticas sociales destinadas a los sectores
más postergados: jubilo a más de 2 millones de personas que no reunían los
requisitos legales por haber trabajado en negro toda su vida,  legalizó del matrimonio igualitario, y estatizó
empresas públicas (100YPF – Aerolíneas Argentinas) y a las AFJP. Es importante
destacar que la relación con el sindicalismo fue tensa y sobre los últimos años
de su mandato adopto posiciones discursivas que entraron en tensión con la
lógica pragmática de nuestro movimiento.

Ahora bien, habiendo hecho esta breve reseña histórica
llegó el momento de abordar la pregunta central: ¿que implica ser peronista en
el Siglo XXI?

La mejor forma de responderla es a partir de la mención
del nuevo presidente de la nación y referente de nuestro movimiento, Alberto
Fernández,quien encarna los valores que el peronismo debe promover con vistas
al futuro: equilibrio y pragmatismo.  En
un mundo complejo y en cambio permanente el peronismo debe definitivamente
recuperar y superar sus tensiones internas a partir de la síntesis del
conjunto.

           La lógica de una
tercera posición debe estar más vigente que nunca sobre todo en un mundo donde
los extremos tienden a modificase de forma permanente. Las cuestiones de género
deben estar a la vanguardia puesto que es un tema al que le llegó su hora
histórica de consolidación. Asimismo, las Green policies (100cuidado medioambiental)
son temas que deben impulsarse porque el calentamiento global y sus
consecuencias negativas sobre la economía mundial ya están haciendo daños
concretos al planeta. Finalmente, y no por esto menos importante, debemos
reflexionar y comenzar a pensar alternativas para el futuro de trabajo es
decir, cómo vamos a impulsar las fuentes laborales ante un mundo que da muestras
que el empleo tal como lo conocemos está tendiendo a su disminución y reemplazo
por el uso de nuevas tecnologías. Estos son, compañeros, los principales
desafíos de esta nueva era. Todos unidos triunfaremos.

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