Como es de público conocimiento, el Gobierno de la Alianza Cambiemos viene ejecutando una serie de despidos en sectores del Estado Nacional. Durante sus vacaciones de verano, Mauricio Macri practicó cientos de despidos a trabajadores y trabajadoras de sectores estratégicos como el Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (100INTA), el Hospital Posadas, el Yacimiento Carbonífero Río Turbio, la fábrica FANAZUL de Fabricaciones Militares, y el Instituto Nacional de Tecnología Industrial (100INTI), a donde se enviaron 258 telegramas de despido. Si bien en este último caso el 10 de febrero se firmó un acta acuerdo entre los representantes sindicales de los despedidos y la dirección del Instituto para hacer una revisión caso por caso -permitiéndose el ingreso de los trabajadores hasta que finalice dicho proceso-, todas estas medidas de reducción del Estado si bien son características de la coalición gobernante llaman la atención por dirigirse contra sectores estratégicos que agregan valor mediante la introducción de investigación y desarrollo en la cadena productiva. La reducción de ingresos en el CONICET y la baja en términos reales del presupuesto para Ciencia y Tecnología que se viene experimentando presupuesto tras presupuesto son también preocupantes en esa línea.
¿Por qué es tan importante hacer foco sobre la situación del INTI?
Cabe preguntarse dónde estamos ubicados hoy en términos de inversión en investigación y desarrollo como país tras décadas de existencia de estos organismos:
Inversión en Investigación y Desarrollo como porcentaje del PBI (1002015-OECD)
Aún cuando según datos de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (100OCDE) nos encontramos lejos de los países que más invierten en Investigación y Desarrollo como porcentaje del Producto Bruto Interno (100PBI), a nivel regional con datos de 2015 nos encontramos sólo por debajo de Brasil (100que no figura en el gráfico pero invierte un 1,2% de su PBI en este rubro). Cabe preguntarse entonces, ante las constantes comparaciones que múltiples funcionarios del Gobierno hacen entre nuestro país y “modelos a seguir” como Australia, Estados Unidos o Canadá (100los cuales todos invierten por arriba del 1,5% de su PBI en Ciencia y Tecnología), por qué elige el Gobierno realizar despidos en áreas estratégicas como el INTI o reducir el ingreso a la Carrera de Investigador del CONICET como vienen denunciando hace meses trabajadores del organismo.
Las funciones del INTI son de lo más variadas: apoyo a Pymes, estudios del agua de red que consumimos en nuestros hogares, homologación de elementos de medición en surtidores de nafta, balanzas de granos o cajas de supermercados, certificación de insumos tales como herramientas quirúrgicas, calibración y certificación de instrumentos de medición en aviación comercial, y en otras tantas ramas de la actividad industrial. En actividades vinculadas al agro y la ganadería, el organismo realiza entre otras actividades ensayos con enzimas para acelerar la maduración de quesos, incentiva la producción de seda en el país, estudios con desechos vacunos para prolongar la vida de los alimentos, el desarrollo de snacks de maíz para producción y comercialización, o la utilización de viruta de cuero para absorber desechos quìmicos industriales, entre otros logros.
Como se observa, queda claro que el lema elegido por los trabajadores del organismo para impulsar la reincorporación de sus compañeros denominado “En el INTI no sobra nadie” es una realidad que debe ser conocida y defendida por la ciudadanía argentina.
Afortunadamente, el apoyo de distintos sectores de la oposición y la fuerte campaña en defensa de los puestos de trabajo logró la conformación de la ya mencionada mesa de diálogo para analizar caso por caso los despidos que, contrario a las versiones del Gobierno de la existencia de “ñoquis”, en muchos casos son trabajadores con años de antigüedad y diversos reconocimientos en tareas de alta calificación.
El discurso de Cambiemos no es inocente: desde el INTI se denunció la tercerización de distintas tareas a la Consultora Vasca Tecnalia, que está compuesta mayoritariamente por representantes del sector privado español. Esto no es ni casualidad ni una mejora en la eficiencia del organismo: a todas luces se evidencia la existencia de pérdida de soberanía estatal en pos de los negocios entre privados. ¿Por qué entonces se despiden 258 trabajadores si, según declaraciones del actual presidente del INTI Javier Ibáñez en distintos medios, el organismo estaba colapsado en distintas tareas por lo cual hubo que acudir a servicios de esta consultora extranjera? No encontramos otra respuesta que la político-ideológica: al igual que en la década de los ‘90, en la que el INTI perdió un 40% de su planta de personal, la gestión de Mauricio Macri busca desmembrar organismos claves en la innovación, investigación y desarrollo de nuestras cadenas productivas para tercerizar sus funciones en empresas privadas. Es necesario que el Gobierno comprenda que el Estado debe tener un rol fundamental en la programación del modelo de desarrollo de un país, sobre todo en lo concerniente al sector científico. La clara desinversión en la mayoría de las áreas vinculadas a la temática evidencian la intención de ir en la dirección contraria.
Queda entonces continuar denunciando esta política anti soberana que, además de dejar a cientos de trabajadores en la calle, perjudicará a miles de Pymes con las que el INTI trabaja cotidianamente, ya que las grandes empresas multinacionales poseen sus centros de investigación y desarrollo en sus casas matrices.
Desde GESTAR ratificamos la importancia de fortalecer el INTI y todos los organismos vinculados a la ciencia y la tecnología, a la vez que reafirmamos que no solo en el INTI no sobra nadie, sino que faltan más investigadores en todas las áreas del Estado que trabajan por el desarrollo productivo de nuestro país.