27 de abril de 2011
Instituto Gestar

PRO o Proyecto Sur: uno se queda afuera

Mientras tanto, el Frente para la Victoria desde hace tiempo ya tiene a sus tres precandidatos de lleno lanzados a la campaña, acaso esperando solamente por una definición de la Presidenta para saber cuál de los tres finalmente será el representante del Proyecto Nacional en la Capital, o eventualmente definirlo por una interna.

Sin dudas, los tres ofrecen garantías de sobra para traducir a nivel local todos los cambios que se están impulsando a escala nacional: Filmus ya tiene experiencia de campañas anteriores y conoce a fondo los problemas de la Ciudad; Boudou está haciendo una excelente gestión en el siempre difícil Ministerio de Economía que en los últimos años fue siempre el lugar de funcionarios que habían dejado muy mal recuerdo; y Tomada ha aumentado su exposición pública en los últimos días y viene caminando los barrios con gran fuerza e ímpetu. Por lo tanto, por primera vez en muchos años se puede esperar con relativa confianza que el peronismo gane la Capital Federal, un territorio que le ha sido históricamente esquivo.

Si bien hoy las encuestas de opinión muestran resultados contradictorios, las posibilidades de acceder a una segunda vuelta que potencie las chances del FpV son cada vez mayores. Y en un contexto donde hasta no hace mucho tiempo era impensado poder competir con cierto éxito, hoy la chance concreta de victoria es cada vez más real.

Por el lado del arco opositor, el interrogante pasará por saber quién resignará protagonismo nacional por competir en la Ciudad. La apuesta es por demás riesgosa: las dos fuerzas que más posibilidades tienen de consolidarse como oposición resignarán proyección nacional por presentar a sus referentes en la Capital. Siendo el segundo distrito más poblado del país, y con el segundo mayor presupuesto, la tentación por apostar todo a la Ciudad revive con la idea de repetir la buena performance mostrada por el PRO y Proyecto Sur en la última elección porteña. Sin embargo, resignar por ello la posibilidad de construir a nivel nacional una alternativa consolidada que, independientemente de no ganar la presidencia, posicione al partido con representantes en los legislativos nacionales y provinciales y hasta con alguna intendencia en distritos importantes, se advierte como un paso demasiado riesgoso sobretodo para quien resulte derrotado. Muchas veces los partidos que a nivel nacional van separados, en las provincias compiten en un mismo frente para hacerse más fuertes. En ese sentido, poder continuar trabajando una candidatura a nivel nacional, aunque no reporte un triunfo en octubre, podría proveer de un nivel de extensión y proyección nacional que facilite el armado para una próxima elección. En consecuencia, lo que parece claro es que de la elección de la Ciudad de Buenos Aires sólo quedará una fuerza con chances de seguir pensándose con relativo criterio como alternativa al Proyecto Nacional. La que resulte derrotada en la Ciudad, en cambio, es muy probable que resigne el capital electoral acuñado en la última elección y pase a integrar una de las tantas fuerzas que, a lo largo de la historia argentina, se haya imaginado como alternativa consolidada de poder luego de una buena elección pero después no pueda o no sepa como capitalizar ese buen desempeño y vaya perdiendo fuerza a lo largo del tiempo.

Todo indica entonces que la combinación de virtudes propias y desaciertos ajenos abre cierta expectativa para que el Proyecto Nacional por fin pueda contar con su réplica en la Ciudad. A seguir trabajando y aunando esfuerzos para que así sea.

Arturo Trinelli y Matías Rohmer

Politólogos UBA

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