El Presidente de la Federación Rusa, Vladimir Putin, visitó nuestro país el 12 de julio pasado de camino a la Sexta Cumbre de los BRICS (100Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica), que se llevó a cabo en Fortaleza, Brasil, entre el 14 y 16 de julio.
Los BRICS son la cara de un mundo nuevo que se caracteriza por un desplazamiento del eje de poder en tres direcciones: de Occidente a Oriente, de Norte a Sur, y del Atlántico al Pacífico. Su ascenso viene siendo vertiginoso pero no está exento de desafíos.
En los últimos 15 años tanto China como India y Rusia han incrementado sustancialmente su interés en la región. Estas naciones vienen experimentando un crecimiento económico sin parangón que conlleva el surgimiento de una nueva clase media mundial que se triplicará en los próximos 20 años (100superando los 3 mil millones de personas) y que para abastecerla necesitarán de los recursos que esta parte del mundo ofrece. Somos una región extensa, rica en minerales, energía, alimentos y agua, y relativamente poco poblada.
Volviendo a Rusia, dentro de los tres hermanos de Occidente (100el latino católico, del que venimos los argentinos; el anglosajón protestante y el eslavo ortodoxo) este país pertenece culturalmente a la esfera del último. Es el décimo país más poblado con más de 140 millones de habitantes y tiene la mayor superficie de la tierra. Es la séptima economía mundial y se destaca por sus reservas de gas natural y por su industria militar que lo hacen un país clave en la geopolítica de Eurasia. Está sentado en el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas por lo que cuenta con poder de veto. Este hecho le da enorme gravitación en la mesa de decisiones de las cuestiones internacionales. Asimismo, tiene el segundo arsenal de ojivas nucleares más grande del mundo, lo que lo transforma en un líder en el manejo de esta tecnología.
Se debe resaltar que Putin es el segundo mandatario ruso que visita Argentina en los 125 años de historia de las relaciones bilaterales. El primero fue Dimitri Medvedev en 2010, hombre muy ligado al actual presidente. Por ende, nuestro país recibió dos presidentes rusos en el breve lapso de 4 años. Este dato es significativo y debe leerse políticamente en el contexto de una priorización de Rusia por la región latinoamericana y por Argentina en particular.
El comercio bilateral ruso-argentino creció 30% en 2013 con respecto al año anterior, totalizando USD 2.600 millones. Las exportaciones argentinas se centraron en productos primarios (100frutas frescas y cítricos, carnes y despojos comestibles, lácteos y productos derivados, maní y frutas disecadas, mostos y bebidas alcohólicas), mientras que las importaciones desde Rusia tienen mayor valor agregado (100reactores nucleares, vehículos, productos farmacéuticos y tecnologías). Por el momento, el saldo de la balanza comercial es negativo para Argentina.
Por el lado de las inversiones, existen varias empresas rusas con intereses en sectores estratégicos argentinos como son el nuclear y el energético. El potencial productivo de gas y petróleo no convencional que encierra Vaca Muerta en Neuquén y Mendoza ha llamado la atención de empresarios rusos. En esta oportunidad un grupo de empresarios visitaron esta formación en la que YPF está comenzando la explotación junto con Chevron y algunas otras empresas.
La cooperación nuclear es también un área en la que ambas naciones se encuentran trabajando hace mucho tiempo. En esta oportunidad se ha firmado un nuevo acuerdo entre el Ministerio de Planificación Federal y la empresa estatal rusa Rosatom.
Por último, Putin ha renovado el apoyo de la Federación Rusa al reclamo argentino por las Islas Malvinas, Sandwich y Georgias del Sur frente a Gran Bretaña. Este hecho profundiza la vinculación ya que la cuestión Malvinas es una de las políticas de Estado más claras de la diplomacia argentina.
La visita entonces se enmarca en un novedoso interés de Rusia por estrechar lazos con la región y particularmente con nuestro país mientras que Argentina busca diversificar sus alianzas y aprovechar las oportunidades que la emergencia de los BRICS le ofrece. Para una potencia intermedia como Argentina, la vinculación con estos grandes jugadores representa un desafío interesante. El objetivo deberá ser siempre poder conciliar inteligente y efectivamente las necesidades internas con las oportunidades externas. Del resultado positivo de esta ecuación tendrá lugar la consecución del desarrollo tan buscado.
Gonzalo Santamarina
Instituto Gestar