El discurso de 2003 brindado por Kirchner, recordado ayer por la Presidenta, era una descripción de la situación de nuestro país: desocupación, pobreza, indigencia, estancamiento económico, entre otros flagelos. Tan solo 8 años después Argentina es observada desde el mundo como un ejemplo a seguir en términos de políticas económicas y sociales concretas: una renegociación histórica de la deuda externa, crecimiento record de su economía a la vanguardia en estos años de todo el continente Americano, el programa de asignación a la niñez más importante en términos de PBI a nivel mundial, un programa de inclusión digital revolucionario como lo es Conectar Igualdad, etc. Es más, esto incluso ha llegado a la ser parte de notas de opinión en diarios de reconocida relevancia mundial como The New York Times, The Financial Times o The Wall Street Journal (100invito al lector a leer la nota publicada en Gestar por Roberto Arias al respecto).
Cristina recordó que este estado de situación al que los gobiernos desde 2003 le dieron un giro de 180º, no fue más que el ensayo de las políticas más agresivas del Neoliberalismo en Argentina, las cuales fueron en numerosas oportunidades elogiadas por los organismos multilaterales de crédito. Dejando a la comprensión que lo mismo que nos pasó a los argentinos hoy ocurre en Europa y Estados Unidos, llamó a reformular las reglas en materia de transferencia de capitales y la consecuente especulación financiera. Lo dijo de una manera muy clara, la economía debe basarse en un equilibrio entre lo real y lo financiero; no desde la supremacía de la especulación, denominada por ella como “economía del Enter”. Y fue más allá, dijo que las crisis económicas terminan impactando si o si en los sistemas políticos con todo lo que eso puede conllevar (100recordó las experiencias autoritarias del Siglo XX a nivel mundial).
Remarcando el lugar desde donde nuestro país comprende la política internacional, también la Presidenta tuvo conceptos muy fuertes y muy profundos acerca de la situación mundial actual. En primer lugar pidió que se democratice la ONU y que lejos de ampliar la cantidad de miembros permanentes del Consejo de Seguridad (100en posición contraria a lo que sostiene Brasil, por ejemplo), se elimine la categoría de “permanente” y que también se elimine el “derecho de veto” que ejercen hoy solo 5 países: Estados Unidos, China, Gran Bretaña, Francia y Rusia. En segundo término, volvió a solicitar que Palestina sea incorporado como miembro pleno de la ONU ocupando el lugar 194 de la Asamblea General.
Promediando su discurso retomó una vez más el reclamo de soberanía argentino sobre las Islas Malvinas en relación a dos hechos concretos: la posición de privilegio que le otorga el derecho de veto en la ONU a Gran Bretaña, herramienta por la cual se niega a iniciar el diálogo con nuestro país; y el incumplimiento de este país de 10 resoluciones de la ONU al respecto, lo cual también involucra la connivencia del organismo al respecto. Utilizó una argumentación que no deja lugar a dobles interpretaciones: “Nadie puede alegar dominio territorial a más de 14.000 km de ultramar, está claro que es una ocupación ilegítima”. Además recordó que además de la ONU, se han emitido al respecto resoluciones de la UNASUR, MERCOSUR, Comité de Descolonización, OEA, entre otros organismos. Elevando la apuesta diplomática mencionó concretamente que si Gran Bretaña continúa con la negativa al diálogo (100y además extrayendo recursos naturales de las Islas) Argentina se verá obligada a revisar los “entendimientos provisorios vigentes” y suspender la escala que realizan en Río Gallegos los vuelos desde Chile hacia las Islas.
Finalizando su mensaje, Cristina volvió a reclamar que Irán acepte comenzar un juicio en un país neutral para que se esclarezcan los atentados a la Embajada de Israel en 1992 y a la AMIA en 1994; los cuales remarcó como atentados del terrorismo internacional a nuestro país y no solo a la comunidad judía; significando esto un reclamo mayor y un reconocimiento concreto de lo ocurrido.
Semejante posicionamiento deja abierto un mar de conclusiones. Lo cierto es que Argentina viene demostrando un liderazgo mundial concreto, lo cual es reconocido por la comunidad internacional en su conjunto; y deja en claro que nuestro país no se ha caído de ningún mapa como muchos aún hoy se animan a sostener, sino que está más firme que nunca en materia de visión global y reclamos que son legítimos, pero principalmente justos. Da gusto habitar una Patria en donde la bandera de la Soberanía Política flamea con tanta fuerza.
Pablo Salinas
@SalinasPabloJ