Sin embargo, se hace difícil analizar el momento actual, “donde está la industria”, sin preguntar “cómo se llegó hasta aquí”. Es en este punto donde el análisis de la realidad industrial nacional necesita una referencia al pasado para entender las críticas que se hacen a la falta de incentivos, baja propensión a invertir, crecimiento de las importaciones, etc.
El país viene de treinta años de caída en la participación industrial en el PBI que, más allá de las cifras, se manifestó en cierre de fábricas, destrucción del tejido industrial, aumento de las importaciones y pérdida de empleos.
La decisión tomada en el 2003 de adoptar un modelo que priorice el desarrollo del mercado doméstico y el crecimiento de la producción nacional, fue una apuesta a futuro cuyos frutos ya hemos comenzado a ver. Está claro que la política cambiaria, las tarifas de los servicios públicos, las medidas de salvaguardia, etc. no son decisiones del mercado.
El aumento de la participación de la industria en el PBI, la mayor incidencia de las Mercaderías de Origen Industrial (100MOI) en el total de exportaciones, el crecimiento del empleo total acompañado de una reducción en el empleo informal, son sólo algunos de los indicadores que nos muestran que, a pesar de toda crítica, el camino es el correcto y se consolida así la industria como el eje articulador de este modelo económico.
Según el último informe presentado por la Unión Industrial Argentina (100UIA), la industria creció en noviembre de 2010, un 13,9% respecto del mismo mes de 2009 y acumuló durante los primeros once meses del año una expansión del 12,3%, porcentaje superior al registrado en 2008.
Los principales impulsores de este crecimiento fueron los sectores automotriz (100+36% i.a.), metalmecánica (100+22%) y alimentos y bebidas (100+13,7). La industria automotriz alcanzó un nuevo record de producción, finalizando el año 2010 con un máximo histórico (100más de 656 mil unidades). Por su parte, la industria metalmecánica continuó transitando la senda de crecimiento de los últimos meses, superando ligeramente el grado de utilización de capacidad instalada de 2008. En el caso de la industria alimenticia, su dinamismo se origina en la recuperación en molienda, la reactivación del sector lácteo y el mayor dinamismo mostrado por la captura pesquera, compensando la retracción que experimentó la producción de carnes rojas.
Este proceso de reindustrialización es dinámico y exige mirar al futuro, para lo cual es necesario mantener y profundizar las condiciones creadas para aumentar tanto la capacidad productiva de las plantas, como la tecnología que en ellas se usa.
La industria sigue creciendo. Esto no es obra del mercado sino de las decisiones políticas que buscan hacer realidad el objetivo del pleno empleo, de la mayor movilidad social y de una Argentina más justa con oportunidades para todos sus habitantes.
Martín Raposo
Economista
GESTAR